martes, 26 de enero de 2010

María Zambrano, "Esencia y hermosura" Antología de textos

Esencia y hermosura. Antología
María Zambrano
Selección y prólogo de José-Miguel Ullán
Galaxia Gutemberg/Círculo de Lectores, 2010
Barcelona, 2010 (612 pags)

Julia Sáez-Angulo


María Zambrano, Una “Antología”, mientras se preparan sus Obras Completas dirigidas por Jesús Moreno, que serán publicadas por Galaxia Gutemberg/Círculo de Lectores, aparece esta “Antología” de su obra titulada “Esencia y hermosura”, con selección y relato prologal del desaparecido poeta José-Miguel Ullán.

José Luis Pardo hizo la presentación, después de la las palabras introductorias de Joan Tarrida, para decir que se congratulaba en cierto modo de no haber conocido a María Zambrano (Velez-Málaga, 1904 – Madrid, 1994) porque todos aquellos que lo hicieron se vieron magnetizados por la presencia y palabra de esta escritora, de la que algunos llegaron a decir que hablaba mejor que escribía.

Todavía hay muchos que siente más curiosidad por la vida de esta escritora singular que por su obra, señalaba Pardo para quien los ensayos filosóficos de esta mujer son singulares y abren una nueva vía a un estilo literario diferente que conecta con el pensamiento europeo.

América Hispana, clave en su vida

“La vida y escritura de María Zambrano es incomprensible sin su relación con America”, señaló el profesor Pardo en otro momento. No hay que olvidar que ella tuvo que exiliarse muy joven y en América se encontró con el cubano Lezama Lima, el pintor mexicano Juan Soriano –pareja del escritor español Diego de Mesa- y la lengua española que era la suya.

La confluencia de Zambrano con Juan Soriano se hizo también a través de su reflexión con la Pintura, como un lenguaje nuevo menos verboso y más expresivo de lo inefable. La “Antología” se abre precisamente con las “Cartas al pintor Juan Soriano” y refleja su pensamiento sobre América y la pintura.

“La Cuba secreta” (1948) es otro de los capítulos seleccionados con dos apartados: “Martí, camino de su muerte” y “José Lezama Lima en La Habana”.

A María Zambrano no se la consideró una profesional de la poesía pero su ensayo filosófico se teñía de esa cualidad más visionaria del pensamiento.

Pardo se congratulo de que la Antología presentada por Ullán no fuera fagocitada en los fastos de centenario de la autora, que se vió abrumada al final de sus días por un exceso de reconocimientos oficiales, en un país que distaba mucho del que había dejado hacía 45 años de exilio itinerante en México, Cuba, Puerto Rico, Francia, Italia y Ginebra.


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