miércoles, 12 de octubre de 2016

SITUACIONES NOVEDOSAS PARA TURQUÍA E IRÁN





Víctor Morales Lezcano
         Cualquier observador atento al curso, y pulso, registrables en el terreno de las actuales relaciones entre los actores del sistema internacional constatará, de inmediato, sus altibajos y cambiantes inclinaciones. Algo de esta tendencia, hemos podido observar en Turquía  a partir de la mitad de pasado mes de julio. O sea, cuando un presunto golpe de Estado (fallido) contra el Gobierno de aquella república ha introducido no solo un cisma político en el seno de la sociedad turca, sino también “algunas” alteraciones en el juego de alianzas, distanciamientos y enemistades que venía desplegando la presidencia de la república turca.
         En la línea de las alteraciones antes apuntadas, donde solo había alguna discordancia (con la Unión Europea, por ejemplo), han emergido ahora el recelo y la reticencia entre Ankara y ciertas cancillerías europeas, la de Berlín, muy en particular. Mientras que, por el contrario, Erdogan no dudó en rendir visita, desde un primer momento, al Kremlin para rebajar la “tirantez” existente entre Moscú y Ankara a causa de un incidente aéreo de todos recordado. Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno iraní, que preside Mohamed Rouhani, realizó un viaje-relámpago en agosto de este año para confraternizar diplomáticamente con R.T. Erdogan, sumido de lleno en la crisis interna de Turquía, que desató el golpe militar y policiaco. Un ¿simulacro? que sorprendió tanto a la península de Anatolia como al conjunto de actores internacionales más involucrados en lo que venimos denominando en estas páginas de El Imparcial la segunda cuestión de Oriente.
         Alcanzamos ahora el otro punto neurálgico de nuestro leit-motiv. No está tan lejana la fecha del acuerdo que seis potencias occidentales (China, Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y Alemania) firmaron con Irán en julio  de 2015. Los objetivos prioritarios que se fijaron en el acuerdo fueron, esencialmente, los siguientes: desbloqueo gradual del aislamiento económico y financiero de la República Islámica de Irán, y paralelo proceso de limitación  de uranio enriquecido por parte iraní.
         Es todavía pronto para aventurarse a pensar que, de ahora en adelante, todo va a ser mieles en las relaciones un tanto truculentas que Teherán viene manteniendo con el tándem euro-americano; al menos, desde que tuvo lugar la revolución iraní de 1979. Se impone, pues, un período de tiempo prudencial antes de proclamar el fin de una enemistad pertinaz, que puede estar evolucionando hacia un tanteo pletórico de cautelas por ambas partes. Todo podría conducir hacia la normalización de aquellas relaciones  -o no- en una zona de fechas realmente  impredecible desde el mirador actual.
         Pongamos unos ejemplos de la fase de aproximación naciente entre Irán y España  dentro del marco de la cooperación inter-universitaria de ambos países. Veamos el estado de este rapprochement. Desde hace unos años, la joven Sociedad Española de Iranología (SEI), con sede en Madrid, viene celebrado unos congresos anuales en torno al pasado (y un poco también en torno al presente) de las relaciones que la milenaria Persia y nuestros ancestrales imperios alejandrino-romano-bizantino  mantuvieron en la Antigüedad. La SEI ha procurado abrir una ventana, además, a las relaciones hispano-iraníes en tiempos modernos; o sea, a partir del siglo XVI, cuando se produce la conjunción del poder político de la dinastía safávida y la opción chií, vertiente religiosa de la civilización y cultura persas que se remonta al siglo VII.
         La SEI, además, publica anualmente un boletín que recoge las ponencias (y ojalá algún día también los debates) que se han leído en los sucesivos congresos. El congreso de este año (6 y 7 de octubre, Universidad de Murcia) ha iniciado una apertura internacional muy plausible.
         A las iniciativas de la SEI, se añade también la aportación de la Universidad Autónoma de Madrid. La UAM, en este caso con una orientación más divulgativa que científica, ha convocado recientemente un sugestivo encuentro   consagrado al tema de España e Irán. Miradas y representaciones. Enhorabuena a la UAM por esta iniciativa. En ambas experiencias universitarias (de más está decirlo) ha sido patente la presencia de profesores e investigadores procedentes de varias universidades iraníes, casos de la Emam Sadiq,  de Teherán; y de la  Bu-Ali Sina, de la ciudad de Hamadán, entre otras.
         Otros encuentros entre los mundos hispano e iraní tendrán lugar en el futuro  de estos dos  países,  no demasiado comunicados hasta hace pocos años. No cabe duda de que en la nueva orientación aperturista de Occidente hacia Oriente -y naturalmente del revés-, las lenguas peninsulares, el farsi, y recurrentemente la lengua inglesa servirán de vehículos para impulsar la aventura del diálogo entre naciones y pueblos, basada, precisamente, en la diplomacia cultural.

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