jueves, 14 de noviembre de 2019

Luis González-Carvajal: “Cada año aumentan en 14 millones los católicos del mundo”


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Don Luis González-Carvajal Santabárbara


 Julia Sáez-Angulo


         15/11/19 .- Madrid .- Luis González-Carvajal Santabárbara (Madrid, 1947) es un madrileño que, después de ser Ingeniero Superior de Minas, se hizo sacerdote. Durante 30 años se ha dedicado a la enseñanza de la Teología, jubilándose hace ya siete años como catedrático de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas. Además ha desarrollado (y sigue desarrollando) un abundante magisterio a través de las conferencias y los libros: Ha publicado veintiséis hasta el momento, varios de ellos reeditados muchas veces y traducidos a distintas lenguas. El Diccionario de Pensadores Cristianos le presenta como «uno de los autores cristianos más leídos actualmente en lengua castellana».

1.     ¿Qué ha querido transmitir en su reciente libro El Credo explicado a los cristianos un poco escépticos, publicado por Sal Terrae?

         La idea de escribir este libro nació cuando me comentó una señora que se había puesto a pensar sobre el Credo y había llegado a la conclusión de que no creía de verdad ni la mitad de los artículos de la fe: «Creo en Dios Padre Todopoderoso», ¿y entonces Auschwitz e Hiroshima...?; «Creador del cielo y de la tierra», ¿y entonces eso del big bang y el evolucionismo...?; etc. etc. Mi convicción era y sigue siendo que, explicando correctamente el significado de los diferentes artículos del Credo, esa señora y muchos como ella descubrirían aliviados que estaban enfrentándose a enemigos imaginarios, como D. Quijote cuando arremetió contra los molinos de viento creyendo que eran gigantes. Parece que mi suposición fue correcta porque dos meses después de aparecer el libro fue necesario sacar ya la segunda edición.


2.     ¿Por qué se enfría la fe y la tradición cristiana en países de Occidente tradicionalmente cristianos?

         En un libro que publiqué hace unos años Evangelizar el mundo cristiano analicé hasta 14 causas diferentes, pero pretender hacer un análisis exhaustivo en una entrevista produciría jaqueca a los lectores e incluso algunos podrían no volver a leer «La mirada actual». Con el fin de empalmar con la respuesta anterior diré únicamente que muchos pastores de la Iglesia y muchos catequistas no han sabido dialogar con la cultura actual y ocurre lo mismo que, si una emisora de radio emite en una frecuencia determinada y la gente tiene sintonizada otra frecuencia distinta: Por interesante que pueda ser el mensaje, no llega a sus destinatarios.


3.     ¿La falta de clero influye también en esto? ¿Por dónde atisbar una solución?

         La falta de clero es a la vez causa y consecuencia de la cristianización, pero lo peor no es la disminución numérica, sino que la descristianización creciente ha provocado una baja autoestima en muchos sacerdotes, y les pasa lo mismo que a los jugadores de un equipo de fútbol cuando está atravesando una mala racha. Unas cuantas personas apasionadas por el Evangelio, aunque fueran pocas, entusiasmarían a la gente. Refiriéndose a los orígenes de la Orden de Predicadores, el P. Lacordaire escribió: «Un solo hombre Santo Domingo de Guzmán suscita de repente un ejército de predicadores que, de España a Moscovia, de Suecia a Persia, conmueven las poblaciones. Para explicarse este hecho maravilloso, basta reflexionar que la elocuencia es hija de la pasión. Cread una pasión en un alma, y brotará a raudales la elocuencia».


4.     Cuando los fieles asistimos a “misas secas” (sin consagración) en hospitales o funerales, se nos encoge el corazón. ¿Vamos a eso?

