15/12/25.- Madrid .- Se puso en demiurgo, sacó su barquito de plástico, atrajo todos los mares y poniendo el barco sobre las aguas, escenificó como se navega sin hundirse y como se rescata a los hundidos. Cuál es el papel que juega el inconsciente y cómo nos maneja sin que lo advirtamos. Y el rol de las sombras y la luz, cómo labora nuestra sombra a la que perseguimos sin mesura. Giordano Bruno, en la intentio secunda de De Umbris Idearum concluye: “…se considera que la sombra es un vestigio de la luz: tiene luz, si bien no toda la luz”.
El sábado día 13 de diciembre, siguiendo la programación de AMCA, ha tenido lugar la visita al taller de la pintora Margarita Gámez, ubicado en Usera, Madrid. Margarita Gámez, Madrid 1962, es un don del expresionismo español contemporáneo. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, 1987, ha construido un cursus honorum de primera en el mundo del arte.
Se inicia exponiendo en la galería Biosca, 1992, despegando como un cometa hacia el éxito, que se corona en una obra espléndida, reconocida por la beca de paisaje y distintos premios. Su pintura que nacía de la niebla, donde crecen enfurecidas luciérnagas armónicas, se fue depurando hasta mostrarnos un paisaje psíquico, donde la imaginación juega con juguetes construidos por un intelecto desprejuiciado.
Excelente dibujante, de lo que ha dado muestra abundante en esta jornada, sabe armonizar estructuras ideales, donde la realidad se poetiza y el sueño adiestra las formas triunfales del deseo. En su fundamento es figurativa, pero zafándose de las referencias, obra un enjambre de pinceladas que establecen senderos donde la estética y la ética se abrazan en un glorioso epitalamio. A pesar de sus colores yeso, de sus feraces manchas, de huir de la provocación, en Margarita Gámez las cromías son el cuérnago por donde discurre el oro de su sintaxis plástica y su lealtad.
Uno mira sus paisajes, sus cabezas, el rapto de Europa y otros oasis imbeles y siente la sensación de sobrevolar un territorio onírico y de concordia. Su pintura, misteriosa y emotiva, excita nuestra percepción encendiendo el pensamiento mágico. No se llega al arte por la vía de la razón, aunque esta nos asista para su construcción. Ni por el pensamiento lógico. Al arte se llega por la irredenta búsqueda de la transparencia, por una cierta sonrisa de las aguas y un canto enigmático que hechiza los sentidos.
Margarita nos ha recibido con un aluvión de cuadros y de libros. En su cumplido parlamento ha ido desgranando lecturas y lecciones, vivencias de infancia y recuerdos familiares, experiencias y anhelos, hasta dejar su alma a la intemperie a nuestra presencia sorprendida. Además de creadora plástica, es profesora y la dinámica de sus clases a niños sedientos de inocencia deja un esbozo de su personalidad en llamas, que surgen de una fina lluvia que no moja, pero despierta.
Nos ha hablado de su paso por la Facultad de Bellas Artes, por los beneficios que le dejaron las clases y decisiones de Manuel Parralo, lo que aprendió de Ricardo Echegaray, de Sánchez-Carralero, Agustín Úbeda y otros maestros, que le ayudaron no a moldear un lenguaje sino a encontrar el cauce de su expresividad. Las cuitas personales con su ego, cómo lo alienta y cuánto ha de frenarlo ante los resultados, maravillan.
Ha conferenciado acerca del cerebro y la intuición, de los miedos y el subconsciente. De Jürgen Habermas y la razón comunicativa, neurólogos y psiquiatras, del De Profundis de Óscar Wilde y de cómo todos los caminos parten y conducen a nosotros mismos. De la realidad cotidiana y de la santidad, de Aquerreta y el análisis de Antonio López, de una ambueza de neurocientíficos y de los procesos cognitivos…Una mañana echada a la ciencia y el arte, al pensamiento y la ensoñación, a la pedagogía y la honestidad comunicativa.
En su taller hemos estado presentes: Esther Plaza, Julia Roncero, Manoli Ruiz, Chuanxi He, Ángel Maroto, Rosi Rubio, Domingo Añó, Sun Zhiwei, Ángel Martínez, el compositor Fran Úbeda, Ángel Pedro Gómez, Raúl Gilabert, Raquel Racionero, Dan Pei, Tono Brotons, Carolina Sarmiento, Mercedes Sampayo y el abajo firmante.
Un ambiente ilustrado de profesionales, profesores, alumnas, admiradores, críticos, galeristas, a quienes se ha dirigió la pintora con absoluta confianza y sin red, porque ha sabido crear una intimidad donde no cabe la ambigüedad ni la felonía. Las palabras han de servir para comunicar acciones sin opacidad ni tergiversaciones. Donde no hay claridad, es de noche, no hay luz. Margarita es consciente de su trabajo y de como se honra la pintura. Age si quid agis, como Erasmo sentenció.
Agradecemos desde AMCA su acogida, su sinceridad y la valentía de ponerse a merced de todas las miradas sin tapujos. Sus coleccionistas saben que cuando consiguen una de su obras se llevan un fragmento de vida vivida y una enredadera de sueños que deambulan un territorio insólito de aspiración a la belleza y a la maravilla.
Tomás Paredes
Presidente H. de AICA Spain