viernes, 2 de agosto de 2013

Swarovski, el cristal austriaco de brillo, belleza y lujo

 cristal Swarovski


Julia Sáez-Angulo

         Le llaman el cristal vivo porque desprende destellos de viveza que se traducen en fascinación por aquellos que lo contemplan en joyas y objetos que recorren los símbolos más tradicionales como el solemne hasta los iconos más modernos como Miky Mouces o Hello Kitty de Sanrio. Todos tienen a cisnes como logo de su valía y presencia Svarovski.

    
El cristal Svarovski se produce en Austria y se ha hecho internacional. Viena muestra una de sus tiendas más seductoras en pleno corazón de la ciudad imperial, no lejos de la catedral de san Esteban.

         Son muchos los nombres célebres de la pantalla y el cine –hombres y mujeres, que lucen las joyas de Swarovski como un trofeo restallante de luz y reflejos de gran efecto y apariencia. También personajes de la realeza se suman a este cristal fascinante y mágico que recorre toda la gama cromática del arco iris en medio de un sinfín de diseños refinados.

         Las joyas se arraciman en grandes collares, espectaculares hasta diminutos pendientes o colgantes de bola o corazón en broches, colgantes pulseras… hasta bolsos de mano para la noche o las fiestas de brillo y lujo.


         El delicado bestiario de la firma Swaroski se ha convertido en deseo de muchos coleccionistas que reúnen diminutos cisnes, perros, gatos, pavos, ocas, conejos, vascas, gallos, ositos, pájaros, peces, elefantes, dinosaurios… La infinita madre naturaleza cristalizada en singulares piezas que van desde la transparencia hasta el ámbar, pasando por azules, negros obsidiana o verdes esmeralda.

         También las flores en sus infinitas variedades recorren el arco iris del cristal Swarosvki, trabajado en Austria, no lejos de la ciudad de Hallstatt, con tiendas especializadas en Innsbruck y Viena, además de su presencia numerosas boutiques del mundo.

         Los accesorios de la casa también se han incorporado a los diseños de Svarovski que no se resigna a no renovarse: mecheros copas, vasos, portafotos, jarrones, fruteros, pequeños recipientes multiusos, así como objetos de escritorio, completan una relación creativa de primer orden, que identifica a Austria, del mismo modo que la libre de Albert Durero en el museo vienés de la Albertina.


         

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