         Prefiero dejar las predicciones sobre el futuro a Rappel. Yo conozco bastante mejor el pasado que el futuro, y la historia dice que la Iglesia ha pasado ya por muchas crisis y muy profundas, pero tras ellas llegó una revitalización insospechada.
         Por otra parte, eso que usted llama «misas secas» no siempre es malo. Cuando se trata de grupos formados mayoritariamente por personas poco practicantes o incluso no creyentes, aun habiendo un sacerdote, puede ser preferible una liturgia de la Palabra bien preparada.


5.      ¿Cuáles serían los desafíos del Cristianismo en el siglo XXI?

         También sobre este tema publiqué un libro titulado precisamente Los cristianos del siglo XXI. Me limitaré a enumerar los retos que analicé allí. En primer lugar los grandes problemas de la humanidad ante los que la Iglesia no puede permanecer impasible: la mundialización, el reto del capitalismo global, el reto de las grandes migraciones, el reto de la diversidad cultural, el reto del diálogo interreligioso, el reto de las experiencias tecnológicas de alto riesgo y el reto de la increencia. Y en segundo lugar, los grandes problemas de la Iglesia actual: el reto de vivir la fe en la diáspora, el reto del ecumenismo, la descentralización de la Iglesia, la falta de sacerdotes, el papel de la mujer en la Iglesia y el ejercicio de la autoridad en la Iglesia.
        

6.      Se dijo que en el siglo XX el Cristianismo despuntaría en África y en Asia en el XXI ¿Cómo lo ve usted?

         Ciertamente, el centro de gravedad de la cristiandad se ha desplazado desde Europa hacia los países del Sur. Cada año aumentan en 14 millones los católicos del mundo (el 2,4 % se debe a conversiones; el resto, por crecimiento demográfico), pero ese crecimiento tanto por la primera causa como por la segunda ocurre en el Sur; porque en los países del Norte el saldo es negativo.
        

7.     ¿Hasta qué punto el papa Francisco ha enardecido la fe de la Cristiandad?


         El papa Francisco no deja indiferente a nadie: unos han recuperado la ilusión gracias a él y otros ven su pontificado como un dolor de cabeza que pasará pronto. De hecho, ninguno de los Papas de los tiempos modernos ha tenido que enfrentarse a una oposición interna tan fuerte como él. Quizás en el fondo sea una buena señal, porque eso mismo ocurría con Jesús. Pero lo curioso es que a menudo los escandalizados por el mensaje de Francisco son muchos de «los piadosos», como ponía de manifiesto con fino humor una viñeta publicada por «El Roto» en «El País» el 25 de septiembre de 2013.

         El cardenal Sebastián escribió en su libro póstumo, publicado hace unos meses: «El verdadero aggiornamento de la Iglesia resulta de la radicalidad en el seguimiento de Jesús. Esta es la explicación de la “modernidad” del papa Francisco. Resulta moderno y cercano, porque se ha liberado de los ropajes mundanos del papado y se ha acercado a las formas humildes y sencillas del Maestro. Como le ocurría a Jesús, la gente sencilla le quiere y los poderosos murmuran contra él. Es una buena señal».


8.     ¿De dónde y por qué nace la cristianofobia de algunos sectores de la sociedad?

         Conviene empezar recordando que la hostilidad hacia el cristianismo existe desde su nacimiento (el Fundador murió en una cruz y las persecuciones de los tres primeros siglos se caracterizaron por una extraordinaria agresividad). Tertuliano, en su Apología contra los gentiles, escrita el año 197, decía: «Si el Tíber desborda sus diques, si el Nilo no llega a regar las vegas, si el cielo está sereno y no da lluvias, si la tierra tiembla, si sobrevienen el hambre o la peste, al punto gritáis: “Los cristianos a los leones”». Ya nos lo había advertido el Maestro: «Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros» (Jn 15, 20), e incluso nos prometió una bienaventuranza para cuando llegaran esos momentos: «Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos» (Mt 5, 11-12).

