Julia Sáez-Angulo
Simone
Weil es la autora de “La condición obrera”, publicado por la editorial Trotta, recoge la experiencia del trabajo de
fábrica que hace la autora entre diciembre de 1934 y agosto de 1935. El texto
obedece al intento de someter sus ideas a la prueba de la realidad. Este
contacto con la vida real tiene para ella como para la evolución de su
pensamiento consecuencias que van más allá de la intención inicial de estudiar
“las condiciones reales que determinan la servidumbre o libertad de los
obreros”.
La
traducción del libro es de Teresa Escartín Carasol y José Luis Escartín
Carasol. La introducción y notas de Robert Chenavier. El libro tiene los
apartados de La fábrica, el trabajo, las
máquinas y “Todo lo que se puede hacer provisionalmente.
Además el volumen cuenta con tres anexos de artículos o ediciones anteriores.
Simone Weil (París, 1909 –
Ashford, Inglaterra, 1943) era de familia judía. Estudió en la Escuela Normal
Superior y más tarde Filosofía con Alain. Se alistó con los anarquistas
españoles para combatir en la guerra de 1936 y con la ocupación alemana
abandona París, trabajó por la resistencia y murió de anorexia nerviosa cerca
de Londres. Entre las obras de Simone Weil se encuentran: El conocimiento sobrenatural, A la espera de Dios, Écrits historiques
et politiques, Escritos de Londres y últimas cartas, Echar raíces, La fuente
griega y otros.
Simone Weil publicó en vida
artículos en diversas revistas, pero no se editó ninguna obra, ya se trate de
un estudio estructurado o de una reunión de textos”, recuerda el estudioso
Robert Chenavier.
Para analizar las causas de
la opresión decide hacerse obrera en 1934. Simone Weil quiere tener de primera mano un conjunto de
elementos que concierne a la acción y a la reflexión. La “vida real” le lleva a
ser reivindicativa, más allá de su condición de catedrática, desde los
verdaderos comienzos de su vida militante en Le Puy en 1931. Era un tiempo de
utopías, cuando esas utopías no habían devenidos en nuevos sistemas
totalitarios.
La degradación social de la
clase obrera en los años 30 y 40 era un hecho y “crea una zona de silencio en
la que los seres humanos se encuentran encerrados como en una isla.
Una serie de cartas a
distintos personajes de su tiempo revela también las inquietudes filosofías y
reales de esta mujer valiente y preparada, generosa y testimonio clave de su
tiempo, pese a las equivocaciones puntuales por falta de perspectiva.
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