Julia Sáez-Angulo
15/12/23 .- Madrid .- De todos es sabido que en estas fechas navideñas, los españoles se reúnen para celebrar en la mesa la Navidad o el solsticio de invierno, según las distintas sensibilidades. De que se hace en Madrid, doy fe, pero ya se sabe que Madrid es el crisol de todas las Españas, como decía don Antonio Machado. Mis antepasados carlistas también hablaban de las Españas, algo que a mí no me entusiasmaba, porque soy más bien jacobina y me gusta el singular.
No falla: todas las instituciones, empresas, corporaciones, gremios, asociaciones, agrupaciones, foros, peñas, clubs, tertulias, sectas ocultas y sociedades secretas, convocan a sus miembros, socios o militantes, para estas comida fraternas, antes de la llegada de la Navidad en que se celebra ya recogidos y en familia.
La Agrupación Española de Acuarelistas, AEDA, convocó a los suyos para su ágape anual en el restaurante Puerta Grande, como corresponde a un recinto cercano a la plaza de toros. Uno de los mejores acuarelistas de España, Pablo Rebiriego, todo un caballero, y su mujer, Mercedes Ballesteros, tuvieron la gentileza de invitarme a participar del condumio colectivo.
La estrategia de la mesa es importante para pasarlo bien o no tan bien. Años atrás, los periodistas temíamos caer junto al llamado “cónsul de Sitges en Madrid”, porque era el comensal más pesado del reino de España. Hace tiempo que no se sabe de él, supongo que habrá vuelto jubilado a la hermosa Cataluña. Digamos que, en mi mesa de seis personas, gocé con la presencia y conversación de Pablo y Mercedes, pintores; el coleccionista de arte Jesús Barriopedro, el casero de AEDA, con cientos de cuadros en su haber y Nati, su compañera, además de Antonio Calderón y su sombrero, crítico de arte. Muy variada la situación, así que lo pasamos bien.
AEDA es una agrupación muy numerosa y entusiasta, está formada mayoritariamente por mujeres, al igual que el Cuerpo de Conservadores de Museos, al que se le llama coloquialmente “la cuerpa”, por el dominio de mujeres. Si es que no me extraña que los hombres pusieran barreras a las mujeres en la Historia, porque en cuanto entran ellas, arrasan con su presencia y buen saber hacer. ¡Benditas sean!
Este año ha sido grande para los acuarelistas porque mostraron con éxito acuarelas de gran formato en la querida y célebre Casa de Vacas del Retiro de Madrid, dirigida por la sabia Lola Chamero. Con idea y realización del comisario Pablo Reviriego, la exposición fue un hito y acontecimiento.
José Ismer (1954), un histórico de la Agrupación, sentado en la mesa presidencial de la Junta Directiva, me entregó un tríptico que anuncia su próxima exposición en la propia sede de AEDA (c/ Benito Castro, 12 bis. Madrid). Es un hombre tan querido que nadie le falla en la inauguración.
Isabel Alonso, Alosete, otra grande de la acuarela, nos anuncia que los días 12 y 13 de enero próximo, llega desde Bilbao a su estudio, el gran acuarelista Justo San Felices para impartir un curso de acuarela en el fin de semana. Todo un acontecimiento.
Mercedes Ballesteros me cuenta en confidencia (¡qué ilusa contar en confidencia algo a un periodista, aunque sea amiga!), que se trae entre manos un retrato colectivo como difícil reto, que le llevará tiempo, pero que lo aborda con ilusión. Dejémoslo aquí.
Blas Romero, “El Platanito” (1945), un torero que tomó la alternativa en la madrileña plaza de Vista Alegre en 1970, pero no alcanzó la gloria taurina, interrumpió el almuerzo para vendernos lotería. Fueron muchos los que le compraron una papeleta. Él se avino con gusto a posar para las cámaras.
El restaurante estaba a rebosar de acuarelistas, con lleno total de aforo: 80 en suma, que hubieran podido ser muchos más de cien, porque AEDA goza de casi mil socios y todos entusiastas de su gremio. No había sitio para más. Las mesas alargadas, tipo boda antigua, se sucedían ante los sucesivos camareros chinos, que no la comida, que seguía con el rabo de toro, chuletón de Ávila, mero o bacalao, que seguían a los primeros de verduras a la plancha, croquetas con patatas paja; langostinos, ensalada rusa; revuelto de gambas…
Todo abundante y con precio razonable. Había que elegir el menú a la hora de hacer la reserva de plaza, pero como comemos con el ojo, aquello se convirtió en un cambio de opinión in pectore, a la vista de los primeros platos que salieron, y las 35 reservas de verduras a la plancha, se convirtieron por arte de voz y petición en más de 40. No hubo problema en el cambio.
Total, que almorzar con los acuarelistas una vez al año, se convierte en un placer divertido. Entre los asistentes al acto nombres grandes como el de Vera Callejo, Luis Manso, África de la Llave, Mandi Brines Caballero, secretaria de AEDA que nos obsequió con bombones al final de la comida, porque era su cumpleaños, lo que nos llevó a cantar “cumpleaños feliz”, por su generosidad; Carmen Durán, J.L. Ollero, Argentina García y la argentina Manuela… Son tantos y tantos y tan buenos, que es imposible registrarlos nominalmente. Manuel Alpañés, presidente de AEDA, pasó a saludar por las mesas, pese a su ronquera temporal, como si fuera el novio de la boda acuarelística.
Alfredo Alonso es el artista que ahora cuelga en las paredes de Puerta Grande. Es bueno que los restaurantes faciliten sus muros a los artistas. Todo suma.
ResponderEliminarjavier villán zapatero : El PLATANITo, que se comía un plátano , tumbado delante del toro, entusiasmó alas gentes, ùdo hacerse millonario y sobrevivivió, o sobrevive, VENDIENDO LOTERÍA. !Perra vida!!!!!