sábado, 1 de agosto de 2020

DAO: Pintar Madrid a 36 grados de temperatura para una exposición de realistas



 "Madrid-Moncloa" de DAO

Daniel Aguirre-Acebal, artista visual


Julia Sáez-Angulo

02/8/2020.- Madrid.- Pintar Madrid a las cinco de la tarde, la hora taurina y brava del poema de García Lorca tiene mérito. Daniel Aguirre-Aceval Osorio, DAO, lo hacía, vestido y tapado casi como un beduino para exponer en una muestra realista comisariada por María López, hija del pintor Antonio López. Así fue sorprendido por mi cámara y así muestro el avance de su precioso cuadro que enfoca una vista del célebre barrio madrileño de la Moncloa, con el ministerio del Aire al fondo. La canícula no hacía mella en la voluntad y el arte del pintor, al que acompañaba un alumno también con su caballete.

Daniel Aguirre-Aceval Osorio, DAO, (Santiago de Chile, 1973) , fue al mismo colegio de jesuitas que Claudio Bravo y allí los curas le dejaban consultar también su biblioteca privada, donde había buenos manuales de arte y de Historia del Arte, porque el alumno era aventajado en dibujo y apuntaba maneras de gran artista. Sus grandes dibujos a grafito o al pastel eran espectaculares.
            Llegar a estudiar a España era su meta, después de todo “Chile es el país más español del tiempo de la Conquista, pues su mitad norte estaba despoblada y solo tuvieron alguna resistencia con los mapuches del sur”, explica.

            Hay dos personas que han influido mucho en los comienzos de DAO como artista: Ricardo Maffei -discípulo de Claudio Bravo- y Martín Soria, este segundo ha escrito sobre DAO en el catálogo de su exposición en la galería Ana María Stagno de Milán. “Del primero aprendió la técnica del pastel que él cultiva de maravilla. La pintura de Antonio López y su pensamiento llegaron a mí indirectamente a través del español Martín Soria”. Guillermo Muñoz Vera también le escribió el texto del catálogo cuando expuso en la Marlborough de Santiago de Chile.





