martes, 12 de mayo de 2020

Margarita Hernando de Larramendi, filóloga y poeta, prepara “El corazón brincando volteretas”, una antología conversada de mis poemas.




Margarita Hernando de Larramendi


Cuestionario por Julia Sáez-Angulo

            12.5.20 .- Madrid .- Margarita Hernando de Larramendi Martínez, ha publicado en España los poemarios Las palabras perdidas (y otros poemas), y Las siete en Canarias (ambos en Editorial Verbum), “Cinco poemas” en Revista de Occidente y cuatro en la Voces Nuevas V, de editorial torremozas, y poemas en Revista de Occidente, ABC Cultural, las revistas TroquelFábula, el blog La mirada actual y en diversas antologías. En Italia ha publicado el poemario bilingüe L’esultanza della serenità (soggiorno pisano), la plaquette Alicante y el libro Los erizos parlanchines (o cómo evitar las espinas y disfrutar haciéndolo), obra de creación destinada a italianos que estudian español. En los próximos días saldrá a la luz su libro El corazón brincado volteretas. Antología poética conversada.
            Filóloga de formación, se ha especializado en la enseñanza de español para extranjeros, especialmente italianos; en el estudio y caracterización del lenguaje jurídico así como en el ámbito de la calidad y de las habilidades directivas, con particular atención a la comunicación efectiva. Ha residido seis años en Italia, país que considera su segunda patria y, a raíz de la auto traducción de su poemario El exultante gozo de la serenidad (estancia pisana) ha reflexionado sobre “La auto traducción como vía de conocimiento”, tema sobre el que ha impartido talleres en universidades e institutos de enseñanza secundaria italianos. Experta en Coaching y en Protocolo Empresarial, Comunicación y Relaciones Públicas, ha realizado cursos de doctorado en Lingüística Aplicada, y es coautora del libro Español jurídico. El español por profesiones y del blog La empresa de la vida (reflexiones interdisciplinares para la mejora continua). Ha sido lectora de Lengua y Literatura Españolas en la Universidad de Pisa y en la actualidad trabaja en la Dirección Académica del Instituto Cervantes y es patrona de la Fundación Ignacio Larramendi.
1.    ¿Qué reflexión sobre la poesía le ha interesado más?
            Me siento muy identificada con la reflexión de Wordsworth (la poesía como “emoción rememorada en la tranquilidad") incluida en el Prefacio a la edición de 1800 de las Baladas líricas, con otros pocos poemas, que sentó las bases de una nueva sensibilidad:
"El lenguaje de la poesía no difiere en lo esencial de la buena prosa (...) Debemos distinguir en la creación poética entre fantasía, que ornamenta la superficie de las cosas, e imaginación, que les da un sentido más profundo (...) Es necesario volver nuestros ojos hacia la Naturaleza (...) El poeta es un hombre que habla a los hombres: un hombre, es cierto, dotado de una sensibilidad más viva, de más entusiasmo y ternura, que tiene un conocimiento mayor de la naturaleza humana y un alma más comprensiva (...) La poesía es el desbordamiento espontáneo de sentimientos poderosos; tiene su origen en la emoción rememorada en la tranquilidad".
Esta importancia de la emoción y del lenguaje coloquial, que está en la base de gran parte de la poesía actual, sobre todo en la llamada «poesía de la experiencia», «realista» o «figurativa», está también muy presente en mi obra.
2. ¿Cuándo escribió su primer poema y de qué tema?
            El recuerdo más antiguo que tengo de una experiencia importante relacionada con la creación se refiere a mi primera infancia. No debía tener yo más de seis o siete años cuando en el colegio nos dijeron que escribiéramos una poesía. Nada más entregársela a la señorita vi que le echaba un vistazo, ponía mala cara, decía: “la has copiado”, y la rompía... Me acompaña desde entonces una gran curiosidad por saber qué fue aquello que pude escribir a tan tierna edad para merecer ese acto tan desmesurado, injusto y brutal. Aunque, a toro pasado (col senno di poi, que dicen los italianos) aplicando la visión del mundo del “juego de Pollyanna” -consistente en encontrar siempre un aspecto positivo- se podría decir que ese ha sido el mayor reconocimiento que ha cosechado mi poesía; mi mayor éxito, aunque no pueda compartirlo ni disfrutarlo como me gustaría...
En cualquier caso, durante mi niñez, transcurrida en una casa sin televisión, yo era una lectora voraz -al igual que mis hermanos- y una escritora un tanto repelente, como se puede comprobar en algunos cuadernos colegiales que todavía conservo. Me recuerdo desde muy niña muy interesada por la lengua y escribiendo, aunque creo que la primera composición poética surgida de una experiencia vital importante la escribí cuando tendría unos catorce años, a raíz de la trágica y prematura muerte -en accidente de moto- de un amigo de mis hermanos mayores.
Naturalmente, mis años universitarios como estudiante de Filología Hispánica fueron muy prolíficos, así como mi estancia de seis años en Italia.  De los poemas que escribí cuando tenía dieciocho años, mi preferido es uno dedicado a mi hermano Carolo, con el que siempre he tenido una relación muy especial. Fue publicado en 2005 en Revista de Occidente, y su último verso me sigue conmoviendo cada vez que lo leo:
(A Carolo)
Tráeme un vaso de agua
y las llaves
pon este libro en su sitio
quita el disco
recoge la mesa
firma aquí

