Ignacio del Río pinta
una serie sobre Ciclistas y prepara sus Memorias
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Ignacio del Río
Julia Sáez- Angulo
Le gusta viajar a Madrid, ciudad en la que residió durante cinco
años y dejó buenos recuerdos y amigos. El pintor Ignacio del Río (Burgos, 1936),
trabajador empedernido, acaba de terminar dos series, una sobre “Ciclistas” y
otra sobre “Flores” que han sido dos pretextos para plasmar a gusto el ritmo y
el color respectivamente. También ha terminado un gran cuadro titulado “Composición
en la oscuridad” de 200 x 200 cm. del que se siente muy satisfecho. Avanza como
una primicia que va a recopilar sus memorias de pintor viajero.
Nuestra cita es en Casa Mingo para disfrutar de una buena
sidra asturiana y queso de Cabrales, junto a la ermita de san Antonio de la
Florida, de donde llegan los buenos efluvios de los frescos de Francisco de Goya
y Lucientes. Del Río confiesa que trabaja mucho y de modo intenso: “A veces
hago retratos en una sesión de dos horas sin pestañear, dejándome ir de la mano
sola como si yo no supiera pintar”. Una
mano que sigue las órdenes de su cerebro artístico.
Recuerda a sus amigos Eduardo y Esteban Vicente, dos pintores hermanos de muy distinto lenguaje. Ignacio del Río fue mas amigo de Eduardo y lamenta su muerte "ocho días muerto solo en su casa hasta que el tufo denunció la situación", explica.
Modelos ocasionales y singulares
Le
gusta elegir modelos, si no marginales, al menos poco convencionales que le
llaman la atención en el bar, la calle o el café. Ha retratado a “El Notario”,
un personaje que recorre las calles de Burgos con su abrigo oscuro o “La Percha”,
una mujer esbelta que viste con ciertos toques de extravagancia. En otra
ocasión invitó a posar a un hombre obeso que ocupa toda la superficie de un
gran formato. El pintor burgalés tiene
dotes de convicción para que los personajes posen para él de manera altruista.
La serie de “Ciclistas” refleja el “mundo rítmico y
temperamental de los profesionales de este deporte”. Más de una veintena de
cuadros en los que se aprecian movimientos y situaciones del ciclismo que dan
lugar a imágenes muy diferentes. De la serie, que sigue inédita ante el público,
dice que ha “disfrutado mucho haciéndola”. Lo mismo que con la de “Flores”,
porque ha sido un desparrame de formas y de color como ofrece la naturaleza,
sin atenerse a la literalidad de aquella.
Ignacio del Río practicó la abstracción pictórica en su
juventud, pero la Naturaleza y el reto de las formas le seguían llamando. En
definitiva, para él lo que cuenta es la pintura y su factura bien hecha; lo de
la abstracción o la figuración es secundario. No le interesa el realismo sino
la figura que emerge y resplandece en las pinceladas de un buen cuadro.
“El tema es lo de menos para pintar aunque a veces es el móvil”.
Del Río ha hecho también tauromaquias, que en su día expuso en la galería
Orfila de Madrid o “Marinas” al pastel –pigmento y una técnica que le interesan
mucho--.que expuso en su ciudad natal.
Recientemente ha pintado “Composición en la oscuridad”, un cuadro
de gran formato (200 x 200 cm.) que representa un nocturno misterioso con una
especie de extraña ciudad de la que emerge de pronto una luna. La resolución
formal bascula entre la figuración y la abstracción.
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