V TRES AUTOEXILIOS INSULARES


A Veronika y Eberhard Straub,
recordando nuestros días renanos

El destierro, a cualquiera que sea el Ponto Euxino de que se trate, es un castigo que se impone al presunto culpable de delitos. Así ocurrió con Napoleón Bonaparte, alejado de Europa y desterrado en las islas de Elba, primero, y de Santa Elena, de una vez por todas; o  con Victor Hugo, exiliado en otra isla (Guernsey), situada en pleno canal de la Mancha. A Fuerteventura fue desterrado, como también se ha recordado anteriormente, Miguel de Unamuno en 1924. Por el contrario, hay ciertas criaturas que eligen el autoexilio, motivados por varias razones o, a veces, por profundas llamadas, que los impulsan a dejar atrás su patria de origen (chica o grande), o la tierra en la que habían implantado su existencia por propia elección. Hasta que arribó la hora del autoexilio.
Como es sabido, Gregorio Marañón se aprestó a abordar la biografía de personalidades notorias de la historia, y de España. Recuérdense El conde-duque de Olivares (o la pasión de mandar) (Espasa-Calpe, 1943) y Antonio Pérez: El hombre, el drama, la época (Espasa-Calpe, 1948). En estos casos, se trató de personajes que encarnaron ambiciones políticas, como el afán de poder y la pasión por la intriga (a las que, prioritariamente, se refería Marañón), de las que se suele ser prisionero hasta el final de los días cuando aquellas se profesan con entrega. Caso destacado fue el de Tiberio, emperador de Roma. Sobre él Marañón publicó una de sus biografías del tiempo de su exilio (1936-1942) en París, Tiberio: Historia de un resentimiento (Espasa-Calpe, 1939). Parece, en efecto, que Tiberio experimentó un sentimiento recurrente de desasosiego del que nunca logró desarraigarse ni, incluso, con el extrañamiento físico y ambiental que buscó con un autoexilio en la isla de Capri (Villa Jovis), ni tampoco victimizando cruelmente a quienes sufrieron calamidades y torturas impuestas por la vesania del emperador. Ni por esas desapareció su resentimiento cuando, a sus 67 años, se instaló definitivamente en Capri para dirigir el Imperio desde el minúsculo microcosmos de aquella isla durante once años.
No se sospeche que pretendo esbozar aquí, en reseña propia de un guía turístico al uso, la relación entre Capri y el autoexilio, a partir de la muerte de Octavio César Augusto en el año 14 d.C., y de su sucesión en el trono por el emperador Tiberio. Sin embargo, la conexión existente a través de los siglos entre la joya insular de Capri y sus peculiares ¿visitantes?, o ¿residentes? es un hecho que voy a ir desarrollando de manera escueta a continuación. Pero reténgase: Tiberio pasó a la historia como un paradigma precoz de otros autoexilios europeos notorios.   
***
Voy a referirme, pues, a tres hombres de procedencia, carácter, dedicación profesional y marcado perfil de amateurs a inclinaciones muy diferenciadas, plenamente insertos los tres en un siglo contemporáneo (1850-1950). Comenzamos por Axel Munthe (1857-1949), nacido en Suecia, médico de profesión, y la primera de las tres figuras electas en echar raíces en Anacapri, el pueblo occidental de la isla donde Munthe fundó su reducto, su propiedad insular, bautizada San Michele, cerca del castillo que hizo construir el legendario Barbarroja. Munthe, como se desprende de la lectura de sus obras (Historia de San Michele y Lo que no conté en la Historia de San Michele), poseyó una sensibilidad amplia hacia las bellas artes (fue un señero coleccionista), y también hacia la naturaleza terráquea (quizá se trató de un ecologista avant la lettre). Fue, además, un experimentalista consumado a través del observatorio que hizo edificar en lo alto de la isla para estudiar las migraciones de las aves, según el decurso que las cuatro estaciones anuales fuera marcándoles en sus desplazamientos aéreos.
A través de la descripción que hace Munthe de su enraizamiento en Capri, puede colegirse que fue una criatura compenetrada con el desarrollo de su destino. Cabría retratar a Munthe como una especie de humanista, de uomo universalis de la época que le tocó vivir. Que hizo, ¿conscientemente?, de Capri un enclave atractivo para visitantes de élite de una Europa que se iba aproximando al precipicio del conflicto despiadado que se desató en el verano de 1914, y al que Stephen Zweig se refirió en El mundo de ayer.
