viernes, 19 de diciembre de 2025

PABLO REVIRIEGO, acuarelista. Exposición en el espacio Eduardo Chicharro

Pablo Reviriego, acuarelista






















 

"CARMEN MARTIN GAITE. Un paradigma de mujer de letras", exposición en la Biblioteca Nacional


Del 18 de diciembre de 2025 al 14 de junio de 2026


         Mayca NÖIS

         18/12/2025.-  Se presenta a los medios el legado de Carmen Martin Gaite en la Biblioteca Nacional coincidiendo con el centenario de su nacimiento -1925-2000-organizada por la Junta de Castilla y León,  la Biblioteca Nacional de España, la Universidad de Salamanca, Acción Cultural Española y la Fundación Martín Gaite.

 Presentes en el acto de inauguración la viceconsejera de Acción Cultural Mar Sancho y el comisario José Teruel, quienes han subrayado que la exposición se introduce en su mundo literario y en el personal ,más privado, y menos conocido con lo que se rinde homenaje a la obra de la escritora salmantina mostrando su manera de ver ,entender y aceptar la vida dentro de su sensibilidad que pueden ser inspiración de nuevas generaciones de autores y escritores.

La base de la exposición con el archivo organizado por la Junta de la Biblioteca Nacional de España procedente del catalogo digitalizado y catalogado por la Biblioteca de Castilla y León depositado en la Universidad de Salamanca. Un inmenso legado de más de 6000 obras, objetos multimedia, manuscritos, fotografías que fomentan la divulgación de su actividad y personalidad.

Comienza la exposición ofreciendo todo el enclave familiar y de sus estudios primeros desde su Salamanca natal, su paso por la Universidad en la Facultad de Filosofia y Letras que termina en la especialidad de Filologia Románica en 1948 y la influencia de sus profesores en su trayectoria intelectual en este primer periodo. Al mismo tiempo que se publican sus primeros relatos y poemas en la revista “Trabajos y Dias” firmados con el apelativo familiar de Carmiña.

En noviembre de 1948 llega a Madrid para realizar su doctorado y se incorpora al “Grupo de Revista Española”. El 14 de octubre de 1953 se casa en la Iglesia de San José con Rafael Sánchez Ferlosio, presencia que fue fundamental en su vida por su ascendente literario. Juntos pasan una estancia en Italia por ser la patria de la madre de Ferlosio. Se introduce en la lengua y literatura italiana en las que realizó traducciones. En Enero de 1956 acompaña a Ferlosio a Barcelona para recoger el Premio Nadal por “El Jarama”. Dos años más tarde en 1958 recibe Gaite el Premio Nadal por “Entre visillos” con treinta dos años y su aspecto aniñado que llama la atención. Son el matrimonio Nadal. La autora se manifiesta “Desde aquél dia consideré que tenía derecho a poner escritora como profesión en mi carnet de identidad”

Una segunda novela “Ritmo lento” finalista del Premio Biblioteca Breve de 1962. Se involucra en la investigación en archivos que se consolidan con “El proceso de Macanaz, historia de un empapelamiento” (1969) y “Usos amorosos del dieciocho en España”-1972 que se une a su preocupación por “la suerte de las mujeres educadas en el tira y afloja del darse a valer y gustar como una mercancía, encarrilada al matrimonio”

Desde el otoño de 1970 vive sola con su hija Marta ( 1956-1985 )”mi hija es muy amiga mía y nos lo contamos todo”. Corresponde esta época a uno de los periodos más fructíferos de su carrera literaria con “Usos amorosos del dieciocho en España”, “La búsqueda de interlocutor”, ”Retahílas”, “Fragmentos de interior”, ”A rachas”, “El conde de Guadalhorce”, “El cuarto de atrás”., y en elaboración “El cuento de nunca acabar”.  Así se expresa en uno de sus prólogos “A Rafael que me enseñó a habitar la soledad y a no ser una señora”  considerando que la soledad es sinónimo de libertad. Colabora semanalmente con el Diario 16.

En abril de 1979 invitada para el congreso “la novela española contemporánea” celebrado en Yale University- Nueva York se produce su primera estancia americana. Con periodos consecutivos ya como visiting profesor o como conferenciante a los que acudía hasta el final de sus días en instituciones relacionadas con el hispanismo. Estos encuentros le proporcionaron un efecto benéfico e inspirador que se trasladaron a su obra.