¿No te das cuenta de que no quiero que te vayas?

3. ¿Qué lecturas poéticas le han influido fundamentalmente?
            Esta es una pregunta no tan fácil de responder como parece. Las verdaderas influencias son aquellas que se han incorporado tanto al sentir y al hacer que dejan de percibirse. Aun así, trataré de dar una respuesta. En mi opinión, la verdadera influencia se produce a través de un proceso de digestión; lo que de verdad influye es aquello que pasa a formar parte de uno mismo... Por esta razón pienso que es posible que, al citar autores con rotundidad, se corra el riesgo de mostrar más erudición que verdadera asimilación. Agradezco por eso mucho la oportunidad de responder a este cuestionario; tener que pensar en las respuestas me ha servido para detectar influencias de las que no era consciente. Por ejemplo, me he dado cuenta del peso que en mi concepción de libertad interior tuvo la lectura temprana de la novela de François Mauriac, El desierto del amor. Aun así, por lo que se refiere a tu pregunta sobre las lecturas, debo decir que en parte proceden de mi formación en filología hispánica y en parte de mi espíritu interdisciplinar. Soy gustosa lectora de la lírica tradicional castellana y de la poesía española de los siglos XVI y XVII (Garcilaso, San Juan, Fray Luis, Lope, Góngora, Quevedo, Sor Juan Inés; me siento identificada con el beatus ille y el carpe diem horacianos y me conmueve el sentimiento amoroso de Catulo, Ibn Zaydum, John Donne, Kavafis y Hölderlin. Me reconozco en la esencialidad, condensación, y falta de afectación de Juan Ramón Jiménez ("así es la rosa"); en la observación directa y sin prejuicios de lo cotidiano, la sencillez formal y la conciencia moral de Machado, en la claridad de Salinas, en la narratividad y el "prosaísmo" de Gil de Biedma y Ángel González y en la desnuda cadencia enunciativa de Borges. Conozco y aprecio mucho la poesía italiana (residí seis años en Italia, donde fui Lectora en la Facultad de Letras de la Universidad de Pisa). Me gustan mucho, Leopardi, Ungaretti, Montale, Maria Luisa Spaziani, Quasimodo, Sbarbaro (a quien he dedicado un poema en L’esultanza della serenità (soggiorno pisano), Cristina Campo, Patrizia Cavalli y, por supuesto Petrarca. Me emociona especialmente la lírica inglesa del siglo XIX y me siento muy atraída por la literatura francesa en general Racine, Ronsard, Prévert... Me siento muy cercana a la sensualidad de William Carlos Williams, la sensibilidad de Emily Dickinson; el gusto por la ironía y el factor sorpresa de Wislawa Szymborska, la capacidad de encontrar belleza en el horror de Svetlana Alexiévich, el intimismo y la sobriedad Anna Ajmatova y la poesía acmeísta rusa. Me siento predilección por la poesía breve, esencial, como la poesía japonesa, (los Haiku, en particular) y la literatura sapiencial, de Sem Tob a Gracián.

