domingo, 25 de mayo de 2025

“CASA DE MUÑECAS”. de Henrik Ibsen. Versión: Eduardo Galán. Dirección: Lautaro Perotti. Centro Cultural de la Villa



    *Una versión actualizada, no del todo convincente

Carmen Valero Espinosa

25/5/25.- Madrid.- Casa de muñecas (Et dukkehjem) es una obra de teatro de Henrik que se estrenó el 21 de diciembre de 1879 en el Teatro Real de Compehague. Casa de muñecas fue escrita dos años después de Las columnas de la sociedad y fue la primera obra dramática de Ibsen que causó sensación. En la actualidad es quizá su obra más famosa y su lectura es obligatoria en muchas escuelas y universidades. Cuando Casa de muñecas se publicó, generó gran controversia, ya que critica fuertemente las normas matrimoniales del siglo XIX. Aunque Ibsen negó que su obra fuera feminista, es considerada por muchos críticos como la primera obra teatral verdaderamente feminista, informa Wikipedia. 

El portazo de Nora 150 años más tarde.
    ¿Cómo daría Nora su célebre portazo de Casa de muñecas en 2024, ciento cincuenta años después del estreno en Oslo del célebre drama de Ibsen? ¿Por qué volver otra vez al archiconocido portazo de Nora? ¿Por qué en 2023 se revisitó la obra en Broadway, protagonizada por Jessica Chastain? Algo seguirá removiendo nuestras conciencias cuando regresamos al emblemático portazo, que simboliza el nacimiento de la independencia de la mujer frente al dominio del hombre en las relaciones familiares y de pareja. Por supuesto que la sociedad occidental ha cambiado en siglo y medio. Pero tal vez no lo suficiente. Todavía mantenemos roles y estereotipos que impiden el desarrollo profesional y personal de la mujer en igualdad de condiciones que el hombre.     Hemos imaginado cómo serían la vida y las inquietudes de Nora en 2024, qué le llevaría a abandonar a su familia: una mujer que necesita recuperar el tiempo empleado en cuidar de su marido enfermo y de sus hijos para cuidar de sí misma, estudiando y trabajando.
    Todo ello nos conduce, además, a intentar emocionar a los espectadores reflejando con el espejo del teatro los conflictos y contradicciones de los seres humanos de hoy y de siempre. Ojalá esta representación llegue a rozar la piel del alma del público, de todos los públicos, dice Eduardo Galánautor de la versión.
    ¿Por qué revisitar Casa de muñecas a casi ciento cincuenta años de su estreno? ¿Quizás porque los grandes clásicos nos permitan bucear en nosotros mismos? ¿en nuestros prejuicios y miserias, en la hipocresía e injusticias, en los mandatos sociales, en las crueldades y limitaciones con las que convivimos y nos condicionan en nuestras vidas? ¿Nora enfrenta a su marido, lucha por el rol de la mujer en la sociedad o sencillamente se anima a enfrentarse a sí misma? ¿No es este uno de los roles del teatro, con dolor y valentía afrontar la realidad, o por lo menos a nuestra verdad relativa, y transformarla para poder emprender humildemente el camino de la libertad?
Tal vez Ibsen hoy nos permita justamente hacernos preguntas, y en la búsqueda de respuestas mirarnos al espejo, descubrir quienes somos y cambiar el mundo. O simplemente, como Nora, dar un portazo al pasado, a lo que se quería o esperaba de nosotros y animarnos a ser quienes deseamos ser realmente” escribe Lautaro Perottidirector del montaje

NOTA CRÍTICA: No sé hasta qué punto me gusta la versión actualizada con móvil, mensajes, redes sociales y demás concuerda con una obra del XIX, clásica y, por tanto, permanente en el tiempo, que no necesita de semejantes actualizaciones. Pensando en el origen de la obra, en el hecho de que sea la primera obra de reivindicación de la situación de la mujer en el “contrato” del matrimonio, en la incomprensión egoísta del marido cuando se ve en su plena situación social, merece que se respeta la versión original, porque el espectador tiene inteligencia para hacerlos parangones con el presente.
Esta obra merece titularse “Nora”, porque es un arquetipo literario, teatral, magistral, cabeza de fila sobre la situación de la mujer que ve comprensión ni gratitud en quien le acompaña en la vida.  Y su decisión.
La actuación de los intérpretes resulta buena, aunque sorprende el castellano de la primera actriz -Nora-, que no pronuncia las eses intermedias de los parlamentos y resulta un tanto “castiza de barrio”. 
El ritmo es estupendo y no se pierde el espectador en atender el relato con sus diálogos, a menos que se distraiga con las cuestiones de la versión modernizada o del acento peculiar de Nora, que es lo que a mí me ha sucedido.

Reparto: Nora: Mamen Camacho; Torvaldo: Oriol Tarrasón; Rank: Sergio Reques; KrogstadAndrés Requejo; CristinaElsa González.

1 comentario:

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...


Germán Ubillos Orsolich: Magnifica crítica y cometario a esa obra maravillosa, querida Julia. Un abrazo de Germán.