El personaje que ocupa el segundo lugar en esta escueta reseña fue Friedrich Alfred Krupp (1854-1902). O sea, el heredero de la más antigua y potente fábrica de manufacturas armamentistas alemana, sita en Essen, desde donde la firma extendió sus dominios industriales hasta las cuencas mineras del fronterizo Ruhr franco-germano. Friedrich Alfred se vio inmerso, en consecuencia, en un fin de siglo decisivo para el naciente Imperio alemán de la época. Pero todos sabemos que la naturaleza nos hace a medida: nos alumbra tal como somos y no tal cual hubiera sido nuestro deseo. Tal fue el caso de este personaje. Se ha puesto de relieve, por los estudiosos de este personaje, que tanto los frecuentes trastornos de su personalidad como su astenia inveterada fueron los que condujeron sus pasos (1887) hacia una Capri ya convertida entonces en paraíso de la high society europea y de una nómina estelar de famosos transeúntes intelectuales como F. Nietzsche y Oscar Wilde.
Friedrich Alfred, auténtico Rey de los Cañones, como solían apodarlo las gacetas del continente europeo, apostó por refugiarse en una isla de ensueño ejecutando una suerte de tour de force, logrando canalizar su compleja psique hacia la investigación oceanográfica, con particular referencia a las múltiples variedades del plancton (fauna marina pelágica), abundante en las aguas del golfo de Nápoles.
Para satisfacer su afirmación personal fuera de los círculos industriales de la Alemania que regentaba el canciller Otto von Bismarck, el señor F.A. Krupp se hizo construir una villa fastuosa en la costa de Anacapri, no lejos de Marina Piccola. Se llegaba a su singular ubicación a través de una prodigiosa serpiente viaria que la hizo famosa en varios círculos continentales.
En este esquema dedicado a Friedrich Alfred Krupp, se aprecia de forma diáfana la diferencia de búsqueda de un paraíso terrenal, entre la que él eligió y la de Axel Munthe.
Pasemos revista, finalmente, al “tercer hombre” de la terna que se anunció en un principio. Se trata, en cuestión, de Kurt Erich Suckert (1898-1957), personaje de ascendencia germana, pero italiano de nacimiento. Este escritor y periodista ha pasado a la historia con el pseudónimo de Curzio Malaparte. En su producción literaria destacan sobremanera Kaputt (1944) y La pelle (1949), dos títulos muy leídos en la Europa de entonces.
Malaparte encarnó como nadie la agitación intelectual, política y social de la Europa de Entreguerras. Su vida osciló entre su colaboración ocasional con Il Corriere della Sera, sus diversas veleidades culturales, incluso políticas, con la China de Mao Tsé Tung y, last but not least, recuérdese también su vinculación inicial al Fascio, movimiento del que Mussolini fue la voz cantante. No obstante, desde su juventud, Malaparte dio muestras de una independencia de criterio que le costó muy cara. A su etapa juvenil pertenece precisamente un libro-manifiesto que circuló en los cenáculos revolucionarios de los años 20 del siglo pasado, cuyo contenido le valió discrepancias con el “Comité de Corrección” del Partido Fascista, y lo condujo a su temporal “ostracismo” político.
En el marco de su labor publicística, Malaparte fundó el periódico La Conquista dello Stato en 1924, que tuvo ulteriores resonancias de diferente intensidad en el contexto histórico de la República de Weimar, instaurada en Alemania (1918) y de la Segunda República en España (1931), ambas derrotadas por el surgimiento en Europa de nefastos nacionalismos [1].
Por lo que parece, Malaparte sufría frecuentes arrebatos de misantropía, que, como acabamos de pergeñar, no fueron incompatibles con la agitación mental y política que presidió su fecunda vida creadora, incluido su largo paréntesis cinematográfico en el Hollywood de los años 50.
Todas las diferencias guardadas con el señor Krupp, Malaparte encontró en el aislamiento de algunos rincones de Capri tanto la cura de tranquilidad ambiental, que anduvo buscando con tanto fervor en la isla, como su incorregible inclinación hacia el aventurismo. Finalmente, alcanzó en parte esa tranquilidad en la original construcción de su retiro caprense, que le encargó al conocido arquitecto Adalberto Libera. Allí, con un albergo construido sobre la roca volcánica de Capri y con el horizonte del Tirreno a la vista, Malaparte consiguió “fabricarse” el ámbito necesario capaz de calmar su magín, que nunca se detuvo durante los recorridos anímicos de este personaje.
El paradigma de Tiberio, como podemos comprobar ahora, se reprodujo frecuentemente en un paraíso insular reencontrado, aunque en muchos de sus autoexiliados habitara escondido, hasta el final, el eterno insatisfecho de siempre. 