         Pero, ¡ojo!, sólo podemos aplicarnos la bienaventuranza cuando seamos perseguidos «con mentira»; es decir cuando nos persigan por ser buenos cristianos, no cuando nos persigan por ser malos cristianos. Si adoptamos actitudes prepotentes o hay clérigos pederastas es lógico que nos persigan. Lo malo es que estemos pagando justos por pecadores.


9.     ¿Cómo convivir con los islámicos sin caer en la ingenuidad de la conducta?

         No debemos pretender que los musulmanes o los demás inmigrantes renuncien a su propia cultura para sustituirla por la nuestra, pero evidentemente tampoco debe ocurrir lo contrario. No tiene sentido, por ejemplo, pedir la supresión de los símbolos religiosos durante la Navidad argumentando que ofenden a las personas de otras religiones, especialmente a los musulmanes, porque ellos no tienen nada contra Jesús y María; por el contrario, ambos ocupan un lugar particularmente eminente en el Corán y por lo tanto en el Islam. Cuando los musulmanes hablan de «Jesús hijo de María», (‘Isa ibn Maryam) lo hacen con veneración. De hecho, María es la única mujer cuyo nombre menciona el Corán; todos los demás nombres propios que aparecen en dicho libro son de personajes masculinos.

         Tampoco sería deseable que los inmigrantes conserven su cultura en el interior de guetos aislados de la gran sociedad, porque una multiculturalidad sin interculturalidad tendría como consecuencia la balcanización de la convivencia con frecuentes estallidos de violencia.

         Inmigrantes y españoles debemos estar abiertos a un proceso de enriquecimiento recíproco en el aportar y en el recibir, en acoger y en ser acogidos; aunque lógicamente, dada la asimetría de poder existente entre ambos grupos, los cambios que vayan produciéndose en el futuro como consecuencia de esa convivencia serán mucho mayores entre los inmigrantes. Es obvio, por ejemplo, que ellos harán un esfuerzo por aprender nuestra lengua, pero será poco probable que los españoles intentemos aprender las diferentes lenguas nativas de los inmigrantes.


10. Le he escuchado en homilías comentar a fondo e históricamente el Antiguo Testamento. Si el Nuevo Testamento es la plenitud de los tiempos, ¿cómo abordar el Viejo?

         Gerhard Lohfink citó en alguno de sus libros el caso de una parroquia de una gran ciudad alemana, cuyos lectores se negaron a pronunciar la fórmula: «Es palabra de Dios» después de la lectura del Antiguo Testamento, justificando su negativa por el primitivismo moral que existe en muchas de esas lecturas. Habían olvidado que la revelación de Dios es progresiva. Ya en el interior del Antiguo Testamento podemos apreciar un progreso paulatino, aunque el gran cambio se da al pasar del Antiguo Testamento al Nuevo. Si no leyéramos el Antiguo Testamento perderíamos no pocas riquezas. Lo que debemos hacer, naturalmente, es interpretar el Antiguo Testamento a la luz del Nuevo.


11. ¿Qué libro está leyendo, qué libro recomendaría y que libro prepara actualmente?

         Estoy leyendo las Memorias de ultratumba, de Chateaubriand, y seguiré leyéndolo bastante tiempo porque tiene casi 3.000 páginas; me han enganchado porque tienen una actualidad insospechable en un libro escrito hace dos siglos. Se lo recomiendo a los buenos lectores. También merece la pena leer el Diario de Etty Hillesum, la joven judía holandesa que murió en 1943 en Auschwitz.

         En cuanto al trabajo que estoy preparando ahora, es una reelaboración a fondo de mi libro Ésta es nuestra fe. Teología para universitarios. Lo reelaboré en la 2ª edición, en la 6ª y en la 14ª; ahora va por la 23ª y todavía me siento capaz de mejorarlo bastante.

Más información
https://lamiradaactual.blogspot.com/2018/09/luis-gonzalez-carvajal-teologo-espanol.html

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