sábado, 25 de agosto de 2018

RETRATOS: Pedro Sandoval, venezolano/español casado con la Pintura de modo indisoluble, nuevo director del Grupo pro Arte y Cultura


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 Montaje de obra de Sandoval en Casa de Vacas. Madrid

Pedro Sandoval, artista visual



Julia Sáez-Angulo

            26/08/18 ,- MADRID .- Nadie se lo imaginaría casado, porque su gran amor y dedicación total es la Pintura. Con ella se encierra a veces en el estudio durante semanas seguidas, como John Lennon y Yoko Ono en el hotel, durante su luna de miel. Es apasionado, imaginativo, aumentativo, exagerado y desmesurado como pocos, tanto en su arte como en su palabra; diríase que es andaluz, pero nació en el Caribe y trajo a España buena parte de las esencias vitales de su tierra de origen, amén de su arte, en una carrera que siempre sorprende, porque se reinventa como Richter con nuevas series y lenguajes. En su carrera artística ascendente, ha sido nombrado director del Grupo pro Arte y Cultura, PAC, fundado por Mayte Spínola.

            Pedro Sandoval Orta (Ciudad  Bolívar. Venezuela, 1966) en su pintura es un prodigio del color y siempre me trae a la memoria el dicho del surrealista André Breton de que “solo los latinoamericanos son capaces de conjuntar dos rojos en armonía”. Sus series pictóricas (Tauromaquia, África, Ave Fénix, Caleidoscopio 2008-2011, Amazonia, Butterfly, Reverberaciones cromáticas, Pasión por el color, Homenajes…) son tan singulares que no caen en lo monocorde siguiendo una trayectoria fecunda, a diferencia de otros artistas que con toda libertad se someten a un solo lenguaje. “Pasión por el Color. Conversaciones con el alma”, titulaba Pedro una de sus exposiciones en la Casa de Vacas del parque del Retiro madrileño en 2017.

            Geometría y gesto se dan la mano en la obra del ya venezolano/español, afincado en Madrid, desde hace más de dos décadas. Formatos cuadrados, rectangulares o tondos acogen con igual acierto sus pigmentos y materiales que, en su caso, tiene a gala de que son siempre de la mejor calidad, porque la obra de arte ha de ser eterna. 

      Apolíneo y dionisíaco en el arte, Pedro Sandoval ha obtenido el primer premio Lorenzo el Magnifico de la X Bienale de Florencia en 2015, algo que celebramos con regocijo cuando se le entregó la Medalla de Oro Mayte Spínola 2016. La geometría parpadea con el ritmo trepidante de los neones de Nueva York en New York City lights, el gran formato de obra que presentó en Florencia, dentro de la serie Chromodynamic.

            Pese a ser maestro del color, yo siempre le aplaudo su serie África en los cuadros gigantescos –Pedro lleva la escala americana en las venas- que van con coudrages de pieles lisas o de pelo, de una gran eficacia plástica. No ha vuelto a estos materiales, espero que sea por propia convicción y no por presión de lo políticamente correcto, que no es otra cosa que larvada censura. Las pieles animales siempre han acompañado al hombre.

            La Action Painting, con resonancias insignes en Franz Kline, Willem de Kooning, Robert Motherwell, Philip Guston, Franz Kline, Mark Rothko, Clyfford Still o Hans Hofmann, ha sido otra línea de actuación de su lenguaje, donde la pintura del gesto reina con fuerza desbocada hasta que la frena con la geometría. Pedro elogia siempre esta escuela americana, lo que no quita sus periódicas visitas a Berlín, donde se encuentra con artistas amigos como Georges Baselitz.

