domingo, 9 de marzo de 2014

Gutierre de Cetina: “Rimas” en edición de Jesús Ponce Cárdenas” en Cátedra



Rimas
Gutierre de Cetina
Edición de Jesús Ponce Cárdenas
Editorial Cátedra
Madrid, 2014 (1238 pags.)







Julia Sáez-Angulo


            Gutierre de Cetina es uno de los mejores representantes del petrarquismo en España. A punto de cumplirse el quinto centenario, el estudioso Jesús Ponce Cárcenas ha llevado a cabo una revisión completa y sabia sobre este escritor español en el libro “Rimas”, editado por Cátedra en la colección Letras Hispánicas. El ejemplar cuenta con ilustraciones en blanco y negro.

            Poeta español del Renacimiento y del Siglo de Oro, Gutierre de Cetina (Sevilla, 1520 – México, 1557) fue un gran artífice de sonetos y madrigales, así como canciones, odas, estancias, capítulos y epístolas. La Fábula de Amor y Psique se recupera igualmente para el gran público en este grueso volumen.

            La Fábula de Amor y Psique se califica en el libro como uno de los mejores epilios  (palabra no recogida por la Real Academia Española en su diccionario) que viene a ser un relato e imagen. “En la literatura greco-latina se conoce como epyllion aquel conjunto de textos mítico- narrativos que se encuentran a medio camino entre el epos (el majestuoso poema épico) y el eydillion (pequeño cuadro o pequeña escena)”, explica Jesús Ponce en el Estudio introductorio.

            Alma del alma mía, ya es llegada/ la hora que de mí fue tan temida/ cuando absente de ti será llorada/ Llegada es ya la fin de mi partida: el cuerpo partirá pero conviene que de llevar el alma se despida,  dicen algunos de los versos de Gutierre de Cetina.





            El autor hispalense, de ascendencia castellana en Alcalá de Henares, supo dotar a sus escritos de “hermosura y gracia”, de “suavidad y pureza”, de “terneza y afecto”, se recuerda en la introducción. La gracia italiana está sobre todo en sus sonetos. El escritor aprendió gran elegancia en su aprendizaje y ello se refleja en la justeza y el contenido hacer de sus versos.

            Se le ha considerado desde el quinientos como “el cantor de la mirada y el amor galante”. En suma, un poeta amoroso pero jamás empalagoso.

           





            

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