“Se escribe para lanzar al aire nuevas preguntas, para interrumpir los asertos ajenos, para tratar de entender mejor lo que no está  tan claro como dicen. Para poner en tela de juicio incluso lo que uno mismo cree saber” suscribe en “Dar palabra”1988. Siempre en el recuerdo su familia y especialmente su padre “Mi padre, de quien hablo muchas veces en estos escritos, quería que yo hubiese sido catedrático, en vista de mi buen expediente universitario.     Pero ahora pienso que, si hubiera conseguido una cátedra, tal vez no seguiría conservando de forma tan apasionada el afán por atar cabos por completar los rompecabezas y por estudiar lo que no sé” afirma en “Agua pasada”1993.

    En “El otoño de Poughkeepsie” 1985 declara “Siempre puede haber algo peor, y lo peor de todo es perder la cabeza, no vivir cada tramo de la vida, hasta los más espantosos, con la mente serena y la mirada alerta, procurando apreciar lo que se tiene, lo poco o mucho que nos queda”. En 1990 confiesa en un artículo en su dedicatoria al ilustrador de su mecano escrito de “Caperucita en Manhattan” Juan Carlos Eguillor “Esta Caperucita es uno de los inventos que más me han alegrado la vida y han venido en mi ayuda para soportarla, una especie de milagro imprevisible, como una flor exótica, nacida entre los caos del erial” y en el collage para “Caperucita en Manhattan” 1988 escribe “Manhattan es una metáfora del bosque donde es tan fácil soñar la libertad como perderse” (Cuaderno de viaje a Milán 1999)

    Un avatar en su vida que la exposición contempla “Narrar el duelo” la enfermedad y muerte de Marta el 8 de abril de 1985 que supuso una profunda crisis. La realidad fue tan dura que paralizó cualquier trama novelesca de la que vuelve pausadamente con un cuento de hadas que le restituye una fe olvidada en la vida, en el amor, y en el azar. La imaginación fue la única posibilidad de solventar la derrota con la reelaboración del cuento de Perrault titulado “Caperucita en Manhattan”, con la historia de una niña que será engullida no por el lobo, sino por un  túnel enigmático que lleva a la Libertad.

    Los Premios la sitúan en “la edad de merecer”como lo llama. En 1986 recibe el Premio Anagrama de ensayo por “Usos amorosos de la posguerra española”. Medalla de Oro de su ciudad natal. El Príncipe de de Asturias de las Letras 1988 en donde pronuncia el discurso “Dar palabra” en el teatro Campoamor en Oviedo el 15 de octubre de 1988, el de Castilla y León de las Letras 1991, el Nacional de las Letras 1994. Caperucita en Manhattan es un best seller. Sus publicaciones en Anagrama y Siruela la convierten en la reina indiscutible de la Feria del Libro.

    Contemplar la mulplicidad de objetos, fotografías, libros en diversas ediciones,objetos muy personales: la boina gris salpicada de brillante con el broche Jazz que fue tan peculiar y retratada. Sus tarjetas de visita con su domicilio en Doctor Esquerdo 43,7º B. La pluma estilográfica regalo de su padre con la funda en tela realizada por la escritora…

     Su agenda personal del último año de su vida abierta con la última anotación lunes 17 de julio 2000 “tormenta atroz. Mala noche ……quedo con Freyro (su médico) en que me ingresan mañana …..”.

    En momentos anteriores ya se había pronunciado: “Y cuando muera, mi pozo seguirá todavía lleno, no mudado, profundo, y desembocaré” (Después de todo. Poesia a rachas,1993), “La vida es una  narración que se va haciendo aunque no la escribas….Uno es lo que narra y cómo lo narra” (Cuadernos de todo, 2002)

    La exposición ha podido contar con la gran cantidad de obra y recuerdos que se conservan de la escritora para poder ofrecer un recorrido bien estructurado acompañado por medios audiovisuales y grabaciones que nos permiten un acercamiento casi real con “Carmiña”. Va a ser, además,  en una andadura de meses.  Tiempo que facilitará poder acudir, al ser además de acceso gratuito, en más de una ocasión.



El PARTICULAR “TIC” DE DINAH SALAMA

    Dejándose llevar por el inasible enigma de la poesía, Dinah Salama se ha centrado en los últimos años en algo tan inusual como la ilustración de poemarios. “Érase una voz”, de la poeta María Luisa García – Ochoa, es el último conjunto de poemas sobre el que Dinah Salama ha volcado su creatividad; y con las 25

imágenes que en un principio surgieron destinadas a completar la original obra literaria, ha compuesto la muestra “Pájaros y Párvulos”, que se exhibe en los bajos de la librería “Tipos Infames” (San Joaquín 3, Malasaña – Madrid), y que se podrá visitar hasta mediados de enero.

