lunes, 31 de julio de 2017

MEMORIAS DEL AYER Y DEL PRESENTE IRANÍES




Víctor Morales Lezcano

         En el amplio espectro cultural del Madrid actual ha despuntado, con destellos propios, la personalidad de Farideh Lashai.
         Se trata de una personalidad artística del Irán contemporáneo, puesto que la trayectoria biográfica de Farideh (1944-2013) atraviesa la segunda mitad del siglo pasado, ramificándose ulteriormente hacia los primeros años del mundo actual.
         Dos manifestaciones de la personalidad de Farideh Lashai han venido a coincidir recientemente en Madrid. Primero, la publicación de Llegó el chacal, obra impresa con mucho esmero por Ediciones del Oriente y del Mediterráneo dentro de su colección Transversales. Y, a continuación, la exposición en el Museo del Prado de ochenta fotografías proyectadas, con animación, de la imaginería goyesca de los Desastres  y capturadas por la autora. La Fundación de Amigos de la primera pinacoteca de España ha patrocinado la muestra.
         El doble acontecimiento merece un subrayado. En principio, debido al hecho de que la cultura iraní –salvo quizá su plasmación cinematográfica a través de Masoud Kimiai y Abbas Kiarostami− no ha alcanzado ni ecos ni difusión amplios en el abanico de medios al servicio del común.
         En los dos o tres penúltimos años, sin embargo, se advierte un incremento del flujo comunicativo hispano-iraní; proyectándose este, en concreto, en la esfera de los intercambios universitarios procedentes de algunas cuantas facultades de ambos países. Quizás traduzca esto el impulso bilateral que los gestores culturales de Madrid y Teherán vienen imprimiendo a la ¿política? de estrechamiento de lazos entre la milenaria Persia de antaño (hoy República Islámica de Irán) y la sempiterna Iberia. La Sociedad Española de Iranología (SEI), por poner un ejemplo, bien podría ilustrar esta reciente inclinación hispano-iraní hacia el entendimiento mutuo.
         Ahora bien, en segundo lugar, es esa radiografía de una vida y un tiempo, titulada Llegó el chacal,  la que se hace acreedora de que  El Imparcial recoja en un par de cuartillas la trayectoria de Farideh Lashai: desde la amable ambientación burguesa de su infancia y adolescencia hasta su proyección de joven mujer inquieta durante sus estancias prolongadas en Alemania y Austria. Allí fueron depurándose sus construcciones de diseño en cristal que le ganarían crédito artístico.
         Toda la historia del Irán contemporáneo, a partir de la proclamación de Mohamed Reza Pahlevi como “rey de reyes” (sah-an-sah) en 1941 hasta el advenimiento del triunfo de la revolución iraní en 1979, con sus múltiples secuelas, no dejó de imprimir huella en millones de ciudadanos persas. En Llegó el chacal, Farideh nos revela las contradicciones, anhelos y desesperanzas de la mujer iraní “avanzada”, decidida a no arredrarse ante la marejada de desafíos que aguardan siempre al espíritu aguerrido. Aguerrido, sí, aunque sensible al temor que le inspiraron los tiempos revueltos que le tocó vivir. Como le diría un colega a Farideh: …Acepta, acepta el miedo a las calumnias, al sarcasmo y las maldiciones tanto de izquierda como de derecha… Tienes que pagar tu parte. La vida es así.
         Las páginas del chacal que llegó y las imágenes que Goya insufló a nuestra autora constituyen un testimonio conmovedor, infrecuente de leer y contemplar. Esas páginas e imágenes han inspirado este modesto tributo póstumo al legado de Farideh Lashai.

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