            Como Picasso, Pedro Sandoval es una esponja que bebe, procesa y transmuta la Historia del Arte con su lenguaje particular en sintonía con el siglo en que vive. Sus homenajes a los artistas del pasado se suceden, porque es consciente de que todo pintor les debe mucho y él lo reconoce. Homenaje a Henri Matisse, al Greco, a Picasso, a Gerhard Richter a Cy Twombly, a estos dos últimos los venera de veras

            No se dedica a la docencia, pero Pedro Sandoval hizo una excepción con la pintora Blanca Cuesta, quizás porque su marido, Borja Thyssen-Bornemisza es coleccionista y amigo del pintor. Lo cierto es que Blanca ha aprehendido muy bien en su pintura, la fuerza del color y la abstracción del maestro. El pintor ha colaborado también en la moda con la diseñadora María Lafuente en la pasarela Cibeles. Una de las Meninas que ornaban recientemente las calles de Madrid era de Pedro  con su lenguaje geométrico.

            Pedro Sandoval adora a Mayte Spínola y ella le corresponde sin trabas. Entre ellos ha habido un relevo de dirección del PAC, del que se esperan muchas novedades. Ambos forman parte, junto a Juan Gerstl, del Pentabstraccionismo, que cuenta con un Manifiesto omnicomprensivo, fuera de la temporada de manifiestos. Lo gestual y lo geométrico, mano a mano.


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 De la serie "Pasión por el color"
 Con Mayte Spinola en Casa de Vacas. Detras un tondo de Sandoval

Blanca Cuesta, Odalys, Pedro Sandoval, Mayte Spínola... en Casa de Vacas

viernes, 24 de agosto de 2018

RETRATOS: Aracely Alarcón, guapa andaluza y pintora acendrada en su trayectoria entre la figura y la abstracción


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 pintura de Aracely Alarcón


Aracely Alarcón



Julia Sáez-Angulo


            25/08/18 .- MADRID .- Se sabe que todo buen retrato es una biografía, si bien los míos son sólo instantáneas apresuradas, impresionistas o, como dirían los fotógrafos de la prensa del corazón, “retratos robados” y a vuela pluma.  El de esta pintora granadina, de sedimentada belleza y maestría pictórica, no va a ser menos. Especular sobre las apariencias es la única  posibilidad de aproximarnos a la realidad, dice José García Templado en su libro Ni es cielo ni es azul, un título hermoso.

            Aracely Alarcón Morales (Albolote, Granada, 1949) nació en un pueblo a dos km. de Granada y recuerda muy bien las historias familiares, sobre todo la de la Casa de los Siete Balcones de sus abuelos, con su madre y sus tías –siete en total-, protegidas en tiempos bélicos ante el cercano frente de varones , soldados ansiosos, durante la guerra civil del 36. Su bisabuela Cayanda era una institución; de la otra abuela, Aracely heredó su nombre. Su abuelo le decía: “Tú no eres bonica, sino graciosa”. A su madre, Aracely la califica de “señorita culta y de interior”, porque no tomaba el sol para no estropear su cutis y les contaba y cantaba romances de moros y cristianos: Carmela se paseaba/por unos montes arriba/se la encontraron los moros/y se la llevan cautiva (…). Aracely siempre soñó con llamarse Carmela, como la del romance. Su padre, que contaba con manijero y gañanes, era agricultor, cultivaba tabaco, de los primeros que lo introdujo en la zona; contaban con grandes secaderos. En 1955 Albolote sufrió un fuerte terremoto y la niña Aracely lo vivió alborotada en casa de una amiga. La familia se desplazó a otro cortijo con empedrado y pasado romano ¡Una pasada! A Aracely la llevaron a estudiar al cercano internado de las Carmelitas Vedrunas en un palacio de los que ornan la ciudad jienense de Úbeda.

            Aracely dibujaba y pintaba muy bien, pero conocer la pintura del gran Pedro Bueno (1910 -1993) fue una revelación, una epifanía. Compartir con él tiempo, palabras, consejos y mirada a la pintura en Villa del Río (Córdoba) fue el mejor aprendizaje que pudo tener. Pedro Bueno era un solterón rarito, de carácter atrabiliario, pero con un corazón tierno y sobre todo, con una paleta prodigiosa. Con Aracely fue generoso a su modo, porque ella es una mujer dulce y prudente, que dibujaba muy bien, además de guapa, aunque su abuelo la viera más “graciosa que bonica”.

