miércoles, 29 de enero de 2014





L.M.A.

Confesiones de un monje es el título del libro escrito por Bernardo García Pintado, publicado por Sial Ediciones y presentado en Ámbito Cultural de El Corte Inglés por el historiador Javier Bahamonde, el escritor Javier Ozores y el catedrático de Literatura José María Paz Gago.




Bernardo-Recaredo García Pintado (Quiñones del Río, León) se ha pasado su larga vida cantando las alabanzas divinas en gregoriano y enseñando a varias generaciones de aspirantes a monjes a interpretarlo y amarlo. Ha caminado gozoso siguiendo la estrella y la estela del ora y labora (y también del adora), que durante siglos han brillado en el firmamento de los claustros monásticos. A un lado y otro de ese sendero ha ido arrojando semillas de vida en forma de reflexiones en la Revista Litúrgica Argentina y en Glosas Silenses, como director de ambas durante varios años. Ha cultivado con esmero el jardín de la poesía, cuyos ramilletes de poemas siguen exhalando su aroma en tres distintos pomos: Canto silente (Sial 2008), Máteme tu hermosura (Sial 2008) y El Río del misterio -con un CD- (Sial 2010). Mientras estuvo en el Monasterio Benedictino de las Condes en Chile frecuentó la Universidad Católica de Santiago y aprendió a bucear en el mar de sabiduría de los padres de la Iglesia, cuyo trofeo más representativo lleva el nombre de Espiritualidad y “Lectio divina” en las “Sentencias” de San Isidoro de Sevilla, Ediciones Monte Casino, Zamora, 1980.
        
Después de cincuenta años engendrando hijos de Dios y miembros de la Iglesia mediante el Bautismo y asistiendo a centenares de nupcias cristianas como testigo representante del Señor y en nombre de la misma Iglesia, de modo especial en el Monasterio de San Benito de Buenos Aires donde vivió veintisiete años, en la actualidad, sin dejar de entonar el ora et adora, pastorea con su cayado la grey de la Villa de Silos. Y aún le queda tiempo para practicar el labora en la biblioteca. El secreto de cómo ha hecho y cómo hace todo lo dicho nos lo cuenta en estas Confesiones de un monje.



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