Julia Sáez-Angulo
Fotos: Luis Magán
24/5/25 .- Madrid .- Un total de 30 artistas y 100 obras de arte se han dado cita este fin de semana y se muestran en el Mercado Fuente de la Teja -el mercado del Barrio Colonia del Manzanares-, un antiguo mercado de abastos privado, que ha abierto de nuevo sus puertas para este happening y performance, porque ha coincidido con el Mercado Sonoro, que cada año se da cita en primavera. En suma, música y pintura en directo. Arte para vender y disfrutar.
Carlos Fernández, Irene Garzón y Raquel González han sido los coordinadores y artífices de esta idea cultural, que ha mercAdo una amplia respuesta de los habitantes de este barrio a la ribera del río Manzanares, donde viven numerosos artistas de todas las ramas, muchos de los cuales exponen algunas de sus obras plásticas en el histórico Mercado Fuente de la Teja.
Entre los artistas que muestran sus obras: Patricia Larrea con seis piezas de escultura y pintura, que reside en uno de los chalets de la citada Colonia. “Yo venía antiguamente a comprar a este mercado y coincidía con Amparo Illana, la esposa del presidente Adolfo Suárez, porque vivían en la torre cercana”.
Otros artistas, además de los organizadores: Ricardo Jiménez, Fénix, Pheroi Albarrán, Dr. Brays, Juan Marín, Maria Jesús García, Cala Puestofiera, Rosalina Moreno, Encarna Pastor, Jesús Moreno, Marian Davies, Pilar Labourdette, Blanca Musientes, Carmen Coello, Gran Mastermich, Nair Lledó, Mateo Javier Sarmentera, Carmen Santiago, Yayas Kusama, Raquel González, Diego Bustamante, Matías Orrego, Alba Bote, Lua Alonso, Paloma Arias, Dom Salvatore, La Vez, Carmen Robles, José Luis Tamayo, Sandra Rubiales, Marga Cantelli.
El sueño de muchos artistas es lograr reabrir con vida artística, artesanal y comercial este histórico Mercado Fuente de la Teja, perfecto para creadores y creativos. Hoy son solo dos los puestos abiertos y los demás, en régimen de mancomunidad, están a la venta o alquiler. Es lugar ideal para estudios de artistas y artesanos.
Carlos, Irene y Raquel han abierto su Teja Gallery en uno de los espacios exteriores del mercado, donde, el primero muestra orgulloso su trabajo de graffitero en Illescas (Toledo), del que ha recuperado algunos fragmentos reales de aquel arte efímero, y ha reproducido otro fragmento en un cuadro que ha vendido.
Irene Garzón recuerda sus estudios artísticos y su trabajo en la galería Alfonso Alcolea de Barcelona. Tiene una colección de arte conceptual, que se expondrá próximamente en el Ateneo de Madrid.
La Fuente de la Teja
Las riberas del Manzanares y sus isletas, los sotos y sotillos arbolados junto al río, fueron lugar de ocio, fiestas y romerías desde muy antiguo. Pedro Texeira las dibujó en su plano. Eran los tiempos de Felipe IV, recuerda y escribe Mercedes Pablos.
Aguas abajo, antes de llegar al Puente de Segovia, se hallaban, en la orilla derecha, los Sotos del Corregidor y de Migas Calientes; a la izquierda, la Florida y el Parque de Palacio. El Soto y las Huertas de Migas Calientes estaban junto al Camino del Pardo –en la actualidad allí se encuentran la Planta de Compostaje y el Vivero municipal de Migas Calientes–.
Un poco hacia el sur estaba el Molino Quemado, a la altura de la actual ermita de San Antonio. El Puente Verde –actualmente, el Puente de la Reina– cruzaba el río. Las fiestas que allí se celebraban eran frecuentadas por nobles, damas y caballeros, en ocasiones al parecer el mismísimo rey Felipe IV, y por el pueblo; así lo reflejaron los literatos del siglo de Oro, Calderón, Lope y Quevedo, entre otros.
