lunes, 29 de julio de 2019

MANUEL QUIROGA CLÉRIGO PUBLICA “ISLA/PAÍS DE COLIBRÍES”


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Manuel Quiroga Clérigo

       30/7/19 .- “Isla/País de colibríes” es un extenso libro original del sociólogo y poeta Manuel Quiroga Clérigo que contiene dos interesantes poemarios, escritos en diversas edades y que constituyen un ameno producto lírico de varios viajes por dos países de la América Hispana: Cuba y México. En el caso de “Isla” se trata de una colección de versos convertidos en un detenido libro de afectos y de viajes dedicado completamente a Claudia, la nieta mayor del autor. Está escrito precisamente en el mes de Mayo del año 2006, fecha en que nació la niña y cuando Quiroga había sido, previamente, invitado al Festival Internacional de Poesía de la Habana donde tuvo ocasión de entrevistar a Aitana Alberti, Evghueni Evtusenko, Miguel Barnet y recorriendo, como un cubano más, los casi 1300 kilómetros de largo de la isla de Cuba.
El poeta describe la mencionada la alargada isla como envuelta en un mundo infantil que sirve de nexo al poemario (“Hay una tortolita en los acantilados./Ha regresado sola de los prados sin nadie”…) y que facilita la redacción de los inspirados poemas.
   Encontramos, efectivamente, poemas sociales, icónicos, poemas convertidos en cuento o leyenda fácil, la mayoría de ellos escritos en bien medidos versos alejandrinos, endecasílabos, decasílabos y algún soneto con variadas metáforas e imágenes.
   El lector que guste tanto de la poesía clásica como de la moderna, no quedará defraudado con éste libro que une bucolismo y modernidad en una feliz conjunción de naturaleza y máquinas, los cuales se desenvuelven un mundo complicado y muy actual como es el de hombres sin nada y muchachas hermosas: (“Hay hadas pequeñitas, infantiles, curiosas./Van vestidas de nieve o de azul diluido./Acuden presurosas cuando los niños lloran/derramando su aliento de estrella emocionada” 
   Amanecen en la isla de las hadas y los ángeles, también los hombres uniformados verde oliva y todas sus historias, cada uno con su protagonismo y su inagotable paciencia y ganas de vivir, pese a los avatares negativos de la existencia, la de ellos y la de los demás.
   El poeta desea para su nieta un mundo que sea de todos, una tarde vestida de alegría, su hada de la guarda disfrazada de Luna en una isla que subyacen en medio de la resaca revolucionaria prados y corazones bondadosos, donde al “patria o muerte” solo queda agregar con el poeta algo tan sencillo como lo que determina uno de sus versos: “la única victoria son los hombres felices.”
La segunda parte, titulada “País de colibríes”, data de 2015, fecha del nacimiento de Martina, la segunda nieta del autor. También contiene versos elegantes, delicados, rítmicos, plenos de belleza, producto de sus andanzas por varios ciudades del estado azteca y de su estancia en la, hoy denominada, Ciudad de México, de tan bellos edificios y tan complicada habitabilidad por su inmenso tráfico, abigarrada población y constante polución. En el largo entramado lírico son muchas e interesantes las muestras de un trabajo en el que la aventura y las cercanías a los demás tienen su momento: “Hoy recuerdo tus ojos de ámbar floreciente./espero tu mirada nacida del silencio/como cuando las fuentes inundan el paisaje,/el espeso perfume de tu frente callada,/el principio secreto de una vida impaciente”.
En el valor del trabajo itinerante y la capacidad de convertir en aventura lírica un espejo convertido en fantasía, algo que Manuel Quiroga, lleva a cabo en la mayoría de sus obras como en el poema, casi final, dedicado a Martina y a Claudia y titulado “Hacia vosotras” escrito en la Ciudad de México el 18 de Octubre del año 2015: “Vamos hacia vosotras, a las nubes,/al límite del viento y el otoño./Cruzaremos los mares, las orillas,/el verdor de las islas, los silencios./Atrás quedan museos, lagos, aves;/edificios llegando a las estrellas./Ya hemos contemplado bosques, lunas,/las grandes avenidas, sauces, ríos; los trenes recorriendo las laderas,/ardillas escalando jacarandas./codornices volando hacia las fuentes,/los aviones rozando rascacielos./Siempre estabais presentes en las tardes,/en tantas madrugadas, los domingos;/recordadas en torres y teatros,/reflejadas en lluvias y horizontes./Vamos hacia vosotras, a la vida,/a los espacios libres de naufragios,/al lugar en que habitan las gaviotas,/a esos territorios de rosales/habitados por brisas florecientes./Lo demás que ahora lejos, lejos;/tan sólo nos importa el abrazo”.
Es tan sólo uno más de los libros de poemas viajeros de Manuel Quiroga Clérigo

          Eduardo Benítez Romero     

  

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