    Con el atractivo cocktail entre los diferentes elementos que integran cada imagen, todas ellas en tamaños breves o medianos, sobre fondo claro y sirviéndose de una amplia gama de colores, la frescura se fusiona con la profundidad de un rostro con ojos velados; las cabezas con picos alargados de pájaros rematan las figuras femeninas – de perfil –, integrándose en una misma realidad; relacionándose dentro de una singular estética surrealista, que aporta su sello a casi toda la exposición.

Si la infancia no es sólo diversión, aunque desde su riqueza de matices pueda servir al juego ilustrativo, también supone hondura,

reflexión y pensamiento, cercanía y distancia. Envuelta por un amplio abanico colorista añadiendo vistosidad y sorpresa en estos dibujos que se sirven a menudo del collage, hechos a pincel y tempura. Y que en su etapa ya de madurez confirman a Dinah Salama el acierto que tuvo al prolongar su descubrimiento infantil:

“Empecé a dibujar desde muy niña, como si fuera un “tic” natural, irremediable”, confesaría en una reciente entrevista.

        F. G. Román



jueves, 18 de diciembre de 2025

OCTAVIO UÑA. HOMENAJE EN SU OCHENTA ANIVERSARIO

Octavio Uña

 por Pedro García Cueto

        19.12.- 2025 .-Por los perfiles de Octavio Uña vive el paisaje castellano, la meseta, la luz del atardecer de una tierra de vino y de cosechas, abierta como una ventana a la luz del amanecer.

Octavio nació un 15 de diciembre de 1945 y aquí dejo una semblanza de este amigo, sabio como pocos, que destila la cultura castellana en las entrañas, que ha paseado por todas las Universidades del mundo, impartiendo conferencias, dando clases, etc.

Octavio Uña es poeta, ensayista, gran docente que ha alumbrado con su sabiduría a muchas generaciones y hombre que ha cultivado la palabra, su verdadero y hondo significado en cada rincón del mundo. Con Octavio uno siente la cercanía del amigo, del confidente, del sabio que camina al lado en un diálogo socrático con un tiempo adverso como este, donde los necios ocupan el poder, donde la cultura es de usar y tirar, donde los jóvenes no tienen referentes. Caminar con Octavio es transitar por las palabras, darlas el alto vuelo de una paloma o el crescendo de la música.

En su libro Castilla, Plaza mayor de soledades, que publicó Dykinson en el 2001 y que lleva ya tres ediciones, podemos sentir el apego a la tierra de un hombre que sabe que el caminante, siguiendo la senda de Antonio Machado, hace camino al andar.

En la “Elegía a León Felipe Camino” dice versos verdaderos:

“No morirán por siempre los pasos que tú diste / midiendo los senderos, / las voces que gritaste / el alma poseída de la noria. / Ni morirá el molino / mientras vuelva tu viento / sus contornos”.

Y ese poeta errante que lleva la voz de muchos emigrantes, ese poeta que late en cada paso y respira la desdicha de la vida. Para Octavio, resucita el espíritu de un hombre único que dejó su estela en el paisaje castellano.

Con un prólogo del eminente Pedro Laín Entralgo, donde dice de nuestro poeta:

“Qué sencilla, qué honda y patética hermosura la de las estampas que —simbólicamente— ponen ante nuestros ojos la vida y las cosas de que el adobe es marco”.

Pedro Laín, sabio indudable, pensador infatigable ve en la poesía de Octavio Uña el universo de un hombre que sabe y piensa en Castilla, en la tierra adusta, donde la vida se hace a golpe de azada y a golpe de corazón.

Y El Escorial, ese paisaje donde Octavio enseñó y ha hecho de él su hogar, su lumbre y la llama de sus palabras. Ha cultivado el poeta el lenguaje como el que cuida del telar, del rebaño, ha hecho del verbo el paso del tiempo, la fogata de la eternidad. Por ello, dice en “Cantoral”:

“Abierto el cantoral, de inéditos aromas / gimieron los espacios: ¿una pena? / ¿ilusiones quizá?, ¿tal vez las pompas / nemónicas en humo de mil velas?”.

Y llamará al Quijote “danzarín guerrero”, porque en Octavio vive el espíritu soñador del hidalgo de Cervantes, la voz de siglos que busca en el idioma la noche de los tiempos.

