sábado, 7 de abril de 2012

Juana Vázquez, poeta, ensayista y narradora con proyectos





Julia Sáez-Angulo


Juana Vázquez Marín (Salvaleón, Badajoz, 1951) es doctora en Filología Hispánica y Licenciada en Ciencias de la Información, por la Universidad Complutense de Madrid. Catedrática de Lengua y Literatura, ha publicado varios libros, entre ellos, una edición crítica de San Juan de la Cruz, El Madrid de Carlos III, El costumbrismo español del siglo XVIII, Zugazagoitia precursor de la novela social, y La Literatura del siglo XX. Asimismo, ha publicado los siguientes poemarios: Signos de sombra, En el confín del nombre, Nos+otros, Gramática de Luna, y Escombros de los días”. La novela Con olor a naftalina (2008). Su último libro es el ensayo, “El Madrid cotidiano del siglo XVIII”(2011).
Por otro lado, ha colaborado en el (CSIC), en la Colección Historia de la Literatura Española e Hispanoamericana, en el libro Historia literaria en el siglo XVIII, en el ensayo colectivo: El Quijote en clave de mujer/es, etc.

La escritora responde así en la entrevista:
-¿De donde y por qué ese interés por el siglo XVIII?
-Este interés viene dado por mi tesis: “ El costumbrismo español del siglo XVIII”. Fue una tesis de investigación extenuante, pues no había nada sobre el costumbrismo de este siglo y me pasé más de cinco años en la Biblioteca nacional, buscando en los archivos por palabras que pudieran estar relacionadas con el siglo XVIII, como petimetra, cortejo, pisaverde, Tertulia, Paseo del Prado, Cibeles, estrado… etc. y era tanta la alegría que recibía cuando encontraba algún impreso con el tema de las costumbres dieciochescas, y ,asimismo lo pasaba tan bien leyendo la intrahistoria de este siglo, que me aficioné a el y a su sociedad, pues esta centuria es, aunque no lo parezca, interesantísima, trajo la modernidad y el cosmopolitismo a España y cambió las costumbres austeras de los Austrias por otras más ricas y libres que trajeron de Francia los Borbones. Me resultó fascinante esta investigación, y de ahí mi interés.

-Ensayista, poeta, narradora, colaboradora en periódicos… ¿Hay diferencia de géneros o la escritura es un todo continuo?
-Bueno yo creo que poeta se nace, es una condición innata que viene al mundo con una misma, luego el ensayo, y la crítica o artículos , se pueden denominar escritura, amor a la palabra y necesita de mucha técnica, lógica, pensamiento…. La novela está a medio camino entre la poesía y el ensayo. Claro que no es lo mismo una novela psicológica que de género negro. Pero ya está ahí la creación, el sentimiento en más o menos cantidad, es decir las emociones, etc. El ensayo es literatura de pensamiento de indagación, de investigación, etc. En resumen los poetas son y los demás “escritores” se hacen, se aprende, su escritura es un oficio, la poesía no.

-¿Cómo suele surgirle el “arrebato” poético?
-Yo digo que tengo musas alquiladas, y hasta hoy, que llevo escrito seis poemarios, cada uno ha tenido un proceso creativo diferente. Vinieron “unas musas”, hicieron su trabajo y se fueron. Luego otras, y así, cada una venía a trabajar de una manera diferente, pero hay un elemento común que las une, la poesía siempre viene a mí, no voy yo a la poesía, y viene en cuerpo de una palabra, una emoción un pensamiento, una observación… de todas formas siempre es algo mínimo que cuando me pongo a escribir se desborda, en ese momento es como si algo o alguien estuviera dictándome al oído, escribo de corrido sin guardia de circulación en la mente , y rara vez me paro en un poema a pensar como sigo. Además apenas modifico lo escrito, si algún poema no salió bien es mejor destruirlo que enmendarlo, pues creo que no me quedaría bien, que no sería algo auténtico sino algo relamido, y que se le vería “el cartón”. Por otro lado, mis libros suelen escribirse en un primer “borrador” en menos de un mes, algunos como el poemario,“Gramática de luna” en tres días. Luego los dejo reposar meses, después los repaso y ya digo me quedo con unos y otros “a la basura”.

-La docencia es vocacional o modo de vida para sostener su escritura?-Pues, sin duda es un modo de vida para poder dedicarme a lo que más me gusta que es escribir. Dar clases no me atrae, es algo que quema mucho y no te da apenas gratificación en ningún aspecto. Para captar la atención del alumno te tienes “que comer mucho el coco”, y después de la atención viene el poder transmitir ese conocimiento de forma y manera que el estudiante lo capte lo mejor posible, y esto un día sí y otro también te va vaciando de energía, de buenas vibras , incluso llegas a hacer tan fácil los conocimientos para que sean comprendidos por los alumnos que llega un momento en que tú mente se vuelve más simple y menos creativa y compleja.

