11.11.2024.- León.- Con el título Ai Weiwei. Don Quixote, a partir del 9 de noviembre podrá visitarse en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León una extensa muestra que reúne grandes instalaciones, una selección de obras realizadas con bloques de LEGO y películas creadas, durante las dos últimas décadas, por el artista y activista de origen chino.
El MUSAC presentará uno de los proyectos más ambiciosos realizados por Ai Weiwei hasta la fecha. Con 1.700 metros cuadrados de exposición y 44 obras, muchas de ellas monumentales, Ai Weiwei. Don Quixote incluye trabajos realizados en los últimos 20 años de trayectoria de este creador imprescindible en el panorama artístico internacional, conocido por su capacidad de fusionar arte y activismo político. Es también la primera exposición que exhibe en profundidad su serie de cuadros realizados con ladrillos de construcción de juguete. Respecto a ellos, el artista indica: “LEGO, al igual que los mosaicos antiguos, los diseños textiles y de alfombras, o la impresión con tipos móviles de madera de la dinastía Song (c. 1000 d.C.), encarna una sensación de atemporalidad”.
La exposición, que podrá visitarse hasta el 18 de mayo de 2025, se inaugu-
ra el 9 de noviembre. El proyecto, comisariado por el director del MUSAC,
Álvaro Rodríguez Fominaya, ha sido diseñado junto al artista en exclusiva
para el museo leonés, el único centro en el que podrá verse.
Un recorrido por la exposición
Para encontrar el origen de Don Quixote es necesario retroceder hasta la
infancia de Ai Weiwei. El padre del artista, el poeta Ai Quing, tuvo entre sus
libros una edición de la obra maestra de Cervantes, que Ai recuerda vívi-
damente por su bella portada e ilustraciones y la breve introducción a la
historia que su padre le hizo. Viviendo en los desiertos remotos de Xinjiang,
donde su padre había sido deportado, la extravagante pareja formada por
Don Quijote y Sancho Panza despertó su imaginación infantil y le reveló
que se podía concebir todo un mundo de fantasía, más allá de la doctrina
maoísta que dictaba que todo se ajustase a la lógica y la racionalidad.
“Don Quixote no se ha concebido como una retrospectiva”, explica Álvaro
Rodríguez Fominaya, comisario de la exposición. “Aún así, se abordan las
temáticas centrales de su trabajo: la libertad de expresión, las crisis migra-
torias y la defensa de los derechos humanos. Además, casi todas sus gran-
des series están representadas en la muestra, en un arco cronológico que
va desde 2008 hasta 2023”.
Ai Weiwei. Life Cycle
PRENSA EXPOSICIÓN: Cano Estudio | medios@canoestudio.com | +34 91 429 77 74
PRENSA MUSAC: Izaskun Sebastián | izaskun@musac.es | +34 987 091 103
La exposición destaca también por sus dimensiones. Se trata de una de las
más extensas y ambiciosas del artista y disidente chino. Ha sido concebi-
da especialmente para las salas del MUSAC, que por su tamaño permiten
albergar algunas de las obras más monumentales de Ai Weiwei, imposibles
de exponer en otros museos. Incluye 44 obras entre instalaciones, cuadros
de ladrillos de construcción de juguete, esculturas, vídeos y películas. Ocu-
pa unos 1.700 metros cuadrados, más de la mitad del espacio expositivo del
museo.
Cada sala está pensada de forma inmersiva, con una “piel” que generan
obras en formato de papel pintado de suelo a techo, con más de seis metros
de altura. A esto se suman 10 películas que resumen la obra de Ai Weiwei en
cine y videoarte, desde el documental Marea humana (2017) hasta el vídeo
Beijing 2003 (2003), con 150 horas de duración y que recorre los 2.400 kms
de las calles de Pekín, grabadas desde una furgoneta en movimiento.