Y dirá a la madre: “Madre / ya no cruza Castilla aquel heroico tren de mis infancias”.

Pocos caminantes como Octavio Uña que ha hecho de este libro paisaje y paisanaje, árbol y rama, luz y sombra, de una Castilla a la que ama hasta las entrañas.

Me imagino paseando con Octavio, envuelto en el aroma de la tarde, mientras se avecina la noche del invierno en la silueta del monasterio de El Escorial. Juntamos las manos como dos solitarios que hemos hecho de la tarde un mimbre para abrigar ya la oquedad de la vida, la holgura del tiempo que quema, la brasa del lenguaje verdadero.

En Octavio Uña no solo vive un sabio, sino un amigo y un poeta que da alas a la tierra amada, a su Zamora, paseando con un Claudio Rodríguez que sigue vivo en nosotros, con un León Felipe que se marcha hacia ninguna parte.

Somos errantes, Octavio, pero volvemos siempre a nuestra España, esa que le dolió a Unamuno y que ahora está rota, como un cuenco que se hace pedazos. Pero la poesía y nuestra voz sigue viva y nuestra amistad, eterna ya en la noche de los tiempos.

Castilla, plaza mayor de soledades

Octavio Uña

Editorial Dykinson, tercera edición, 2001


ARTE PARA LA NAVIDAD. Pequeños formatos en pintura para regalos

Artistas participantes ante el arco de entrada



18/12/25.- Madrid.- Los franceses que saben mucho de pintura, por tradición, lo llaman “tableautine” y los galeristas que se le acercan “tablotín. Se trata del cuadro de pequeño formato, que muchos artistas han pintado como boceto. Joaquín Sorolla pintó un cerro de ellos, unos llegaron al gran formato y otros no. Y los que llegaron, no fueron del todo exactos. La Real Academia de San Fernando muestra algunos de ellos.
Pero ahora, para Navidad, hay galerías que convocan a sus artistas para que lleven a cabo cuadros de 20x 20 cm o de 35 x 23 cm, para animar a su clientela a regalar pintura como regalos de Navidad y Reyes Magos. No se trata ya de tablotines boceto, sino de obras definitivas.
Dos galerías madrileñas, Ra del Rey y Cano Estudio exponen muestras colectivas de diversos artistas de primera fila, bien seleccionados para no defraudar, que ofrecen una panoplia de formas y colores para todos los gustos de los coleccionistas o compradores al azar.
“Yo animé a mis artistas a que pintaran cuadros alegres y brillantes, como corresponde a estos días de luz y alegría”, dice Llanos Lerma, directora gerente de la galería Cano (c/ Alonso Cano, 7). En su galería muestran obra: Pilar Sagarra, Mónica Mittendorfer, Francisco Recuero, Guadalupe Luceño, M Luisa Valero, Charo Crespo, Javier Larrumbe y Pilar Pérez Hidalgo. Precios: de 200 a 600 euros. 
    Algunos coleccionistas conforman un políptico con pequeños cuadros de las mismas dimensiones.
La galería Ra del Rey (c/ Reina) también ofrece su tradicional muestra pictórica de cuadros 20 x 20, con obras de Carlota Cuesta, Charo Rincón, Carmen Pallarés, Adriana Zapisek, Pilar Suja, Pilar Engelmo…Hasta el 5 de enero de 2026.
Pilar Sagarra
Mónica Mittendorfer
Cuqui Valero
Paco Recuero
Charo Crespo
Pilar Pérez Hidalgo
Cuqui, Julia, Pilar y Mónica

Artistas 20 x 20 cm. en la galería Ra del Rey

DELAR ART "Let the Quantic BLOOM". Fundación Ernesto Ventós




L.M.A.

        19.12.2025.- Madrid.- DELAR es una artista contemporánea española de Barcelona, establecida en Londres. Su obra está profundamente influenciada por la física cuántica.
    DELAR denomina su arte como 'Arte Cuántico', que representa la unión del arte y el estudio de la física cuántica. El 'Arte Cuántico' es un movimiento que DELAR está dirigiendo y cree que va a ser el futuro del arte contemporáneo en las siguientes generaciones artísticas.
    Su obra explora el balance a través del color y las formas. Mezclando y combinándolas de manera específica, logrando un punto preciso de energía y presencia, conocido como "el Cuántico". 
    El color, para DELAR, es un lenguaje que actúa como un código y funciona de manera similar a la música: es una composición en la que cada tono tiene una frecuencia que va más allá de lo visual y resuena en quien lo observa. La geometría representa la estructura y el orden de la pieza, mezclando y combinando diferentes formas, para una armonía geométrica total.     
    La esencia de DELAR reside en el baile del equilibrio, donde en todo lo opuesto siempre se encuentra algo complementario. Trayendo al espectador en su obra multidisciplinaria a un estado de resonancia y armonía total en el espacio tiempo.








