lunes, 9 de marzo de 2015

Rafael Zabaleta, Catálogo de dibujos editados por el Instituto de Estudios Gienenses y la Diputación de Jaén







Julia Sáez-Angulo

         El Catálogo de dibujos de Rafael Zabaleta ha sido publicado por la Diputación de Jaén, en edición del Instituto de Estudios Gienenses y se exhiben en su espacio expositivo. Tanto el Ayuntamiento de Quesada como el Museo Zabaleta, sito en la misma localidad jaenera han participado en el proyecto.

         Rafael Zabaleta (Quesada. Jaén, 1907- 1960) fue un artista de dicción singular, que fue pasando desde el expresionismo sombrío de sus comienzos a la influencia picassiana de la vanguardia. Estudió Bellas Artes en Madrid y estuvo en París tras la guerra civil de 1936-39.

         El Museo de Quesada, su pueblo natal alberga una buena parte de su obra, un museo que fue alentado por el crítico de arte jienense Cesáreo González Aguilera, de la misma localidad.

         El Catálogo recién editado cuenta con diversos textos de interés, entre ellos el de Miguel Viribay que califica los dibujos de Zabaleta como “repentes de la mirada” en el título de su ensayo.

         Viribay analiza la trayectoria del trazo zabaletiano, desde la tradición hasta la renovación y ruptura, tomando siempre la naturaleza como modelo y punto de partida.

         “… repentes de la mirada dibujados por Zabaleta  durante los últimos años de su vida. Sí, repentes de entonces y de ahora que, si hubiésemos que analizar un posible conflicto entre los dos linajes que adornan la personalidad de Zabaleta Norte y Sur, es evidente la inclinación de Zabaleta por el segundo, concebido desde un aire no escasamente romántico y entreverado con estrofas de Miguel Hernández del Niño yuntero (1936), pieza literaria determinante en mi más temprana juventud que, junto a Nana de la cebolla, dan noticia del poeta de Orihuela, cuya obra permanecerá sobre el tiempo”, explica Viribay.

         “Se trata de unos dibujos trazados en soledad con línea sincera y vibrante en los que hay una cierta tristeza y melancolía más no desesperación–concluye el citado crítico de arte.




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