4. ¿Qué poema le impactó?
            Garcilaso y San Juan me cautivan, y el soneto de Francisco de la Torre “Cuántas veces te me has engalanado” y particularmente su verso:estrellas hay que saben mi cuidado. Aunque no aparecen de manera explícita en mi poesía, considero que han influido enormemente en mi atracción por el equilibrio y la musicalidad de sus versos.  En otro orden de cosas, fue decisiva para mí la lectura del breve poema de William Carlos Williams “La carretilla roja” (que es el pseudónimo con el que me presenté- sin ningún éxito- en la primera edición del Premio Loewe de poesía y el título que pensé inicialmente para El tiempo detenido). La descubrí una magnífica revista, ya desaparecida, que editó durante muchos años el Ministerio de Cultura Poesía: revista ilustrada de información poética. También fue decisivo el descubrimiento de los haikus, que conocí en el libro de Octavio Paz Versiones y diversiones; por no hablar del impacto que me produjo el celebérrimo poema “Mattina” de Ungaretti M’illumino d’immenso (de tan solo diecisiete letras) así como un poema de Borges que a día de hoy me sigue emocionando extraordinariamente, “Le regret d’Heraclite”: Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca / aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach. También me acompaña siempre el comienzo del poema “No volveré a ser joven” de Jaime Gil de Biedma (Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde–como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante), y los dos últimos versos de la “Elegía a Ramón Sijé”, de Miguel Hernández, que me conmueven profundamente siempre que los recuerdo.
5. ¿Cuáles son los asuntos habituales en sus versos?
            Los momentos de plenitud, la emoción rememorada en la tranquilidad, la reflexión sobre naturaleza humana, el autoconocimiento, la búsqueda de la serenidad y el equilibrio, las epifanías de la vida cotidiana, la contemplación y el descubrimiento de la belleza, la alegría de vivir... También están presente en mi poesía, sobre todo en Las palabras perdidas (y otros poemas), la cultura grecolatina y los tópicos literarios (ubi sunt, hortus conclusus, carpe diem...) los temas bíblicos, (“David se despoja de principios morales”, “Parlamento de las hijas de Lot; “La castidad de José”, “Noli me tangere”), la pintura, la escultura y el arte en general (Laocoonte, Penélope, Mercurio, Antinoo) así como la literatura gerencial. Estoy muy interesada en los temas de excelencia en la actividad empresarial, en el estudio del liderazgo y de las habilidades directivas y esto subyace también en mis últimos poemas, junto a la atención a la cultura popular y la tecnología. La cita de Séneca (en forma de título) con la que se abre Las siete en Canarias ("No hay viento favorable para quien no sabe adónde va" es uno de los principios básicos de las organizaciones..., así como el concepto japonés de la mejora continua (“Kaizén”) o la práctica del Benchmarking, que da título a un poema incluido en el Recital poético a Santa Teresa de Jesús en esta misma publicación: La mirada actual

6. ¿Qué forma métrica prefiere?
            El verso libre. Aun así, quien me lea verá que son muy frecuentes en mis poemas los endecasílabos y los heptasílabos, que dan ese ritmo cadencioso de serena elegancia que tanto me atrae... Para mí son fundamentales el ritmo y la musicalidad de los poemas. También es evidente en mi poesía la influencia horaciana, el carpe diem y el uso (irónico, en cierto modo) de la palabra “oda”, para denominar ciertas composiciones que estrictamente tales no son.