[1]  Malaparte publicó más tarde en francés Technique du coup d´état. Paris: Bernard Grasset, 1931; obra luego traducida al italiano como Tecnica del colpo di Stato, Milano: Bompiani, 1948.

EXPOSICION PHOTO ESPAÑA: Miguel Trillo (La Primera Movida) y La Mirada de las cosas (Fotografía japonesa en torno a Provoke)







Circulo de Bellas Artes
calle Alcalá - Madrid
Del 22 de julio al 25 de octubre de 2020



Maica NÖIS

31 de julio de 2020- Madrid.-  El Circulo de Bellas Artes participa,  en su nueva apertura de salas, a la XXIII edición de PhotoEspaña, y con los condicionamientos impuestos por sanidad expositiva, con dos exposiciones:
UNO.- Miguel Trillo.- Un testimonio único en imágenes en base a la movida madrileña que ha contado con el archivo de Lafuente, la colaboración del archivo de RTVE y la coordinación de Ana Belén García Mula.  En la gran profusión de archivos presentados en los paneles y urnas se puede seguir el movimiento artístico y cultural correspondiente a los primeros años de la Transición. Personajes muy diversos son fotografiados en el entorno social de salas y conciertos que recogen el devenir de la década de los 80,  del siglo pasado,  en plena explosión de libertad y reivindicación. Un movimiento participativo al que se incorpora Trillo  como muchos jóvenes del momento. Es en esa efervescencia nueva de Madrid, con un nuevo lenguaje artístico y en su caso específico con la cámara de fotos.
Sin duda influenciado por su viaje a Londres en el verano del 60-la libertad de los jóvenes punks con su música y sus códigos de vestir. En Madrid hace de la música y los conciertos y la noches su lugar favorito y congela ese presente con su cámara. Realiza cientos de retratos que le dan a conocer. La reprografía y sus avances le dan la oportunidad de realizar sus volúmenes de fotografía y diseño gráfico de manera artesanal que distribuye en mano en tiendas de discos, salas de concierto y el Rastro. "Rockocó"  1980-1984, "Callejones y Avenidas " 1985-1987,  "Las calles del ritmo" 1988.
Con sus propia palabras los define "un homenaje silencioso a las vidas empapadas de la música de su tiempo" en imágenes en que el espectador anónimo se convierte en protagonistas que pasaron por delante de su objetivo y que Trillo supo devolvernos.
DOS.- La Mirada de las cosas. Fotografía japonesa.-  Se compone la exposición por la selección muy cuidada de imágenes que pertenecen a la Colección privada más importante  de fuera de Japón Per Amor a l´Art (-procedente del centro valenciano Bombas Gens) del periodo 1957-1972 con los artístas más importantes de la formación VIVO ( 1959-1961): Ikkö Narahara. Shömei Tömatsu, Eikoh Hosoe, Akira Satö, Kikuji Kawada, Hiroshi Hamaya y de los que formaron la revista PROVOKE -1968: Takashi Hamaguchi, Yutaka Takanashi, Takuma Nakahira, Daidö Moriyama, Tamiko Nishimura.
Nos muestran la mejor fotografía japonesa desde la posguerra con sus grandes cambios, culturales, económicos, y los enfrentamientos sociales y el devenir posterior a la ocupación americana.
En este contexto el lenguaje fotográfico se ve afectado y lo recogen las cámaras de este grupo deó. Ejemplos de trabajos como los de "Las mujeres trabajadoras" y los de la agencia VIVO siguiendo a los fotógrafos de la Agencia Magnum como inspiración. Y todos ellos con un objetivo común: fotografía crítica subjetiva. Consecuencia: pasar a otro plano de la simple documentación. Así lograron reflejar la identidad del país con un pasado y un presente moderno.
La toma de una realidad subjetiva sobre situaciones concretas - documentar- conlleva una devolución de otra realidad  que lo fotografiado nos devuelve. Se abre un espacio en experimentación fotográfica con la expresión subjetiva del artista. Se asientan las bases de una nueva sacudida del lenguaje fotográfico en una vuelta de tuerca radical. La expresión "toma fotográfica" incluye el cuerpo-mirada-y pensamiento. Composiciones meticulosas, encuadres muy estudiados y el reflejo de lo simbólico Su movimiento "agarra" el mundo. Captar algo más allá. Definido en palabras Taki "el yo también existe gracias a la mirada de las cosas".
Puede decirse que estos dos exposiciones revelan un cierto mismo contexto y singularidad. Mientras que el artista español nos ha captado y devuelto toda una situación "socio-cultural" los artistas japoneses han efectuado una nueva integración a la documentación fotográfica en su misma realidad.
Un acierto poder contemplar estas dos exposiciones reunidas que nadie debería perderse de "visualizar".
  

viernes, 31 de julio de 2020

MARIA CARRETERO. Escultora de la piedra y el metal. Diseñadora. Autora del “Homenaje al Peregrino” a Compostela. EXPOSICIÓN VIRTUAL




L.M.A.

01/8/2020.-Madrid.- María Carretero es una de las más prestigiosas artistas reconocidas en espacios públicos. Tiene sus estudios en Madrid, Galicia y Lanzarote. Aunque nacida en Madrid 1963, ha desarrollado su carrera como escultora realizando exposiciones individuales y colectivas e integrando obras de arte en grandes entornos, -algunos de ellos desde la construcción del vacío-, durante tres décadas. Siguiendo su máxima de ganar espacios para la vida, interrelaciona en sus proyectos otras disciplinas artísticas como el dibujo, la pintura, la poesía, la filosofía, la música, la arquitectura e ingeniería, que proyecta en el entorno urbano y natural donde actúa.

