Pintura de Charo Marín
Charo Marín apoyada en el murete de la fuente de Silvestre Montesinos
Julia Sáez-Angulo
19/12/23 .- Valencia .- Valencia recibe con una luz más blanca, rosácea, que la de la meseta. Las palmeras se prodigan y señalan la cercanía del mar, y los naranjos se revisten de frutos brillantes como los árboles de Navidad. Mi apartamento turístico está frente al puente de la Trinidad del siglo XV, que emboca el antiguo monasterio del mismo nombre. Dos estatuas, de un obispo y un fraile, parecen dar la bienvenida y el derecho de paso al otro lado. El bilingüismo del valenciano y el español reposa en los indicadores de tráfico. Valencia es luminosa y ofrece una vida cultural interesante, con soberbios museos y excelentes exposiciones.
La céntrica plaza de la Virgen -la preciosa basílica de la Virgen de los Desamparados está cerca- es punto de cita, junto a la fuente que construyó Manuel Silvestre Montesinos en 1976, una gran estatua alegórica del río Turia y sus ocho acequias representadas alrededor por pequeñas estatuas de valencianas con rodetes y peinetas, más un cántaro en la mano. No lejos están los escaños en piedra donde se reúnen semanalmente los miembros del Tribunal de Aguas de Valencia, una rareza jurídica que estudiamos en la Facultad de Derecho. El agua es muy importante para Valencia y sus productos cítricos. Un arbitraje impecable. La catedral y su célebre torre, el Miguelete, con sonoras campanas están al lado
Entramos a basílica de la Virgen de los Desamparados a oír a misa de 13 horas, donde cantan a diario los pueri cantores con frescos de Antonio Palomino en la cúpula oval con casi un centenar de personajes celestiales en torno a la Virgen “Geperudeta”, la imagen de la Virgen inclinada como una jorobadita, para mirar y atender a los hombres suplicantes. Muy barroca, la basílica envuelve con su horror vacui.
Con tanta belleza en el centro histórico artístico de Valencia, corría el peligro no llegar al objetivo del viaje: visitar la exposición de arte de Charo Marín en la Real Academia de Cultura Valenciana, donde nos recibe con amabilidad, a la pintora a y a mí, José Aparicio Pérez. “Sobre la piedra, mi piel", es el título de la muestra junto a otra artista, Teresa Andrés, muestra que permanecerá abierta hasta el próximo 11 de enero.
La pintura de Charo Marín es un despliegue de color, con personajes misteriosos de la infancia, que aparecen en esa fusión inteligente de figuración y abstracción, de dibujo y gesto, de pincelada resuelta para emanar esos personajes del mundo y del aire, que dan vida a la pintura de una artista con cuatro décadas de talento y actividad el arte, con un centenar de exposiciones a la espalda.
El mundo de los niños preocupa a la autora y conecta con la necesidad de nuestro presente, pero lejos de ser obvia en su planteamiento, la pintora hace emerger pequeñas caras o rostros que asoman con su inocencia, esperanza o ausencia malograda. Tiene escritos trece relatos sobre niños en diversas situaciones difíciles, de las que salen adelante.
La pintora expone también en una muestra colectiva en la galería “Arte e Investigación” de Madrid, dirigida por Alfonso. “Estoy en buena racha, porque he vendido obra en ambos foros”, dice la artista, recontenta, en estos tiempos en que algunos se quejan de la dificultad de las ventas.
Charo Marín vive por y para el arte. Ha renunciado a otras actividades más lucrativas en su vida, para consagrarse por entero a la creatividad estética, a la que ha sido llamada. “Paso horas y horas pintando y dibujando, porque es lo mío, y son los momentos en los que me siento más feliz o satisfecha”, declara esa mujer generosa, llena de amigos intelectuales a los que incorpora en su exposición, ya que durante ella ha invitado a tres escritores a presentar sus libros u otras actividades culturales.
En la exposición de la citada Real Academia, se exponen también diseños de kimonos y túnicas, con palabras en griego y joyas en oro y plata, que muestran el buen diseño de Charo Marín, una licenciada en Bellas Artes que va citando a sus profesores a lo largo del paseo por la ciudad del Turia, desde Silvestre Montesinos, autor de la fuente del Turia o Felipe Garín, historiador de arte y director en su día de dos museos tan importantes como el San Pío V de Valencia o el Prado en Madrid.
En esta ocasión los diseños de joyería giran en torno a la cruz, símbolo de los cristianos, y aceptada como ornamentación pop en pendientes y colgantes de muchos jóvenes. Charo Marín y Teresa Andrés se conjuraron para inspirarse ambas en aquella.
Charo Marín Miguel (Valencia, 1952) es y se siente muy valenciana, aunque su padre viniera de Teruel. Todos se integraron en esta gran ciudad mediterránea, que le inspira y ayuda a crear arte. En su catálogo general figuran más de dos mil cuadros, y decenas de diseños de ropa, principalmente kimonos, así como joyas con formas alegres y coloristas.
Un recorrido por calles y grandiosos belenes en la ciudad del Turia, junto a la escritora Alicia Navarro y su hija Sol, completó el paseo de la jornada. Charo Marín nos sigue despacio con su elegante bastón de marquesa/duquesa de Valencia.
Más información
https://lamiradaactual.blogspot.com/2023/11/sobre-la-piedra-mi-piel-teresa-andres.html
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Charo Marín, artista visual
Hace ya muchos años, pero no diré cuántos para no traicionar a nadie, que Charo es la luz de Valencia en París y otros centros telúricos de la geografía mundial. Cada vez que su bastón de mando se apoya en Trocadéro, sobre el Museo del Hombre y mirando al Campo de Marte, tengo la certitud que el Santo Grial ha hecho una escapada desde la Catedral de Valencia hasta la Pirámide que todo el mundo llama, del Louvre y vd por donde Charo Marín suele perderse unas horas, antes de venir a saludarme.
ResponderEliminarQue suerte tener ese "don" para pintar con tanto talento.
ResponderEliminarFelicidades Charo Marín.Que lo pases bien en la grata compañía de Julia.