sábado, 14 de febrero de 2015

Arturo Ipiéns, arquitecto, escultor y autor del poemario “Bajo cerrojos”



Escultura de Arturo Ipiéns



Julia Sáez-Angulo

         Bajo cerrojos es el título del poemario de Arturo Ipiéns, editado por La Zonámbula en Guadalajara (México). Un libro que se divide en tres partes: Pájaro de música intocable; Entre el fósforo y la saliva, y La luz bajo cerrojos.

         Arturo (Gallegos) Ipiéns (San Luis de Potosí. México, 1962), arquitecto, escultor, compositor musical y poeta hispano-mexicano -de madre zaragozana-, ha expuesto recientemente una bella escultura en hierro pintado de un jinete, dentro de la semana “El Arte de España”, que ha tenido lugar en el Hotel Presidente Intercontinental de Monterrey. La exposición fue coordinada por el curador Jaime López Isaza.

         El libro Bajo cerrojos  se abre con una cita de la filósofa malagueña María Zambrano: “Arriba, en la luz, e corazón se abandona. Se entrega. Se recoge. Se aduerme al fin ya sin pena. En la luz que acoge donde no se padece violencia alguna, pues que se ha llegado allí, a esa luz, sin forzar ninguna puerta y aún sin abrirla…”

         El poemario de Ipiens habla de la luz, de la sombra y el silencio, de la vida, de su difícil tránsito, del amor, la pérdida, el dolor y la esperanza… “No veo adentro de la luz/ a esos dioses que murmuran/ los hombres, ni en la copa/ diafanidad de pájaros o pan sin alzada/ reúne los afanes”.

         Jorge Souza Jaufred escribe en la presentación del libro: “El poeta lleva la ansiedad siempre consigo y ha entendido que “nada está y nada pervive, sino la certeza de un milagroso suelo fragmentado”.

         Como arquitecto, Arturo Ipiéns es autor del templo de San Antonio de Guaracha en Michoacán. Ante la arquitectura dice:

“Creo que el espacio, no el volumen, como sucede en la escultura, es en lo que reside una obra de arquitectura: el ámbito libre, el vacío, la oquedad. Lo específico de la arquitectura, en contraste con las demás artes, estriba en su cualidad habitable, necesaria para la vida cotidiana y la funcionalidad de ésta”.


“Entra y mira: a través de la experiencia estética pasan y se traslucen de algún modo las pasiones, las preguntas del hombre. Mira la materia como un tesoro al que se llega por primera vez y, aun, como si uno fuera el primero que lo descubre y trata con él. Mira la materia como si fuera un ejercicio de mentira y verdad, a la par, en el que se cuenta (o no) con la tradición, con la experiencia propia y, sin embargo, se ha de tratar como si nada hubiera sido creado jamás con ella, con esa materia ahí atesorada”.

Más información
http://arturoipiens.mx/?page_id=9

        


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