-¿Hay crítica literaria libre y aguda en los suplementos culturales o todos ellos barren hacia los colaboradores o las editoriales que les son anejas?

-Bueno yo hablo por lo que a mí me toca, y la verdad es que como colaboradora que he sido de El Mundo, ABC, y ahora de El País, no me han tratado de forma privilegiada, creo que al contrario y como a mí a muchas otras personas que están incluso en plantilla. Luego lo de las editoriales, no sé, pues no alcanzo a saber que editoriales son de interés para los diferentes medios. Quizá El País tiene una serie de editoriales que son del grupo, pero la verdad es que no apuestan siempre por ellas, ni son demasiado complacientes en algunos casos. Y como crítica tampoco me han impuesto libros y han respetado mis reseñas en todos los medios de comunicación en los que he estado y en los que estoy.

-El mundo de los premios literarios tiene fama de estar canalizado por intereses. ¿Cómo lo ve usted?

-Desde luego los grandes, como El Planeta, Nadal etc, para mí que están dado de antemano, y creo que no descubro nada nuevo. Después los medianos… así, así, unos sí y otros no. Y los más modestos, están menos mediatizados, aunque siempre hay un concejal, cargo municipal, etc. que se inmiscuyen. Los nacionales, que otorga el Ministerio de Cultura, creo que son auténticos, yo, al menos, en las tres veces que he estado en uno de esos jurados, no ha habido trampa, aunque cuando el que va ganando es de una determinada autonomía los representantes nacionalistas se vuelcan todos con él. Mi novela “Con olor a naftalina” fue decapitada al final por un escritor vasco al que se unieron los gallegos y catalanes.

-El mes de marzo, mes de la mujer creadora, ha puesto en evidencia que las estadísticas de galardones a favor de la mujer son muy bajas ¿a qué cree que se debe?
-Para mí a que la mujer, en muchos aspectos, es invisible, y lo es porque quienes juzgan para otorgar esos galardones son en su mayoría hombres, y eso viene de siglos, está enquistado en las estructuras más profundas de la sociedad, y no puede cambiar en diez o veinte años que es cuando la mujer esta emergiendo en el espacio público del que son dueños y señores los hombres, ya que lo femenino se ha movido y se sigue moviendo- en la actualidad quizá algo menos- en el espacio privado, es decir de puertas para dentro. Por tanto, incluso sin proponérselo los hombres para otorgar cualquier galardón de poder en cualquier terreno están acostumbrados a valorar a los hombres , son los visibles, los que tienen en cuenta. Saben de ellos, de sus méritos, han pensado en ellos. La mujer está ,ya digo , al otro lado, en la invisibilidad.
Uff no me quemo diciendo nombres. Hay muchas y muy buenas, pero no me apetece dar sus nombres pues siempre se me quedaría alguna atrás y eso no se perdona. Sólo voy a decir el nombre de dos que creo tienen una trayectoria irreprochable: Marta Sanz y Berta Vías. Sé que hay otras muchas conocidas y menos conocidas, pero ya digo no me gusta meterme en este jardín. De extranjeras me gustan mucho Yasmina Reza Alice Munro y Clarece Lispector, entre otras. Y por supuesto la ya clásica Virginia Wolf.

-España atiende a los escritores latinoamericanos ¿Cree que hay la misma reciprocidad en Hispanoamérica?
-Ni mucho menos, España, le da mucha cancha a los hispanos, le da premios y los promociona por todos lados. Sin embargo, los latinoamericanos, solo dan cuenta de los divos españoles, de los que están en la cima, los más vendidos , lo iconos mediáticos. De los demás pasan. No hay reciprocidad.

-Cuáles son sus próximos proyectos?
-En la feria del libro saldrá mi sexto poemario (una biografía poética infantil) Titulada “Tiempo de caramelos”, donde analizo mi infancia, y sobre todo la relación con mi padre, que fue compleja. Por otro lado, acabo de finalizar una novela, no sé como la titularé todavía. Me gusta, “Serás premio Nóbel”, pero estoy abierta a otros títulos. Y por supuesto, ya estoy con otro poemario, donde me desnudo, me da un poco de pudor, pero ese futuro libro me llama a ello. A ser auténtica. Y para finalizar me ronda otra novela por los entresijos creativos, una novela que será más o meno un trhiler psicológico. Mi narrativa va siempre de eso, me atrae la complejidad del ser humano y sus contradicciones y ricos matices, desde la bondad más suprema hasta la conducta más degradada y despreciable.

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