Madrid, 9 de abril de 2018
Al Embajador de Alemania en España
Quiero manifestarle la repugnancia que me ha producido la decisión tomada, en contra de España y los españoles, por un juez inepto de su país acerca del golpista y pro-nazi C. Puigdemont, y la no menos vergonzosa forma de expresarse al respecto por parte del gobierno alemán, digno heredero de los gobiernos nacional-socialistas de Hitler.
Ya sabía que Alemania ha sido la causa de las mayores atrocidades desde hace quinientos años (la guerra de los campesinos, la de los Treinta Años, etc.) y, sobre todo, en los últimos cien; que ha causado decenas de millones de muertes violentas; que siempre ha promovido y protegido a los regímenes más ignominiosos; que ha utilizado neciamente la técnica del divide et impera, a fin de crearse una especie de imperio (así en Yugoslavia, etc.) que no pasa de ser un espejismo, y que por todo ello, el estado alemán debería salir de la UE y de cualquier institución que respete los derechos humanos.
Ya sabía también que nunca cumple con sus compromisos y que saquea a los demás países cuando se le presenta la ocasión de hacerlo. Ahora, con la actuación del desvergonzado juez alemán y el no menos desvergonzado gobierno de su país, Alemania ha llegado al colmo. Lo que su país ha logrado es hacerse acreedor al mayor de los desprecios y hostilidades.
Como admirador de Goethe y Thomas Mann, estoy seguro que esos dos grandes autores hoy renunciarían a su condición de alemanes. Aunque, sin duda, su nefando gobierno tendría el apoyo de esos grotescos y megalómanos filosofastros llamados Kant, Fichte, Hegel y Heidegger, de ese espanto de la Historia que fue Marx, y de esos simpáticos bufones llamados Schopenhauer y Nietzsche.
Un país no se puede rebajar más de lo que se ha rebajado Alemania. Se lo dice un viejo profesor de Universidad, autor de más de treinta libros, algunos de los cuales han sido traducidos al alemán.
Firmado,
Pr. Dr. Ignacio Gómez de Liaño Alamillo
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