martes, 22 de mayo de 2018

El almirez: POLITICA Y CIRCO MEDIÁTICO






Julia Sáez-Angulo


            Desde que Rufián y otros rufianes y populistas han entrado en la política vía programas televisivos de jaleo y jaleado, se creen que la política es un espectáculo, un circo  como la pequeña pantalla, que es por encima todo entretenimiento más que reflexión. Que Rufián aparezca de vez en cuando con sus adminículos de feria para mostrarlos a sus señorías y captar una foto y la cámara para los mass media, resulta patético e indignante. Y por ello ¡cobra! Le falta lenguaje.

            La política es un servicio público, serio y operativo, no un altavoz de creación de personajes curiosos y prestidigitadores de objetos. Los señores diputados representan al pueblo y éste se merece un mayor rigor y respeto del que con frecuencia percibimos en los escaños del parlamento. Ellos, diputados y senadores, han de gestionar la cosa pública con atención, estudio y legislación, no con insultos – que crean una dinámica de mal ejemplo en la sociedad- sino con eficacia, operatividad y contundencia en las leyes.

            Los secesionistas y xenófobos catalanes con sus grandes o pequeños lazos amarillos también juegan a llamar la atención del circo mediático. Hay colegios e institutos donde no se permite significarse con símbolos políticos o religiosos, pero sus señorías que se consideran pata negra, sí los agigantan para buscar de nuevo la pequeña pantalla gritona que se mete en las casas, como vocinglera del entretenimiento.

            Los ingleses dicen: manners before moral. Los modales antes que la moral. Las formas nos hablan, porque son el mínimo respeto al otro, en este caso al que representan.

            Sus señorías están en el parlamento para trabajar por el programa que ofrecieron durante las elecciones, donde entonces si pudieron gritar y removerse todo lo que quisieran, pero una vez en el parlamento: ¡a trabajar el programa! como gobierno o como oposición, pues son parlamentarios de todos los españoles y no funambulistas, magos, prestidigitadores, ventrílocuos y demás circenses. Equivocan el lugar. El parlamento es lugar de la razón y la palabra firme y fiel a lo prometido, no refocileo  de filibusteros.

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