El MUSAC será el primer museo que exponga en profundidad el conjunto
de obras realizadas con bloques de construcción (tipo LEGO o WOMA),
en las que Ai Weiwei viene trabajando desde 2007: se verán 19 de las 60
que ha producido hasta el momento. Con estas piezas de juguete, el artis-
ta propone un desafío audaz a la pintura tradicional bidimensional. “Son la
herramienta perfecta para cuestionar el pasado político y estético del arte”,
admite Ai Weiwei. “Elegí los ladrillos de LEGO porque son completamen-
te ajenos a mí: son neutros, incluso absurdos, con una paleta limitada a
cuarenta colores. Usar este material para cuestionar mensajes políticos o
estéticos del pasado me parece especialmente adecuado, ya que no carga
con el peso de formas de expresión artística tradicionales, como la pintura
o la escultura. En cierto sentido, estos ladrillos de juguete nos liberan de las
cargas del bagaje artístico histórico”.
Entre estas obras destaca The Third of May (2023), un gran cuadro inédito,
producido específicamente para esta muestra, que versiona la obra de
Goya El tres de mayo en Madrid. “Vi en estas imágenes algo que me
resultaba familiar, especialmente en la escena inolvidable de los
insurgentes españoles siendo ejecutados: una poderosa representación
que conmemora la resistencia española al ejército de Napoleón”, explica Ai
Weiwei sobre esta pieza. Y aclara: “la sociedad siempre ha estado sujeta
a cambios políticos drásticos y, con cada giro, hay quienes mueren o se
sacrifican. Esta pintura lo captura de manera tan vívida y directa que
parece que estuviese animada, expresando la profunda empatía que
Goya, un artista que admiro enormemente, tenía por el sufrimiento
humano”.
En Don Quixote pueden verse tres grupos de obras en LEGO. El primero lo
componen versiones de obras maestras de la historia del arte, que en este
caso se realizan a escala 1:1. Entre éstas está, por ejemplo, The Last Supper
in Pink (La última cena en rosa) de Leonardo da Vinci, pero a través de la
versión de Andy Warhol, con casi siete metros de largo.
“Yo nunca elegiría una obra maestra al azar. El cuadro debe resonar conmi-
go y con mi experiencia política, por lo que casi todas las obras de arte que
elijo narran un tema específico que me importa profundamente. Siempre
hay una razón deliberada detrás de mi selección. Espero que los espectado-
res, al leer las descripciones de estos trabajos, puedan entender que estas
obras maestras se eligen de manera reflexiva, no arbitraria o casualmente.
Hacer tales elecciones es a menudo un proceso desafiante”, confiesa Ai
Weiwei.
Un segundo grupo lo componen cuadros en los que parte de imágenes
tomadas de los medios de comunicación como The U.S. Navy collecting the
remnants of a Chinese high-altitude surveillance balloon shot down by an Air
Force fighter [La Marina estadounidense recuperando los restos de un glo-
bo de vigilancia chino de gran altitud derribado por un caza de las Fuerzas
Aéreas], que hacen referencia a crisis geopolíticas y humanitarias contem-
poráneas. En estas obras introduce siempre un elemento ajeno a la compo-
sición original. El tercer grupo son aquellas obras que hacen referencia a las
propias piezas realizadas por Weiwei en otras técnicas, como Illumination
(2019), que refleja un selfie que el propio artista se tomó en un ascensor
junto a los agentes de policía que le custodiaban en aquel momento.
Obras monumentales en León
Trabajar con grandes formatos ha sido una constante en la trayectoria de
Weiwei. Entre sus obras monumentales incluidas en su exposición en el
MUSAC está La Commedia Umana (2017-2021), que se muestra por primera
vez en un museo. Con más de ocho metros de alto, seis de ancho y 2.700 kg
de peso, es uno de los candelabros de Murano de mayor tamaño realizados
nunca. Está compuesto por unas 2.000 piezas. Rodríguez Fominaya desvela
que “Ai Weiwei ha estado trabajando con cristal de Murano desde 2017. Este
gigantesco candelabro negro fue hecho a mano por artesanos vidrieros en
colaboración con una fundación dedicada al trabajo del cristal, Berengo
Studio”.
La Commedia Umana reimagina los clásicos candelabros venecianos de
vidrio y surge de las reflexiones del artista sobre el humanismo y la humani-
dad, así como de su defensa de la libertad de expresión. Las crisis migrato-
rias, la amenaza de pandemias actuales y futuras y los devastadores cam-
bios ambientales globales alimentan las reflexiones de Ai Weiwei sobre la
relación ser humano-naturaleza y el incierto futuro de la civilización huma-
na, redefiniendo en última instancia el equilibrio entre la vida y la muerte.
