jueves, 28 de junio de 2018

El almirez: MISOGINIA, MISERIA MORAL


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Julia Sáez-Angulo

            Los varones afectados por una extraña enfermad moral que se llama misoginia, se les reconoce enseguida con un ligero test en las reuniones, decisiones, juntas de vecinos, de Universidad o de Colegios profesionales, cuando dirigen o participan en esos encuentros.

            Que una voz femenina les incordie o les lleve la contraria les altera, les pone de los nervios, les irrita… y responden con la caballería en vez de la caballerosidad que les hubiera caracterizado si hubieran escuchado el elogio o el aplauso, máxime si estaban acostumbrados a esto último.

            ¡Ya están las mujeres incordiando! ¡Qué pesadas, siempre ellas dando la lata, las más audaces, las más atrevidas…y eso que han estado hasta hace dos días pelando patatas! Quizás sea por ello. Hay que rebajarles los humos a estas parvenues, a estas advenedizas de ideas cortas, parecen pensar para sí.

            A ésta la pongo yo en su sitio, ¡faltaría más! Y comienza la catarata del misógino para minar la voz femenina. Después de todo, no se corre ningún peligro. Ya se sabe que una mujer solo tiene media bofetada, al decir de la magistrada Milagros Calvo, mientras que para reprobar a un hombre hay que medirse las crestas.

            El método, el test de medición de la misoginia –más que del machismo- no falla.




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