viernes, 10 de junio de 2011

Alejandro Guillermo Roemmers: “Somos mente, cuerpo y espíritu que han de funcionar en armonía”

Julia Sáez-Angulo



Es empresario, poeta y narrador, autor del reciente libro "El Regreso del Joven Príncipe", libro en busca del best-seller. El escritor argentino Alejandro Guillermo Roemmers (Buenos Aires, 1958) se encuentra en promoción internacional de su libro, más que una continuación de la célebre novela “El Principito” de Saint Exupery, es una excusa –según sus palabras- para el diálogo entre dos personajes sobre la filosofía oriental y occidental; dos personajes que más bien representan el diálogo interno del propio autor.

La música de su libro -editado por Planeta y presentado en el Hotel Ritz de Madrid- suena a creencias y filosofía New Age, aunque él asegura que se trata de su “propia experiencia” y lo quiere matizar con un discurso muy aprendido y construido, que repite casi al pie de la letra en todos los foros en que se presenta, uno de ellos en la Fundación FIArt de Madrid

“El libro es fruto de muchas lecturas, viajes a Oriente y reflexiones; una manera de abordar distintos valores de Occidente y Oriente, como son la acción, el silencio y el dejarse llevar, la armonía de lo racional y lo intuitivo, incluida la aceptación de la intuición femenina... Hay que hacer ese balance, del que nos habla el Tao”

Roemmers es imparable: “se puede y debe cambiar el mundo a través del amor, cambiando la mentalidad. La realidad está en la inmanencia y la trascendencia. Hay que hacer el camino inverso a de los occidentales; el cosmos estás encarnado dentro de nosotros y hay que saber verlo en la naturaleza”.

-La libertades del hombre se han conseguido sobre todo en Occidente ¿No hay cierto entreguismo en esa admiración por Oriente?
-A mí no me interesan los dogmas religiosos. Quiero experimentar el espíritu y no los asuntos formales que pueda conllevar. He tenido experiencias milagrosas, aunque de ello no quiero hablar ahora –seguramente lo escribiré algún día. Somos mente, cuerpo y el espíritu que han de funcionar en armonía; hay un mundo exterior con el que estamos interrelacionados según diversas circunstancias. Yo quiero que la transformación venga por un cambio de conciencia, por el amor. Me reafirmo en lo que he visto y sentido. Después de la física cuántica, el mundo de presencia exterior no se puede separar de lo observado. El mundo es relativo al que lo observa.

Por supuesto, Oriente también puede aprender de Occidente, su capacidad de proyectos, el confort... con frecuencia Oriente tiende a despreciar la vida actual. Su abandono es a veces excesivo... pero los occidentales no debemos agredir el medio ambiente como lo hacemos, no atentar contra el planeta Tierra, que ha de respetar el ser humano. Al creyente occidental se le hace difícil renunciar a lo propio y no suele mirar otros caminos...


No son importantes los hechos sino su influencia


-¿No hay algo de relativismo en sus planteamientos?
-No. No tienen nada que ver con el relativismo. Hay verdades objetivas que describimos con distintos tipos de mitos y símbolos... La sociedad ha de ser religiosa o no será en el futuro. Hay que tener verdadero sentido de lo religioso para no quedarnos con la teoría y el símbolo. Hay que hacer verdad el amor, la paz y el respeto... No son importantes los hechos sino la influencia en los seres humanos

-Desconfío del buenismo porque las hienas existen...
-Las hienas existen pero no creo tanto en la maldad del hombre como en su ignorancia. El mismo Cristo lo dijo al pie de la cruz: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Si no lo hacemos mejor es porque no sabemos o tenemos carencias de información. En suma, es falta de luz.

La idea de armonía sobrevuela el discurso de Roemmers, que habla también de novela, cuento y poema en su obra literaria. “Hay que dejar surgir la imaginación y buscar la forma más amable y armoniosa de las cosas”.

Alejandro Guillermo Roemmers, que hizo en su día ofreció un recital de poemas en la sede de Biblioteca Nacional de España, dice que tiene en su haber poemas inéditos que publicará más adelante. Es vicepresidente de la Fundación Argentina para la Poesía y confiesa que el soneto es la forma poética en que mejor se encuentra. “Es una forma estructurada pero yo me siento muy libre en él. Puedo verter la parte racional y me dejo llevar al límite”.

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