 Escultura de María Carretero


María Carretero, artista visual


Los vínculos familiares con Galicia, despertaron su interés por materiales nobles y contundentes, descubriendo el amor al paisaje para manifestar su expresividad artística en la piedra y los metales. De esta manera llegó a concebir su Obra “HOMENAJE AL PEREGRINO”, 1993-1996 en la Rúa Do Peregrino del km 111 del Camino de Santiago Francés. Transformando un área completamente degradada de un antiguo matadero municipal en una avenida de piedra y metal, con diseño de lámparas, papeleras y barandillas. Comienza la obra antes de cruzar el puente medieval. La vegetación y el río se contemplan desde el balcón de los enamorados.
Trece grandes MONOL–HITOS, - como los denomina la artista -, de granito de Zimbabwe, horizontales y verticales, tratados a puntero desde su origen, que sirven tanto de asiento para descanso y contemplación del paisaje, como de señal o hito en el Camino, se posicionan en la arteria principal de la Villa, enlazando con su parte histórica, en dirección a Santiago de Compostela. En su ágora central, surge vigorosamente, una gran pieza monumental en bronce dedicada al Peregrino atemporal. Escalinatas, rampas y jardineras de piedra con plantación de erikas sudafricanas conforman el urbanismo de la obra.
Se han celebrado con gran éxito el X(2006), XV(2011) y XX(2016) aniversario de la Obra. En la actualidad, y en defensa de los espacios públicos, así como el propio legado de la artista, dado que es una de las obras más reconocidas en su trayectoria, María Carretero está preparando su XV conmemoración para el año 2021, coincidiendo con el Año Santo Xacobeo.
Otro gran conjunto escultórico realizado por la artista en Galicia, es el denominado “OLIMPO CELTA XXI”1998 -2001, ubicado en la Península de Barbanza , en la Vía Rápida Padrón-Ribeira, integrado por cuatro obras monumentales denominadas: Pájaro de Luz, Fortaleza Interior, Llave de Aire y Unidad Singular, han sido realizadas, en diversas variedades de granito gallego , como granito de Porriño, granito País Imperial y granito gris de Mondaríz, empleando también acero cortén y acero inoxidable.
La Obra monumental “ADENTRO DE UNA PIEDRA” 1997, la realizó en granito Ubatuba de Brasil y acero inoxidable, para una exposición colectiva en la sede central de Santiago de Compostela de la TVG, regenerando un espacio abandonado en el acceso principal.
María Carretero entre Bill Clinton y su esposo Domingo de Famara

 "Homenaje al Peregrino" (1996)