            “Si no hablas, si sólo miras, puedes venir al taller cuando quieras”, le dijo Pedro Bueno a Aracely, cuando ella contaba 18 años y sabía de sus dotes para el dibujo. La autora no desperdició la ocasión y allí, arrobada, iba a ver dibujar y pintar al cordobés, un artista de genio y talento. Le vio pintar gitanillas y bodegones de brevas, limones, y/o melocotones que recogía de su jardín. Nunca le enseñó nada con palabras, pero el silencio y la mirada atenta sirvieron a la pintora para arrancar secretos y destrezas del maestro. Pedro Bueno sabía que dejar mirar como pinta un artista era la mejor manera de enseñarla. El maestro no guardaba ningún secreto para sí, como hacen otros autores.

            En los 80 Aracely se instaló en Boadilla del Monte (Madrid) y en los talleres del Centro Cultural del Ayuntamiento boadillense recibió una valiosa educación artística interdisciplinar a base de dibujar academias de bustos y estatuas clásicas; cerámica, esmaltes, grabado, linóleo... Allí entró en contacto con nombres consagrados de la pintura como Jaime de Jaraiz, que le animaba a exponer su pintura. Paco Molina Montero también fue su maestro y estímulo.

            La llegada de Aracely Alarcón a Madrid fue triunfal. El periodista Antonio Morales, su primo, dirigía la revista Correo del Arte y la presentó en sus páginas. La pintura de la artista granadina se reconoció muy pronto y un galerista sagaz como Sam Benadi la acogió y promocionó por lo alto en su espacio galerístico de Madrid y Marbella. Y de aquí a Londres y Miami, ciudades en las que expuso con frecuencia Aracely. Lo vendía todo, porque su pintura de figuración abocetada y de cromatismo refulgente gustaba a los coleccionistas. 

     La pintora vivió largo tiempo en Marbella, pero nunca dejó Madrid, donde ha vuelto a instalarse. Siempre cerca de Mayte Spínola y el Grupo pro Arte y Cultura, PAC – desde que la mecenas le comprara un cuadro en el taller- su obra ha estado presente en eventos artísticos de exposiciones o actos solidarios de las distintas causas que el Grupo PAC apoya. Aracely recuerda que Mayte le dijo cuando la conoció: “Si no tocas más ese cuadro, te lo compro”. Se lo vendió.

            Como paisajista urbana Aracely es única. Sus vedutte de Granada, Córdoba Sevilla, Toledo, Madrid o El Escorial son tan atractivas, que se ha visto en la obligación de hacer numerosas variantes o versiones para contentar a los coleccionistas. Sus Alhambras son únicas Sus marinas son también notables.

            Hoy Aracely Alarcón investiga el mundo de la abstracción en su pintura, camino al que parecía abocada desde su propia figuración, siempre abocetada, suelta y deshecha. También investiga los efectos fragmentados de su pintura en el metacrilato. Es una mujer tan positiva, que siempre resulta grata su compañía.

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www.aracelyalarcon.com



 Aracely Alarcón

Aracely Alarcón y Julia Sáez-Angulo



RETRATOS: Paco Sáinz, escultor poético, narrativo y crítico, prepara exposición en Andalucía



 Paco Sáinz pertrechado para trabajar la escultura en el horno


Paco Sáinz



Julia Sáez-Angulo
Fotos: Juan Carlos Giménez

            24/08/18 .- MADRID .- Prepara una gran exposición de sus últimas esculturas para un palacio /museo andaluz en Écija Sevilla). Una veintena de nuevas esculturas. Hace dos años lo hizo en el Ateneo de Madrid, donde las sesiones poéticas se alternaban en el espacio compartido. La poesía impregna su obra que abarca todos los materiales y técnicas: mármol, alabastro, bronce, plomo, hierro, barro… Córdoba, la ciudad de Córdoba es su intenso objetivo próximo.

