martes, 19 de febrero de 2013




Paloma Souto expone "La forma del Paraíso" en el Espacio Martín Chirino de San Sebastián de los Reyes



La alegoría mística arcaica se basa en el principio de que todas las cosas visibles incluyendo los fenómenos naturales, poseen otra realidad invisible, que es atributo de la primera.

Mirando la reunión de formas que aquí se muestran, veríamos a los objetos con un significado simple o literal, como portadores de una belleza oculta, escondida o aludida, que investiga el significado de las cosas profundas mediante la creatividad para desvelar su secreto o mensaje.

Estos cuatro niveles de entendimiento son los necesarios para configurar alegóricamente la totalidad del término: Paraíso o huerto.

Esta belleza relatada en sus cuatro niveles de expresión, que había sido mostrada por los creadores a lo largo de la historia y que ahora es un concepto olvidado por detenerse únicamente en la superficie de las cosas, es la que con enormes sacrificios intentamos unos pocos rescatar del fondo del pozo en que la confinaron.

El relato de nuestra exposición comienza con la bienvenida de la primera mujer Susanita.

Empezamos con dos dibujos, uno de dos atribulados Adán y Eva Confesiones del Paraíso y otro alegórico del génesis Caminando entre el agua y el fuego.

Con las obras distribuidas en cuatro salas vamos a dar un paseo por nuestros orígenes, con la visión de los óleos 12 árboles-patriarcas, como los elementos del bosque primario (el que no se ha talado nunca), con referencias siempre a lo perdido y lo velado mediante el uso de sedas transparentes y pedazos de madera arrancados o encontrados de las cortezas de los árboles.

A través del Puente de Agua nos conectamos con ese mundo invisible que nos remonta al exilio de nuestro estado armónico, con nuestra pesada casa a cuestas en bronce, Caracol.

Rebeca bronce que alegóricamente vierte agua a la cueva donde se cree que fue enterrada.

Una visión tallada de las matriarcas Raquel, Esther y Sara en pino, que se extienden hacia arriba como mujeres esbeltas, rectas como los árboles.

La serpiente o el Diablo Blanco en abedul, que como esta, muda su corteza-piel sin cambiar su mala esencia.

“Eva” de alabastro toma vida mediante el pulimento, siguiendo la primigenia forma de su estructura, hasta que surge el volumen y las distintas tonalidades de la piedra.

El olmo tallado Odalisca o la placidez tumbada, La figura de Lilith en esteatita de china, horadada, mujer convertida en estatua, paradigma del interés que separó al hombre de su esencia y lo separó de su Edén en piedra, esteatita de Brasil, suavemente veteada de jaspe.


Mujer y hombre los creó.

La muestra permanecerá abierta hasta el 13 de marzo de 2013

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