martes, 16 de noviembre de 2010

Nuria Espert es Lucrecia

DOLORES GALLARDO LÓPEZ

Desde el día 4 de noviembre se representa en el Teatro Español de Madrid la obra La violación de Lucrecia, un texto de W. Shakespeare en verso de 1594.

La única intérprete es la galardonada y reconocidísima actriz y directora Nuria Espert, una de nuestras grandes damas del teatro, que a sus setenta y cinco años asume un tremendo reto.
La dirección corre a cargo de Miguel del Arco.
El texto se ha traducido en un verso blanco de excepcional belleza.

La originalidad de esta puesta en escena consiste en que Nuria Espert, interpreta los cinco personajes del texto: la joven Lucrecia, Colatino (su esposo), Sexto Tarquinio (el violador), un patricio romano y el narrador.

El tema de la obra, situada en la época primitiva de Roma, enlaza el final de la monarquía romana y el paso a la República, dado que Sexto Tarquinio, el violador de Lucrecia, fue hijo del último rey de Roma y Colatino, esposo de la desafortunada joven, uno de los dos primeros cónsules que, tras acabar con la monarquía, eligieron los romanos.

¿Cómo ocurrió todo esto?

Tarquinio el Soberbio

Los primeros siglos de la existencia de la ciudad de Roma fluctúan entre la leyenda y la historia.
Los únicos autores de los que conservamos un relato completo de la Roma arcaica son Tito Livio en los primeros libros su obra, Ab urbe condita, y el griego Dionisio de Halicar naso, autor de Antiquitates romanas. Los dos son grandes maestros de la Historia. Vivieron en la época de Octavio Augusto.

De ambos conservamos la parte de su obra histórica que corresponde a la époc arcaica de Roma. Los dos presentan un cuadro semejante: la omisión de algunos sucesos en uno u otro -más que utilización de fuentes diferentes- denota generalmente la diferente postura crítica de cada uno de ellos con respecto a los hechos que relata.

Lucio Tarquinio fue el último rey de Roma. Yerno del anterior rey –Servio Tulio, el último representante de la monarquía legítima- conspiró contra su suegro, que fue asesinado en la revuelta. Así alcanzó el poder. Este Tarquinio conocido en la historia como Tarquinio “el Soberbio”.
A lo largo de su reinado se fue haciendo cada vez más odioso al pueblo de Roma. La inicua muerte de la joven Lucrecia fue la gota que colmó el vaso del descontento popular contra el rey Tarquinio y su familia.

Lucrecia

El ejército romano asediaba la ciudad de Árdea, principal ciudad del pueblo de los rútulos. Aprovechando los momentos de descanso de los trabajos del asedio los hijos del rey de estas labores los hijos del rey y sus amigos solían reunirse.
Un día, en la tienda de Sexto Tarquinio -uno de los hijos del rey Lucio Tarquinio- en el curso de una de esas reuniones comentaron los presentes las excelencias de sus respectivas esposas y se provocó una acalorada discusión.
Colatino, uno de los presentes, esposo de Lucrecia, propuso que, dado que todos eran jóvenes y tenían bríos suficientes, montaran a caballo, llegaran hasta sus hogares y vieran con sus propios ojos a qué se dedicaban sus esposas en su ausencia. Así pues decidieron partir.

Era ya muy tarde cuando llegaron a Colatia, donde estaba la casa de Colatino, sin embargo encontraron a la hermosa Lucrecia trabajando aún en las labores de la lana , pese a lo avanzado de la hora. Lucrecia recibió amablemente a su marido y a sus amigos. Sexto Tarquinio, el hijo del rey Lucio Tarquinio, concibió una funesta pasión.
Pocos días después Sexto Tarquinio volvió a ausentarse del asedio de Árdea y, sin saberlo Colatino, se presentó en su hogar. Lucrecia lo recibió y lo atendió amablemente. Después de cenar fue conducido a la habitación de los huéspedes. En mitad de la noche Sexto Tarquinio apareció en el dormitorio de Lucrecia, le confesó su pasión y trató de conmoverla. No lo consiguió. Entonces por la fuerza abusó de ella. Después se marchó.

Muerte de Lucrecia y fin de la monarquía

Tan pronto partió S. Tarquinio, Lucrecia envió mensajeros a Roma, en busca a su padre, y a Árdea en busca a su esposo. Sin demora llegaron Espurio Lucrecio, padre de Lucrecia, y Colatino, esposo de la joven, acompañado del patricio Lucio Junio Bruto.

Lucrecia les contó lo acaecido la noche anterior y en presencia de su esposo, de su padre y de Junio Bruto, sin que pudieran evitarlo ninguno de ellos, se clavó el cuchillo que llevaba oculto con el fin de lavar su mancillado honor.

Bruto, en tanto sacaba el cuchillo del inerte cuerpo de Lucrecia, juró vengarse del rey Tarquinio y de toda su familia.

Sacaron a la calle el cadáver de la joven, la gente se congregó. El duelo se trocó en cólera al conocerse que la muerte de la joven la había provocado la brutal actuación del hijo del rey. Bruto animó a los reunidos a empuñar las armas y a tomar venganza. Unos pocos quedaron junto al padre de la joven, los demás se dirigieron a Roma bajo el mando de Junio Bruto.
En Roma se produjo la misma indignación: las circunstancias de esta muerte colmaron la paciencia de los romanos. Decidieron desposeer al rey de su mando y condenarlo al destierro con toda su familia.

Enterado el rey de los disturbios, abandonó el asedio de Árdea y acudió a Roma. Encontró las puertas de la ciudad cerradas. Así pues decidió partir hacia el exilio y marchó desterrado a Etruria.

Según la tradición analística Lucio Tarquinio “el Soberbio” reinó veinticinco años. La monarquía había durado en Roma doscientos cuarenta y cuatro años en total.

Se convocaron los comicios y los hombres, reunidos por centurias de acuerdo con las normas que había dado el rey Servio Tulio, fueron llamados a votar. Entonces se eligieron los dos primeros cónsules de la historia de Roma: Junio Bruto y Colatino.

Así se inició la época de la Republica romana, donde el máximo poder lo detentaban los cónsules elegidos anualmente en número de dos, para que nadie detentara en solitario el máximo poder.

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