Con el paso del tiempo las riberas del río continuaron siendo lugar de encuentro, amoríos y festejos. Junto al Soto del Corregidor, hacia el norte, se ubicó la Pradera de la Fuente de la Teja. La fuente aparece citada desde muy antiguo, al menos ya en 1778 es mencionada su existencia.
A lo largo del siglo XIX son numerosas las referencias a la pradera y a la fuente. En 1861 la noticia fue que se estaba haciendo «un gran plantío de árboles en la pradera del río inmediata a la Fuente de la Teja, con lo que tendrá mayor atractivo aquel espacioso paseo, tan frecuentado para comidas campestres en todas las épocas de año».
En los últimos años del XIX y hasta la guerra civil, la Pradera del Corregidor era una de las zonas de la ribera del Manzanares que contaba con más merenderos. Algunas familias preferían el merendero a la pradera, donde compraban el vino para poder tomar allí asiento y comían lo que habían traído de casa.
En el inicio del siglo XX, los jardines de la Fuente de la Teja y la Pradera del Corregidor formaban parte de una cadena de terrenos arbolados y lavaderos enlazados a lo largo del río.
Antiguo lugar de romerías y verbenas, como hemos visto, la Fuente de la Teja, durante la semana escenario del duro trabajo de las lavanderas, los domingos y festivos se convirtió en habitual lugar de reunión de las clases más modestas, sobre todo niñeras, criadas y soldados.
Además de lavaderos y merenderos la zona se fue ocupando con viviendas. En el Archivo de Villa hay documentos relativos a fincas rústicas que se refieren a las tierras junto a la fuente de la teja, desde 1826 a 1887. Alguna venta, subasta y arrendamiento.
Hoy día quedan huellas de la humilde pero famosa fuente. Nos encontramos en el barrio de Casa de Campo, distrito de Moncloa-Aravaca.
Sobre la Pradera del Corregidor en las proximidades de la Fuente de la Teja, entre el Manzanares y la Casa de Campo, en la segunda mitad de la década de los años 20 fue edificada la Colonia del Manzanares. Su mercado actual recibe el nombre de Fuente de la Teja; y desde 1984 allí se encuentra una fuente de granito instalada en su recuerdo, frente a la calle del Acantilado, cerca del lugar donde se encontraba la original.
Es una fuente homenaje, en recuerdo de las antiguas fuentes de la Teja y del Sopapo, según explica una placa de mármol en la parte posterior, enmarcada en un paisaje que no tiene nada que ver con el pasado…
¿Cómo era la Fuente de la Teja?
Recordemos que en la Memoria de 1931 de la Casa de Campo se mencionan diecinueve fuentes. Una de estas fuentes de la Casa de Campo era la Fuente de la Teja, situada en los terrenos entonces conocidos como Casa Quemada, uno de los diez cuarteles en que en el siglo XX fue dividida la antigua propiedad real.
Una placa, para entonces casi ilegible según informa la prensa de la época, indicaba que se había arreglado en 1864, habilitando un nuevo caño, pero al parecer el agua se estancaba en el pilón, lo cual podía suponer un peligro para la salud, e impedía llegar al caño.
La estampa Un domingo en la Fuente de la Teja, propiedad del Museo de Historia, describe la vida en torno a la fuente, un domingo; un grupo de personas bajo un emparrado de alguno de los merenderos. La escena, en la que no faltan las mozas y los militares que frecuentaban la zona, está llena de detalles que merece la pena observar, tanto del lugar como de los personajes; puede desarrollarse a finales del siglo XIX, inicios del XX (el grabador, Arturo Carretero murió en 1903). Era la época del reinado de Alfonso XIII.
Finalmente, nos queda otro recuerdo: hacia 1890 Joaquín Sorolla pintó una escena similar. Hacía un año que el pintor se había instalado con su familia en Madrid. El cuadro, que pertenece al Museo Sorolla, Fuente de la Teja es un óleo pequeño que representa la escena costumbrista. La fuente, construida la pared en recia piedra berroqueña, desapareció durante la guerra civil.
Más información
https://artedemadrid.wordpress.com/2021/11/03/la-fuente-de-la-teja/
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