sábado, 7 de diciembre de 2019

Elizabeth Bishop y Robert Lowell: Correspondencia en el libro “Palabras en el aire”, publicado por la editorial Vaso Roto






Julia Sáez-Angulo

            7/12/19.- Madrid .- La correspondencia entre creadores artísticos es siempre reveladora de los procesos de génesis y factura de la obra, por eso las editoriales acuden a ella como clarificadora de un trabajo poético, pictórico o musical. Ahí están los ejemplos de la correspondencia entre Edmund Wilson y Vladimir Nabokov o Kinsley Amis y Filip Larkin. Elizabeth Bishop y Robert Lowell ofrecen su correspondencia en el libro Palabras en el aire, publicado por la editorial Vaso Roto, y tiene la particularidad de ofrecernos una “larga cantidad de vida”, 30 años, de una correspondencia entre poetas norteamericanos, que además de conocerse y admirarse, se amaban en una situación de juntos, pero separados.

            Contar con esta obra de 1290 páginas es digno de agradecer a Vaso Roto, una editorial exigente y exquisita, de culto, que trae a la lengua española libros ambiciosos y de interés, en un reto evidente de audacia. La edición de Palabras en el aire es de Thomas Travisano y Saskia Hamilton, y la traducción es de Pura López Colomé, para las cartas de Elizabeth Bishop (1911 – 1979) y de Juan Carlos Calvillo, para las de Robert Lowell (1917 – 1977).

            “Al tiempo que leen y escriben, Bishop y Lowell parecen constantemente sopesar, probar y ensayar con fragmentos de material poético potencial”, escribe Thomas Travisano en la introducción. “Bishop comentó en 1958 que párrafos enteros de la carta más reciente de Lowell daban la impresión de estar “casi al borde de convertirse en poesía tal cual”, a lo que Lowell responde en una posdata: “¡Eres tú la que escribes cartas que son poesía, con las velas tan desplegadas, con historias tan ingeniosas!”.

            “Al igual que los de Bishop, los primeros años de la vida de Lowell estuvieron profundamente atormentados por experiencias infantiles de incertidumbre emocional y pérdida, y su trabajo, como el de ella, acusa la obsesión de los dolorosos recuerdos de la juventud. El entusiasmo que ambos evidencian en sus cartas por la escritura inquisitiva acerca de su niñez –sigue diciendo Travisano- muestra que esta vivencia compartida fue una de las fuentes de su perdurable afinidad”.

            La relación y el juego de la correspondencia entre poetas y escritores en general, es un tesoro que no debiera perderse como género literario y como fuente o testimonio de una realidad que late tras la creación y creatividad de la obra.




1 comentario:

Emilio Porta dijo...

Siempre ayudando a lectores y amigos a mejorar cultura y vida, Julia. Tu la labor con La mirada actual es una de las mejores cosas del panorama cultural hoy día. Gracias por las referencias, el esfuerzo, el trabajo... en definitiva, tu mirada.