María Carretero en Santiago

IV EVOCACIÓN DE CAPRI: EL PARAÍSO REENCONTRADO



               A Gül Isik Alcaç y
José Adriano Moreira, tan cercanos siempre
                                
Corrían los años sesenta y pico del siglo XX, cuando realicé mi primera visita a Italia. Al norte, a Milán y al Véneto. Por entonces, uno acababa de doctorarse, quería ver mundo y andaba con el ánimo sentimental y político muy despierto. No olvidaré fácilmente que, luego de extasiarme con aquellas dos seductoras ciudades de Italia, no dudé en adquirir un biglietto para asistir al estreno de Questa sera se recita a Soggeto (Esta tarde se improvisa…), una pirueta teatral de Pirandello, que interpretó Vittorio Gassman, actor abierto entonces a la primera coalición de centroizquierda de la Italia de posguerra. Luego, con el paso del tiempo, y por diferentes motivaciones, no he dejado de recorrer la península itálica con el “síndrome” de Stendhal siempre a cuestas. Confieso haber padecido ese síndrome (¡y quién no!), que siempre ha vestido bastante invocar en charlas de salón, tertulias y en círculos literarios.  Haré, sin embargo, tabla rasa de cuantas visitas, peripecias y alguna que otra decepción he conocido y experimentado en el país donde florecen los limones (Goethe dixit).
Y regreso ahora a mis dos visitas a Capri, una de estas, más prolongada que la otra. Confieso, de nuevo, que, en ambas, llegué obviando la isla partenopea, vecina de Capri, y de nombre Ischia, que está dotada del imponente castillo aragonés que la corona majestuosamente.
Advierto que las islas, los archipiélagos, incluso, han ejercido sobre mí una atracción irresistible. Justo por tratarse de rocas, de terruños, incluso, de gravitación continental y bañados por el mar hasta el horizonte divisable, características insulares todas estas que me embargan plenamente, como es comprobable en estas páginas, del principio al fin.
Cierto es que Capri no es comprensible si se olvida su ubicación, casi, en el golfo de Nápoles. Téngase en cuenta que para ascender desde el puerto de Marina Grande hasta alcanzar una de las cimas que abundan allí hay unos 777 escalones, a modo de rampa, que aguardan al trepador de turno de tal vestigio milenario. Por cierto, algunos arqueólogos han propuesto que la construcción de este acceso escalonado fue iniciada por los primeros fenicios que se establecieron en Capri, precediendo a los ocupantes romanos que en el puente cronológico entre el siglo I a.C. y el I d.C. empezaron a saborear la “douceur de vivre” que depara aquella minúscula, acantilada y sedativa colonia anclada en el mar Tirreno. Justo, como lo harían más tarde los impetuosos súbditos de la Corona de Aragón en el siglo XVI, y como lo intentaron los berberiscos norteafricanos en sus cíclicos asaltos a Sicilia, Cerdeña y Menorca. De todos estos corsarios, el que ha pasado a la memoria histórica con más relieve fue el que realizó un intrépido Simbad musulmán, de nombre Khair el-Din (El Barba Roja) en 1534.
Al final, cualquiera que contemple Capri, apostado desde el vaporetto que lo traslade a la isla, divisará enseguida el poderoso Vesubio o la lejana línea de la costa de Sorrento, impregnándose de la belleza proverbial del entorno que se extiende ante su vista. Y puede que cerca de los farallones de la caprense Marina Piccola divise alguna de las sirenas sobre las que tanto escribieron los nautas griegos que llegaron a fundar Magna Grecia en la península itálica, mientras que los romanos terminaron por convertirla en el epicentro imperial del Mare Nostrum.
Ahora bien, no me deslizaré por la cómoda planicie del relato turístico, porque no fue tal la intención que me movió en su día para visitar Capri, sino otra predisposición ni sorpresiva, ni arbitraria, consistente en plantearse por qué las islas y, en particular, las del Mediterráneo, ꟷaunque también Santa Elena, Guernsey y Fuerteventura, pongamos por casoꟷ habían sido frecuentes puntos geográficos a los que fueron desterrados personajes de fuste como Napoleón Bonaparte, Victor Hugo, y Miguel de Unamuno. Al mismo tiempo que las ínsulas también han sido apostaderos estratégicos, lugares de recreo, o de reflexión, cuando no reductos lejanos en los que curar el alma de los atosigamientos que la perturban sin tregua mientras aquella da fe de vida.
No es la primera vez que me planteo la cuestión que acabo de esbozar; o sea, la isla en cuanto paradero de desterrados a un Ponto Euxino donde purgar sus “inconveniencias” públicas.  He venido a pensar que Capri ha sido en la Antigüedad primero, y en tiempos modernos, más tarde, un paradero pequeño, pero suntuoso, para algunos personajes que no han pasado desapercibidos en la historia. Veamos quiénes fueron esos personajes, y si posible fuese, apuntar a las motivaciones que los condujeron a un extrañamiento voluntario, caprense.

“El coloquio de los perros” de Miguel de Cervantes, un diálogo sobre el poder, la supervivencia o la falta de cordura





El coloquio de los perros
Miguel de Cervantes
Nordicalibros
Madrid, 2020


Julia Sáez-Angulo


            31/7/2020.- Madrid.- El coloquio de los perros, una de las novelas ejemplares de Miguel de Cervantes, es un diálogo sobre el poder, la supervivencia o la falta de cordura en la sociedad de su tiempo. Dos perros, con los nombres de Cipión y Berganza, que guardan el Hospital de la Resurrección de Valladolid, hablan, conversan sobre sus vidas y distintos amos por los que han pasado y ello es un pretexto literario para poner de relieve la mezquindad del poder, la dificultad de la supervivencia y la falta de cordura. Una reflexión con seriedad y humor al mismo tiempo, que pasa por una geografía de ciudades como Sevilla, Montilla y Granada.
            El libro El coloquio de los perros ha sido publicado por Nordicalibros y va ilustrado por Antonio Santos. Su primera edición en la editorial fue de 2014
Para algunos críticos, las novelas ejemplares de Cervantes son obras clave del autor para reflejar su pensamiento. Quizás El coloquio de los perros y El retablo de las maravillas sean los más sobresalientes.
“Mira, Berganza, nadie se ha de meter donde no le llaman, ni ha de querer usas del oficio que por ningún caso le toca. Y has de considerar que nunca el consejo del pobre, por bueno que sea fue admitido, ni el pobre humilde ha de tener presumpción de aconsejar a los grandes y a los que piensan que se lo saben todo. La sabiduría en el pobre está asombrada, que la necesidad y miseria son las sombras y nubes que la escurecen y si acaso se descubre, la juzgan por tontedad y la tratan con menosprecio”, dice Cipión en uno de sus diálogos con Berganza.
Curiosamente el libro de Jack London (1876-1916) titulado La llamada del bosque (o  La llamada de lo salvaje) trata igualmente de las reflexiones de un perro, Buck, que va pasando por distintos amos y situaciones, como los protagonistas de la novela de Cervantes El coloquio de los perros, escrita siglos atrás.