miércoles, 17 de diciembre de 2025

ORIOL MASPONS, fotógrafo, en la Sala 54 del Museo de la Real Academia de San Fernando

Fotografía de Oriol Maspons

Del 17 de diciembre 2025 - 12 de abril de 2026


L.M.A.

        Madrid, 17 de diciembre de 2025. Ha tenido lugar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando la presentación a los medios de la nueva exposición de fotografía, Oriol Maspons. Han participado Tomás Marco, director de la Academia y Publio López Mondéjar, académico y foto-historiador. La muestra, décima de la serie Maestros de la fotografía en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, reúne una selección de doce obras de Oriol Maspons, miembro del grupo de fotógrafos de Barcelona.

    En esta ocasión es especialmente relevante el material bibliográfico y hemerográfico procedente de la colección Pedro Melero / Marisa Llorente, debido a la múltiple aparición de la obra de Oriol Maspons ilustrando cubiertas de libros, revistas y discos.

    La sala de fotografía se ha consolidado dentro del museo de la Academia, con la voluntad de extenderse en el futuro, si bien su tamaño es reducido, las obras que se muestran son fundamentales en la historia de la fotografía española. Iniciado por Alberto Schommer, los fondos de fotografía moderna de la Academia han seguido creciendo y conformando una colección excepcional que se muestran por autores en este espacio.

    Oriol Maspons (Barcelona, 1928-2013) fue uno de los más activos e influyentes fotógrafos de la Escuela de Barcelona, de la que fue uno de sus miembros más insignes. En 1951 ingresó en la Agrupación Fotográfica de Cataluña y dos años después comenzó su amistad con Catalá-Roca. Entre el salonismo de la Agrupación y el talento de Catalá, no tuvo dudas: eligió al maestro. En 1953 fue enviado a París por una compañía de seguros. Allí frecuentó los ambientes fotográficos y conoció a Robert Doisneau, Cartier Bresson, Brassaï, Guy Bourdin y a los miembros del influyente Grupo Los 30 x 40. Cuando en 1956 regresó a Barcelona, ya sabía que iba a ser fotógrafo, pero no un diletante aficionado como sus antiguos compañeros de la AFC, sino un fotógrafo profesional, capaz de hacer reportajes, retratos y fotografías de moda y de publicidad. 

    Desde entonces, y durante casi medio siglo, no dejó de trabajar para la prensa, las editoriales, los estudios de cine y las emergentes compañías publicitarias. En tan largos años reunió una obra importante, que comenzó a hacerse pública a partir de los años setenta. Asimismo, ha estado presente en todas las exposiciones, antologías y jornadas fotográficas importantes celebradas en España y países de Europa y América. Con el tiempo, se convirtió en uno de los ciudadanos más populares de su ciudad, que le premió en diversas ocasiones.

    “En la obra de Maspons -ha escrito Lluis Permanyer en el prólogo de uno de sus libros- conviven con toda naturalidad dos mundos bien distintos, el amable y mundano con el surrealista y denunciable. Tal dicotomía es habitual en él, ya que en el fondo no se plantea posiciones ideológicas, sino que hace en todo momento y en cada etapa lo que le pide el cuerpo y la cámara, porque casi siempre ha sido un ojo que vive tras el objetivo”.        Maspons trabajó siempre de una manera intuitiva, alejado de toda disciplina estética, mostrando siempre los aspectos más disonantes de la realidad. Así ha sido capaz de hallar la belleza en los ámbitos más variados del universo del tardofranquismo y de los umbrales de la democracia. Así fue capaz de legarnos una estampa comprensiva y deslumbrante de aquellos años de penitencia.

    Siete años después de su muerte, el Museo Nacional de Arte de Cataluña le dedicó una extraordinaria exposición antológica, significativamente titulada, La fotografía útil, que reunió sus obras más conocidas y muchas de las que habían quedado ocultas en el desorden de su archivo, dice Publio López Mondéjar, Académico. Sección de Artes de la Imagen.