7. ¿Cómo es su biblioteca poética? ¿Hay autoras en ella?
            Es muy variada. Hay fundamentalmente poesía en español clásica y contemporánea y poesía italiana, pero también autores de otras épocas y nacionalidades, como por ejemplo los que he citado antes. Tendría que pensar si hay mujeres o no porque no es un aspecto en el que me fije a priori, es como si me preguntaras si hay muchas personas rubias en mi biblioteca; tendría que mirarlo. Pero sí, Sor Juana Inés de la Cruz, Rosalía de Castro, Carolina Coronado, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Cristina Campo, Maria Luisa Spaziani, Patrizia Cavalli, Emily Dickinson, Anna Ajmatova, Svetlana Alexiévich, Wislawa Szymborska, y muchas poetas españolas contemporáneas, como Ana Rossetti, Clara Janés, Blanca Andreu, Olvido García Valdés, Luisa Castro, Amalia Iglesias Serna, Marisa Martínez Pérsico, Beatriz Villacañas, o Rosana Acquaroni.

8. ¿Qué libro de poemas está leyendo?
            Estoy leyendo varios: Galería de rara antigüedad, de Jaime Siles, publicado por Colección Visor de Poesía); Este libro es de mi madre, de Erich Hackl. Publicado por Papeles mínimos y Moda. El arte de lo efímero, número 268 de la Revista Litoral.

9. ¿Qué tres libros de poesía recomendaría?
            Ya que en estos días disponemos de más tiempo para la lectura, recomendaría tres antologías:
Lírica inglesa del siglo XIX. Edición bilingüe de Ángel Rupérez. Bibliotheca Homolegens, Madrid, 2007. Una de mis lecturas recurrentes.
Poetas en blanco y negro contemporáneos. Edición de Amalia Iglesias. Prólogo de Fernando Rodríguez Lafuente. Abada Editores. Más que una antología, una verdadera invitación a la poesía
Obra poética completa. Antonio Colinas. Ediciones Siruela, 2016. Imprescindible.

10. ¿Qué proyectos literarios se trae entre manos?
            Estoy a la espera de que termine el confinamiento para mandar a la imprenta mi libro El corazón brincando volteretas. Una antología conversada de mis poemas.

11. ¿Cómo lleva el confinamiento?
            Afortunadamente, no he tenido que lamentar ninguna desgracia cercana. Eso hace que, más que nunca, me sienta afortunada y agradecida. Este periodo está siendo sobre todo un momento de recogimiento y reflexión sobre las prioridades y lo verdaderamente importante de la vida y también de reencuentro. El hecho de que ahora la pregunta “¿cómo estás?” haya dejado de ser un formalismo, ha contribuido a acercarme más a todas aquellas personas que aprecio y que me son queridas, pero con las que no mantengo un contacto tan fluido como me gustaría. 
    Por otra parte, estoy aprovechando para aumentar mi disciplina con el teletrabajo y mejorar mi competencia digital, que tenía poco desarrollada. Me está sirviendo además para redescubrir mi casa y hacer más vida familiar. Soy lo que mi madre llamaría “zascandil de puerta ajena”: me encanta pasear, recorrer la ciudad, conocer lugares nuevos y participar en todo tipo de iniciativas culturales, lo que, unido a mi trabajo a jornada completa en el Instituto Cervantes, hace que pase siempre mucho tiempo fuera de casa. Y este confinamiento está siendo una especie de gratísima vuelta al hogar. Si cito el último poema de mi libro Las siete en Canarias, se entenderá lo que digo: 
Home sweet home
Salas de espera, cafés, peluquerías
trenes, hoteles, aeropuertos
parques, jardines, bibliotecas
estaciones, museos, vaporetos...

Templos de la emoción
donde la reflexión me aplaca
y el gozo de vivir toma su asiento.

Más información

https://lamiradaactual.blogspot.com/search?q=Margarita+Hernando


Margarita Hernando de Larrramendi

3 comentarios:

Almumpi dijo...

Generosa, extensa, creativa y positiva, así es Margarita en su vida cotidiana

carlota dijo...

Me ha encantado. Qué maravilla hacer ese recorrido de la mano de la autora por esa literatura que se ve que es para ella cotidiana. Seguiré tus consejos sobre los libros imprescindibles.

Fruto dijo...

Desde la cabeza a la cola es todo sustancia