"Borges y Bioy Casares" representados en el Café La Biela. Buenos Aires
Julia Sáez-Angulo
Fotos: Adriana Zapisek
24/12/21.- Buenos Aires.- “Aprovecha tu estancia en Buenos Aires para descansar y promocionar tus libros, que a los argentinos les encanta la literatura y no son más que unos europeos enclavados en América. Ya me contarás”, me escribe el amigo historiador valenciano Francisco Manuel Pastor Garrigues. Su padre, actor, viajó en vida por distintos países iberoamericanos, entre ellos Argentina.
Emilio Porta, escritor, que ya estuvo en Buenos Aires, insiste para que no me pierda la visita del Ateneo de los Libros, la catedral de libros en el antiguo teatro Grand Splendid. Precisamente tenía previsto visitarlo junto a Raúl Lavalle, que explica con calma las cosas. Realmente espectacular instalar una gran librería en el antiguo teatro a la italiana con sus palcos y plateas, una librería de las más bellas del mundo. “El italiano”, novela de Arturo Pérez Reverte estaba entre los mejor ofrecidos a la venta.
Tomás Paredes, presidente de honor de AMCA, me recomienda que conozca, a través del escritor Roberto Alifano, “al poeta argentino Antonio Requeni, académico y estupendo y conocedor del maravilloso Marco Denevi, excelente cuentista: Rosaura a las diez, Hierba del cielo...”. Todo se andará. Los amigos informan y recomiendan. Hemos quedado en reunirnos en la Sociedad Argentina de Escritores, SADE, el próximo martes.
La escritora Tecla Portela, me recuerda en un artículo, que la Academia Argentina de las Letras recomienda emplear la palabra "español" como reflejo del panhispanismo, en contra de la tradición de su país, que siempre lo llamó castellano, salvo en el estudio para extranjeros por correlación con el Spanish. Lo cierto es que el castellano naciente del año 1200 es muy distante del español de 1500, una lengua que refleja ya la síntesis natural del castellano, el asturiano-leonés, el mozárabe y otras lenguas romances de la Península Ibérica.
A la lusista Tecla Portela he de darle una buena alegría: hay un busto de Camoens en el parque de Belgrano de Buenos Aires.
Lo cierto es que la capital argentina cuenta con numerosos bustos y estatuas en honor y recuerdo de escritores, principalmente junto a la Biblioteca Nacional, donde no faltan las estatuas o bustos de Borges, Julio Cortázar, Manuel Mugica Laínez… amén del encuentro y representación de las dos figuras de Borges y Adolfo Bioy Casares en una mesa en el célebre Café La Biela, en el barrio de Recoleta. Hemos cumplido con el rito de los turistas de hacerse una foto sentada junto a ellos.
Buenos Aires y la literatura continúan juntos. En el largo paseo por los barrios de Retiro y Recoleta, presencias de bustos en las magníficas plazas de árboles carnosos: ombúes, gomeros (no son árboles sino arbustos gigantescos), araucarias, tupas, magnolios, ceibos con su flor nacional de Argentina desde 1942 y la celebración de su día el 22 de noviembre… El fotógrafo español Javier Abella fotografió el ceibo como nadie.
No solo de bustos y estatuas vive la ciudad.
El busto de Ortega y Gasset se lo llevó uno de los vándalos busca-bronces y, al comprobar que no era tal preciado metal, lo tiró a la calle y se recuperó para volver a su pedestal. No muy lejos y dentro del paseo, otro busto al premio Nobel de Fisiología 1959, Severo Ochoa, obsequio de la comunidad asturiana a la municipalidad bonaerense. Los bustos hoy han de ser de resina patinada en bronce para evitar tentaciones.
Tampoco está muy lejos la calle “Francisco de Vittoria”, el gran creador español del Derecho de Gentes o Derecho Internacional, que la alcaldía ha escrito en la placa callejera con una redoblada “t”, como si fuera un italiano. Convendría una rectificación al respecto. El profesor salmantino Francisco de Vitoria (1483-1546) se lo merece. Fue todo un pionero del pensamiento humanista, junto al jesuita Francisco Suarez de Toledo (1547-1617) en la Universidad renacentista de Salamanca.
Y para terminar, decir que estuvimos en el Teatro Torcuato Tasso, para ver a Los Amado, un grupo de show musical, similar pero distinto a Los Luthiers, que nos hicieron reír y bailar con su estilo engominado años 40, en un espacio del mismo aire, después de saborear una cena. Era en el antiguo y noble barrio de San Telmo, del que huyó la población acomodada a primeros del XX, por una pandemia de gripe amarilla. ¿Les suena la historia? La recomendación de Los Amado vino de la pintora Cuchi de Osma en Madrid. El boca a boca funciona a los dos lados del Atlántico.
Camoens en el parque de Belgrano. Buenos AiresCeibo, flor nacional de Argentina desde 1942
Maica Bas y Adolfo Bioy Casares en El Escorial (1998)
Aquí me tienes con mi querido y entrañable Adolfo Bioy. Toda una semana que estuvo a mis cuidados en El Escorial. Un año antes de fallecer a los 84 años en el hospital bonaerense Cemic.Grandes conversaciones sobre literatura y en especial de datos muy intimos de Borges. Muy caballeroso se parecía mucho físicamente a mi abuelo materno. MAICA BAS
ResponderEliminarRealmente merecerá la pena la publicación de un pequeño libro, "Crónica y memoria de Buenos Aires" lo llamaría yo... pero tú sabes elegir bien títulos, que contendrá estos maravillosos textos y fotos de tu estancia y recorrido en la capital argentina. La entrada de hoy es, también por las fotos, de enmarcar. París y Buenos Aires fueron para mi, desde mi adolescencia y mi intención y sueños de ser escritor, mis dos ciudades míticas, más por lo imaginado y leído que por lo vivido. Mi visita y estancia en la ciudad que tú ahora recorres y disfrutas con intensidad y plenitud fue uno de los grandes regalos de mi vida, una invitación que nunca olvidaré. Una de mis novelas publicadas, El Amuleto, transcurre allí en su segunda parte, parte escrita, curiosamente, cuando aún no había pisado sus calles. Pasear por ellas, conocer sus rincones, confirmó todo lo que mi imaginación había creado. Ahora estoy reviviendo todo gracias a tu escritura, espléndida y precisa. Gracias, Julia. Nos trasladas a un mundo real y mágico a la vez, monumento literario universal, verdadero patrimonio de la Historia y la cultura.
ResponderEliminarGracias Julia por este recorrido por la riqueza de Buenos Aires. Ha sido un gran placer leerte , vivir contigo tanta riqueza, y sentir tu admiración, que me trasladas, por este señor que se parecía a tu abuelo, un lujo conocerlo. Cuánta riqueza acumulada!!!
ResponderEliminarUn gran abrazo
Amalia