viernes, 28 de enero de 2011

Françoise Evenou escribe un libro testimonio sobre su búsqueda y asunción del cristianismo



“A tous ceux qui cherchent...”
Françoise Evenou
Editorial Glyphe; París, 2011 (133 pags)
www. Glyphe.com


Françoise Evenou


Julia Sáez-Angulo

“He descubierto que la libertad es un valor fundamental de nuestra tradición cristiana”, escribe Françoise Evenou al final de su libro “A tous ceux qui cherchent...” (A todos aquellos que buscan), un testimonio de su redescubrimiento de la fe cristiana, de sus valores y de su pensamiento divino y humano al mismo tiempo.

La autora, que termina con una lista de agradecimientos familiares, se detiene en el “profundo agradecimiento” al abad de la abadía de Valognes, profesor de Teología, disciplina que Françoise Evenou ha estudiado durante varios años para profundizar en las verdades de la fe.

No se trata de una gracia turbativa la que –a la manera de San Pablo- Françoise Evenou ha recibido, sino la labor persistente de una indagación y una búsqueda en la vida de Cristo y su Palabra, siguiendo la invitación que recoge san Mateo. Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se abrirá (Mt. 7, 7).

El libro comienza con un viaje de regreso a París en pascua, desde la abadía de Valognes, donde la autora de estas “confesiones” deja a dos personas que le han ayudado en su camino de búsqueda, el abad y la Hermana Francesca. Siempre hay un Ananías del que se vale el Espíritu Santo para transmitir su labor de artífice del alma.

Evenou abre los breves capítulos con citas de autores que le merecen una reflexión filosófica o humanitaria de interés como C.G. Jung, Martín Buber, Philippe Capelle, Rabbi Zousya, San Agustín, Khalil Gibran...

“Es completamente de improviso como llegamos a la mitad de la vida, peor todavía, llegamos armados de ideas preconcebidas, de ideales, de verdades que teníamos hasta entonces. Sin embargo es imposible vivir la tarde de la vida con los mismos programas que durante la mañana, porque lo que entonces era de gran importancia lo será menos ahora y la verdad de la mañana será el error de la tarde”, recoge uno de los pensamientos de Jung.

Un corazón que tiene ser de ser


El libro de la autora francesa refleja ese cambio, esa adaptación, es descubrimiento que se da en la mitad de la vida, cuando la persona se encuentra con el “demonio del mediodía”, que tienta y obliga a tomar posiciones. Evenou habla del “corazón que tiene ser de ser” y no obvia la conciencia de la muerte.

El encuentro con el Dios personal, Jesucristo, es la revelación singularizada que la autora del libro refleja en sus páginas y se expansiona en esa confesión, en el reconocimiento del amor por excelencia, de la fe y la confianza que le despierta y a la que se entrega por completo.

Françoise Evenou confiesa que ha buscado durante varios años y ha tenido la fortuna de encontrar al Dios hecho hombre y con el entusiasmo de un asceta y un místico lo comunica, con la alegría de la mujer que ha encontrado su dracma perdido. “De ello, doy hoy testimonio”, concluye.

No se trata de una conversión súbita la de Françoise Evenou sino de una entrada por caminos de estudio, oración y sacramentos. Una conversión que se une a la hermosa y sarga lista de Paul Claudel, André Frossard,Pía de Italia o María Vallejo-Nágera en Medjougori de la antigua Yugoslavia. El Espíritu no descansa.





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