miércoles, 9 de noviembre de 2011

Jordit Llovet escribe sobre El eclipse de las Humanidades”




Julia Sáez-Angulo

Jordit Llovet (Barcelona, 1947), catedrático de Teoría de Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Barcelona, no se resigna a la jubilación y se ofrece de continuo para seguir haciendo cosas en la Universidad. No le gustan las clases de posgrado porque son una falacia. En la presentación de su libro “Adiós a la Universidad. El eclipse de las Humanidades” fue un continuo lamento por el desinterés de la Universidad Española por las humanidades y culpó a los acuerdos del Plan Bolonia por aparcarlas de la formación universitaria.

Llovet disculpó, eso así –en plena campaña electoral- al ministro Gabilondo ”un hombre de buenos propósitos”, por su impotencia para afrontar este problema, debido a la compleja burocracia, por lo que sólo nos queda la melancolía del ilustrado Jovellanos en el cuadro de Goya. No se puede hacer nada en este país. (Esperanza Aguirre, siendo ministra de Educación también quiso potenciar las Humanidades y echaron su plan abajo. Si los ministros que tienen poder nada pueden hacer: no se puede hacer nada.)

Joan Tarrida, director general y editorial de Círculo de Lectores, que dejará el próximo mes de enero estas responsabilidades para ejercer en exclusiva la dirección del sello editorial Galaxia Gutenberg, destacó la calidad del escritor Llovet así como elegancia e ironía para denunciar las cosas en la Universidad.

José Luis Pardo hizo la presentación de “Adiós a la Universidad. El eclipse de las Humanidades” y subrayó la perversión del Plan Bolonia al querer rentabilizar en exceso los estudios y por tanto la mercantilización excesiva del saber. Se quiere sustituir la meritocracia por la burocracia. Se quiere, por encima de todo, adaptar la Universidad a la sociedad.

Jordi Llovet hizo un canto nostálgico a sus viejos maestros como Emilio Lledó, José María Blecua, José María Valverde o el padre jesuita Miquel Batllori para decir a continuación que hoy no había apenas relación entre maestro y alumno y que los pedagogos, desde los tiempos de Felipe González y su esposa, dominaban el panorama de la enseñanza en la Universidad. Llovet se mostró reticente con los medios audiovisuales entre los estudiantes. “Las Filologías se han convertido hoy en meras escuelas de idiomas” y “la Universidad se ha vuelto una empresa más”, dijo entre otras cosas
Señaló que su libro era apocalíptico, porque Apocalipsis significa revelación de lo que está escondido o se esconde y hay que revelar. Habló de que la Universidad debiera alimentar y mimar a una minoría selecta en Humanidades en pro de la sociedad

Señaló que no había escrito muchos libros –salvo de texto- porque se había dedicado a traducir mucho y que no escribiría su canon literario porque ya se hizo en “Lecciones de Literatura Universal” por diversos autores en una serie de conferencias, que él dirigió en Barcelona en su día.

La presentación del libro por parte del autor Llovet resultó decepcionante y patética. Hubo muchos lugares comunes, repeticiones… Azaña también decía ya que una minoría selecta era el motor de la sociedad, de la República, de la cultura... Los profesores han podido opinar y han participado en Bolonia… el canto al ministro; el ofrecimiento al que quiera sus servicios... En fin, humildemente creo que era más purpurina a las lentejuelas. Cierta banalización del intelectual.

El libro del Llovet fuera de la Universidad sirve como punto de partida de debate para análisis más rigurosos.







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