Julia Sáez-Angulo
7/6/25.- Madrid.- Terminan los días gallegos en Lugo y, no sé por qué, pienso en la Galicia literaria en castellano, Rosalía de Castro, doña Emilia Pardo Bazán, don Ramón María del Valle Inclán, Álvaro Cunqueiro, Cela… la que yo he leído naturalmente, o he escuchado en el teatro, sobre todo a Valle, en el María Guerrero, en El Español....
La tierra gallega ha dado un buen plantel de nombres a la literatura, pero Rosalía de Castro (1837-1885) va en cabeza en el tiempo, con su escritura en gallego y castellano, con su poesía renovadora, con su lirismo supremo, con su nombre de mujer en una sociedad donde el matriarcado ha estado muy presente. “Cantares gallegos” y “Follas novas” son culmen de un sentir y una escritura. Son numerosas las ciudades gallegas, portuguesas y de otras latitudes, que honran el nombre de Rosalía de Castro en sus bibliotecas, parques y estatuas: Santiago de Compostela, Pontevedra, Lugo, Oporto… Una mujer poeta referente desde el siglo XIX para todos, para muchas otras mujeres escritoras.
Doña Emilia Pardo Bazán (1831-1921), condesa y escritora que sabía pisar con pie firme el mundo literario, con su escritura de pro en todos los géneros: novela, ensayo, poesía, teatro… “Los pazos de Ulloa” le dieron celebridad. Ella tuvo una educación encomiable, porque su padre, don José María, hecho conde por Alfonso XIII, después de serlo pontificio, creía en la Instrucción de la mujer. El mejor impulso del feminismo, de los derechos de la mujer: el apoyo de un hombre que cree de verdad en la causa. Doña Emilia siguió apoyando toda su vida esa necesidad de educar a la mujer, para que avanzara la sociedad en bloque. Fue la primera socia femenina del Ateneo de Madrid, que hoy va completando su galería de retratos con los de las socias ilustres que albergó, como Carmen Laforet, Rosa Chacel, Carmen de Burgos, Elena Fortún…Pero ¡ay! no permitieron a Doña Emilia ser académica de numero en la Academia de la Lengua. Clarín se comportó como un asno. En casa de Doña Emilia está hoy la sede de la Academia de la Lengua Gallega… Ella es una literata grande.
Ramón María del Valle Inclán siempre me pareció un monstruo de la literatura. Su personaje Max Estrella y Don Latino son arquetipos de personajes dramáticos -como su propio autor, otro manco ilustre de las Letras-, que hoy se conmemoran cada año en el recorrido de la noche madrileña, el Día del Teatro. Conocía a su Galicia como nadie y nos la entregaba de lleno en su literatura. Sus “Comedias bárbaras” nos traen la fuerza brava y terrible de sus aldeas rurales. Pero mi devoción está en su obra “Divinas palabras”, cuando un humilde sacristán paraliza a un pueblo embravecido contra una pobre mujer pecadora, pronunciando las palabras latinas del Evangelio: "Qui sine peccato est, primam lapidem mittat"(El que esté libre de pecado que tire la primera piedra). El retroceso del pueblo ante aquellos latines que no entendía, pero sabía que venían de palabras sagradas, es formidable. Nunca el latín tuvo tanta fuerza en una escena, al escucharse sacra en los oídos de los brutos.
Otro de mis admirados gallegos es Álvaro Cunqueiro (1911-1981), pluma bilingüe, ágil y fértil, que recorrió todos los escaños y lugares del periodismo, además de buen poeta y novelista galardonado. Él nos ha entregado una Galicia mágica y onírica en su narrativa. Sus relatos nos llevan de la mano por lugares y personajes insólitos, que son reales y plasmados de su pensamiento mágico. Su humor, llevado a la ironía, resulta magistral. Su novela “Un hombre que se parecía a Orestes”, ganó el premio Nadal en 1968. Pero yo me inclino hacia sus títulos Merlín e familia e outras historias (Merlín y familia y otras historias), As crónicas do sochantre (Las crónicas del sochantre), obras traducidas al español. Su escritura prolongó las primaveras de Galicia, como reza en su epitafio.
Y qué decir de Camilo José Cela, flamante premio Nobel (1916-2002), un narrador de escritura tremendista, que refleja una buena parte del ser y del estar en España, durante los tiempos que le tocó vivir, con el consiguiente hilo que permanece. “La colmena” en el Café Gijón es un espejo soberbio. “La familia de Pascual Duarte”, una bomba total, y su poemario surrealista “Pisando la dudosa luz del día” es muy audaz. El poeta actual Antonino Nieto, me lo recuerda siempre, cuando leo o escucho sus versos. En mi lectura de Cela destaco los Cuentos, que leí cuando los publicó el “ABC” por fascículos: ¡soberbios!, pero… también tengo que confesar que su libro “San Camilo 1936” lo tuve que dejar de leer, porque estragaba mi sensibilidad. Cela es autor y personaje al mismo tiempo. Este año recibirá la Medalla de Oro Mayte Spínola 2024 In memoriam, que recogerá su hijo Camilo Cela Conde. Mayte cuenta que Cela y su marido Graciliano Barreiros se entendían muy bien, como buenos gallegos y reían junto a carcajadas.
Galicia son ellos y muchos más, escriban en gallego o castellano. El bilingüismo se agradece, pero hoy nos encontramos con muchos carteles y cartelas solo en lengua regional. Una pena.
Caricatura en la Revista chilena "Sucesos" (1910). Valle-Inclán aparece como un fauno manco ataviado con la boina roja carlista y rodeado de flores de lis.
El gatipedro es una figura mitológica gallega que hace a los niños mearse en la cama. Fue descrito por Álvaro Cunqueiro en su obra Escola de menciñeiros. También es uno de los temas del libro de relatos Os outros feirantes. Escultura en la plaza del Humor, La Coruña.
2 comentarios:
Muchas gracias por recordarme a tantos escritores y gallegos ilustres. Mi país guarda muchas huellas de la presencia gallega. Nuevos saludos,
Raúl
Me encanta ver que no sólo los gallegos leemos a nuestros literatos.Gracias por esta enumeración estupenda en donde están varios de los más destacados.
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