Ceské Velenice (Chekia) (Foto Wikipedia)
Localización de Austria (verde) y República Checa (naranja).
Julia Sáez-Angulo
3/2/22.- Gmünd (Austria).- Cruzamos el puente sobre el río Leiznich, frontera entre Austria y Chekia, o más exactamente entre la dos localidades de Gmünd y Ceské Velenice. Nada, un paseo de cinco minutos desde el castillo de los Habsburgo al puente. La sorpresa es que nos recibe una avalancha de comercios vietnamitas al otro lado y me explican: los trajo a esta tierra el régimen soviético para trabajar y hacer una pantalla entre los germánicos austriacos y los checos, para que no se influyeran en la lengua y la cultura austriaca, me informan.
Fue inútil, porque los asiáticos crearon su propio gueto, se dedicaron al comercio, las peluquerías y los restaurantes, mientras los checos siguieron entregándose a la industria en un gran polígono que tienen en la localidad citada que como todo el país tiene una lengua muy diferente de la germana con varios acentos y otras tildes.
Los vietnamitas acabaron por aprender el alemán y checo al unísono, no así el inglés, como pude comprobar en la camarera que nos atendió en el gran restaurante Viet House, cuya entrada estaba presidida por una deidad oriental. El lugar estaba adornado con muchas orquídeas como le gustan a mi anfitriona, porque dice que además de bellas duran más que otras flores.
La parte interior de Ceské Velenize cuenta con bellos y antiguos palacios que hablan de gloriosos tiempos pasados que ya no vuelven, por mucho que digan que el tiempo es circular o se hable del eterno retorno. Eso es otra cosa.
Después de la comida vietnamita, acudimos a unos amplios almacenes asiáticos donde vendían de todo como en un bazar y compramos regalos (trajes, bolsos, zapatos, calcetines con dibujos divertidos, jerseys, echarpes, camisetas, juguetes…), todo para las próximas Navidades y las siguientes hasta el 2030, año de plazo que se dan los políticos para reconvertirnos a todos en obedientes veganos y recicladores ecológicos. Los precios eran estupendos.
Antes de cruzar el puente a Gmünd, divisamos como espías un gran campo de placas solares, pese a que se trata del norte europeo. Con el cambio climático, ya se sabe: viñas en Inglaterra y placas solares en Chekia.
Mañana regreso a Viena para despedirme de la capital austriaca. Siento pena dejar el castillo y los bosques de Gmünd, que conocí por primera vez en 2015, cuando vine con los artistas visuales del Grupo pro Arte y Cultura, liderados por Mayte Spínola, a exponer una gran colección permanente en el castillo, en el que nos recibió el anfitrión con cordialidad. A la inauguración vino gentilmente el embajador de España.
Al año siguiente 2016, el archiduque Andrés Salvador y el Grupo pro Arte y Cultura restauraron la capilla del castillo. Magníficos pintores del Grupo (Aracely Alarcón, Damián Retamar y Nati Cañada) restauraron y pintaron la capilla y sus paneles.
A partir de 2017, correo va y correo viene, el archiduque y yo armamos un libro con sus interesantes escritos, que ya está terminado. Nos queda una somera revisión común para publicarlo. Tenemos un cerro de fotos recientes e históricas que seleccionará y documentará para el libro. Todo en tiempo y forma como dicen los hombres del Derecho.
He aprendido mucho de la historia de Austria y los Habsburgo de la mano de Andrés Salvador, un humanista, que además es experto en el Agua, como lo ha demostrado a lo largo de su carrera profesional y al convocar, en septiembre de 2021, un gran Simposio Internacional sobre el Agua en Gmünd, la ciudad de los estanques y lagos.
Aracely Alarcón y Damián Retamar, en la capilla del castillo de Gmünd (2016)
Julia Sáez-Angulo con el libro de Andrés Salvador (2022)
Live your dream.Catch your dream.Be Happy.
ResponderEliminarGood day.Kisses
Magnífico Artículo sobre unos personajes, un tiempo, y una actuación, que nos encantaría volver a recordar.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por vuestro trabajo un beso enorme