Siguiendo con sus grandes instalaciones, encontramos Life Cycle (El ciclo
de la vida), de 2018. Sus más de 20 metros de largo representan una zodiac
como las utilizadas por los refugiados. En 2013, Ai Weiwei comenzó a crear
obras en bambú utilizando técnicas tradicionales de fabricación de come-
tas como respuesta escultórica a la crisis mundial de refugiados. Life Cycle
explora el motivo de los botes inflables y de baja calidad que utilizan los mi-
grantes para llegar a Europa. Por su parte, la obra Olive Tree Roots (Raíces
de olivo) también alude a la noción de desplazamiento y exilio.
Sobre el artista
Ai Weiwei (Pekín, China, 1957) desarrolla una actividad diversa y prolífica en
campos como la instalación escultórica, el cine, la fotografía, la cerámica, la
pintura, la escritura y las redes sociales. Como artista conceptual que fusio-
na la artesanía tradicional con su herencia china, Ai Weiwei se mueve libre-
mente entre diversos lenguajes formales para reflexionar sobre la situación
geopolítica y sociopolítica contemporánea. Su vida y su obra interactúan sin
descanso y se influyen mutuamente en una confluencia que a menudo se
extiende a su activismo y a su defensa de los derechos humanos internacio-
nales.
Ciudadano global, artista y pensador, alterna diversos modos de producción
e investigación en respuesta a la dirección y el resultado de su exploración,
ya sea sobre el terremoto chino de 2008 (en obras como Straight [Recto],
2008-12, y Remembering [Recordando], 2009) o sobre la difícil situación
mundial de los refugiados y migrantes forzosos (en Law of the Journey [La
ley del viaje] y su película documental Human Flow [Marea humana], ambas
de 2017). Desde sus primeras posturas iconoclastas con respecto a la au-
toridad y la historia, expresadas en Dropping a Han Dynasty Urn [Tirando al
suelo una urna de la dinastía Han] y Study of Perspective [Estudio de pers-
pectiva] —una serie de imágenes en las que hace la peineta ante centros de
poder—, ambas de 1995, la producción de Ai se amplió a la arquitectura, el
arte público y la performance.
Más allá de la preocupación por la forma o la protesta, el artista mide ahora
nuestra existencia en relación con las fuerzas económicas, políticas, natura-
les y sociales, y combina la artesanía con la creatividad conceptual. Algunos
símbolos universales de humanidad y comunidad, como las bicicletas, las
flores y los árboles, sumados a los eternos problemas de fronteras y con-
flictos, adquieren una fuerza renovada a través de instalaciones, esculturas,
películas y fotografías, mientras sigue pronunciándose públicamente sobre
las cuestiones que considera importantes. Es una de las principales figuras
culturales de su generación y se ha convertido en un ejemplo de libertad de
expresión tanto en China como a escala internacional.
Ai Weiwei ha expuesto de manera individual recientemente en Design Mu-
seum, Londres (2023); Albertina Modern, Viena (2022); Museo Serralves de
arte contemporáneo, Oporto (2021). Además de Royal Academy, Londres
(2015); Brooklyn Museum, Nueva York (2014); Turbine Hall, Tate Modern,
Londres (2010) o la documenta 12, Kassel (2007), entre muchos otros.
Entre las colaboraciones arquitectónicas de Ai Weiwei figuran el pabellón
de la Serpentine Gallery de 2012 y el Estadio Olímpico de Pekín de 2008,
con Herzog y de Meuron. Entre los numerosos premios y galardones recibi-
dos, destacan el Praemium Imperiale de escultura de la Asociación Japone-
sa de Arte, que le fue concedido en Tokio en 2022; el galardón a la trayecto-
ria profesional de los Premios Chinos de Arte Contemporáneo de 2008; y el
nombramiento como académico honorario de la Royal Academy of Arts de
Londres en 2011. Su labor como defensor de los derechos humanos ha sido
reconocida con el Premio Václav Havel a la Disidencia Creativa en 2012 y
con el Premio Embajador de Conciencia de Amnistía Internacional en 2015.
Las memorias del artista, 1000 años de alegrías y penas, se publicaron en
2021, y la novela gráfica autobiográfica Zodiac: A Graphic Memoir, creada en
colaboración con Elettra Stamboulis y Gianluca Costantini, se ha editado en
2024.
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