            Después de años viviendo en la sierra valenciana de Ahíllas, lindando con Teruel, Francisco Sáinz (Portugalete, Vizcaya, 1964) está decidido a trasladarse a Córdoba donde parece haber encontrado una acogida digna. Ha trabajado contento y feliz en la soledad de la sierra valenciana durante algunos lustros, pero la geografía alta de montaña es ingrata e incomoda a la hora de comunicarse. En invierno quedaba aislado y para que funcione el wi-fi hay que subir cuatro km de altura o bajar cinco a  la próxima localidad de Chelva. Llega un momento que uno se harta de tantas promesas administrativas de eficacia.  Los alcaldes y diputados del lugar no solucionan el tema. Si quieren que España no se despueble de gente en el interior y en las zonas rurales, que se le dote de comunicación digital y calidad de vida mínima a pueblos y aldeas. Lo demás es pura promesa o lo que es lo mismo: bla-bla-bla.

      Es un hombre de campo y aire libre. Las abejas -tiene dos colmenas cerca- no le pican; las avispas, tampoco, ni siquiera cuando las toca. "Creen que soy un árbol", explica. Las mariposas se posan alegremente sobre su cuerpo y no se van aunque se mueva, quizás por ello forman parte de su repertorio iconográfico. Conoce muy bien su simbolismo de esperanza y resurrección, por eso es capaz de colocarla llena de gozo y cromatismo, junto al drama de un pájaro negro muerto, que figura en su exposición de Écija.

            Paco Sáinz es un tipo raro y amoroso. Estudió Topografía y esto le sirvió tangencialmente en su destino de mili con destino a Ceuta. Pese a su natural tranquilo, sin vocación militar ni ardor castrense, le propusieron ser sargento, pero no aceptó porque estaba deseoso de regresar a la península. Inexplicablemente el mando se le daba bien y los soldados le apreciaban y obedecían. En Ceuta conoció a la que sería su mujer y a la que prometió casarse el día 6 de no recuerdo qué mes y cumplió su promesa, atravesando la península en autostop –los tiempos eran otros- porque era un hombre de palabra.

            De nuevo regreso a la península, trabajó en una editorial donde dirigió con entusiasmo el célebre Diccionario Bio-bibliográfico Español en tres tomos. Entre tanto tuvo dos hijas  guapas, y ahora bien situadas. La escultura latía siempre en su cabeza y en sus manos con pequeños trabajos, pero al fin decidió dar el salto al vacío y consagrarse por entero al arte de la tercera dimensión, investigando sin parar en ella.

            Residió en Valencia capital y como necesitaba un espacio grande para trabajar la piedra, el hierro y colocar un horno para fundir el bronce, salió a la sierra de Ahíllas, donde las circunstancia del terreno eran más razonable. Las inconveniencias de la mala comunicación vinieron más tarde. Entre tanto la captación de otros amigos artistas a la localidad de Ahillas dio su fruto. Vinieron de Valencia e incluso de Inglaterra. Todos los años celebraban una convocatoria artística y los medios informativos se han hecho eco de la misma. Pero todo tiene un límite. Hay un tiempo para todo, que dice el Eclesiastés.

            Paco Sáinz, como buen artista consagrado, ha trabajado hasta dieciséis horas diarias esculpiendo o buscando distintas pátinas en el bronce del horno. Se ha chamuscado o quemado en más de una ocasión, pero el arte es exigente y la escultura de verdad, muy dura. Vale la pena para quien cree en ella. Su escultura es figurativa, poética y a veces crítica con la sociedad o la política. La naturaleza le inspira, pero también los acontecimientos. El escultor sueña con instalarse en un palacio o espacio cordobés y trabajar desde allí con otros medios. Confiemos que lo consiga, porque él y su arte, lo merecen.


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https://lamiradaactual.blogspot.com/2014/12/paco-sainz-pandora-y-ariadna-dos-mitos.html





Escultura de Paco Sáinz