domingo, 26 de enero de 2014

Simone Weil, autora de “La condición obrera”, editado por Trotta






Julia Sáez-Angulo

           

            Simone Weil es la autora de “La condición obrera”, publicado por la editorial  Trotta, recoge la experiencia del trabajo de fábrica que hace la autora entre diciembre de 1934 y agosto de 1935. El texto obedece al intento de someter sus ideas a la prueba de la realidad. Este contacto con la vida real tiene para ella como para la evolución de su pensamiento consecuencias que van más allá de la intención inicial de estudiar “las condiciones reales que determinan la servidumbre o libertad de los obreros”.

            La traducción del libro es de Teresa Escartín Carasol y José Luis Escartín Carasol. La introducción y notas de Robert Chenavier. El libro tiene los apartados de La fábrica, el trabajo, las máquinas  y  “Todo lo que se puede hacer provisionalmente. Además el volumen cuenta con tres anexos de artículos o ediciones anteriores.

Simone Weil (París, 1909 – Ashford, Inglaterra, 1943) era de familia judía. Estudió en la Escuela Normal Superior y más tarde Filosofía con Alain. Se alistó con los anarquistas españoles para combatir en la guerra de 1936 y con la ocupación alemana abandona París, trabajó por la resistencia y murió de anorexia nerviosa cerca de Londres. Entre las obras de Simone Weil se encuentran: El conocimiento sobrenatural, A la espera de Dios, Écrits historiques et politiques, Escritos de Londres y últimas cartas, Echar raíces, La fuente griega y otros.

Simone Weil publicó en vida artículos en diversas revistas, pero no se editó ninguna obra, ya se trate de un estudio estructurado o de una reunión de textos”, recuerda el estudioso Robert Chenavier.

Para analizar las causas de la opresión decide hacerse obrera en 1934. Simone Weil  quiere tener de primera mano un conjunto de elementos que concierne a la acción y a la reflexión. La “vida real” le lleva a ser reivindicativa, más allá de su condición de catedrática, desde los verdaderos comienzos de su vida militante en Le Puy en 1931. Era un tiempo de utopías, cuando esas utopías no habían devenidos en nuevos sistemas totalitarios.

La degradación social de la clase obrera en los años 30 y 40 era un hecho y “crea una zona de silencio en la que los seres humanos se encuentran encerrados como en una isla.

Una serie de cartas a distintos personajes de su tiempo revela también las inquietudes filosofías y reales de esta mujer valiente y preparada, generosa y testimonio clave de su tiempo, pese a las equivocaciones puntuales por falta de perspectiva.



           

           



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