           

jueves, 30 de julio de 2020

MARÍA JOSÉ BRO. Pintura, comunicación y tesis doctoral sobre Andrés Cillero. EXPOSICIÓN VIRTUAL




María José Bro, artista visual


L.M.A.

31/7/2020.- Madrid.- María José Bró Valero (Madrid).- Licenciada en Bellas Artes en la especialidad de grabado calcográfico y pintura por la Universidad Complutense de Madrid. Matricula de Honor en Dibujo del Natural. Tiene cursado el doctorado e inscrita su tesis con el título “Andrés Cillero y el rigor de su plástica femenina”
La obra de Bró ha sido presentada en diferentes exposiciones tanto individuales como colectivas en varias instituciones nacionales e internacionales entre las que destacan – dentro de una larga lista – el Ateneo de Madrid, la Galería Alfama, Mayte Comodore, la Casa de la Cultura en Alcalá de Henares, El Circulo Mercantil y el Claustro del Ayuntamiento de Villarrobledo (Albacete), la Sala Joan Miró de Madrid, la Galería Higuer de Hondarribia, la Biblioteca Nacional de Madrid, la Sala Casa de Vacas del Retiro, la Galería MovArt de Madrid, la Galería Ginza Towa de Tokyo, La Fundación Cuixart en Barcelona.  También en Aravaca, Pozuelo de Alarcón, Navacerrada, Collado Villalba. Arenas de San Pedro, Palma de Mayorca. Premiada en Becas Revlon y en certámenes de pintura de diversas localidades manchegas.
María José Bro desde su juventud sintió una profunda necesidad de pintar, de colocarse frente al lienzo y sacar aquello que escondía en lo más profundo de su interior. Bro comunica a través de sus sugestivas piezas trasladándonos a lo más hondo de sus sentimientos a la vez que nos muestra la realidad que la rodea, siempre tamizada por su propia percepción.
Tomando como punto de partida lo que le enseñaron sus maestros Cillero, Cuixart, Martínez Sierra y Molinero Ayala entre otros. Maria José Bro lleva a cabo una relectura de la pintura abstracta creando un conjunto de paisajes y composiciones escultóricas sin anécdota en los que nada distrae y en los que todo está perfectamente equilibrado generando un sinfín de sentimientos a través de las cuidadas formas y los infinitos matices que componen sus lienzos.
Desde pequeña creo agendas en las que escribía sus sentimientos y los ilustraba con dibujos sencillos. Teniendo en la actualidad cinco libros de poemas titulados: “Ese arte que digo que llevo dentro”; “Los flacos dedos de la soledad”; “Almoneda de sentimientos”; “Palabras y dibujos”; “Amor por el arte y por ti”.
María José Bro es Profesora de dibujo y pintura. Directora del programa “Por Amor al Arte” en Radio Inter. Comisaria de Exposiciones. Miembro del Grupo del grupo Pro Arte y Cultura. Desde 1994 hasta 1998 Ha ilustrado en el periódico “Nuevo Trabajo” del diario ABC . Tiene artículos publicados en el diario ABC, en el periódico digital “El Imparcial” y en el periódico “Style international” digital y de papel. Dominio del blog Bropinturas. Pagina en You Tube “Por amor al arte Exposición virtual”

 pintura de María José Bro


III CÓRCEGA Recuerdos de mayo de 1999


                    
                                                      A Ana Fernández Vega, alma mater del Septeto[1]

            Visita, finalmente, a la isla de Córcega, antes de que el verano marcara el término de mi año sabático en la Provenza. Por diferentes y variadas circunstancias, no había tenido lugar la visita que me había prometido a esa isla, cuando para realizarla solo bastaba hacer la travesía de Marsella a Ajaccio. Así pues, lector, encontré los días de asueto para satisfacer de nuevo una especie de isleño-centrismo. Junto con el archipiélago de Baleares al oeste y Sicilia (más Elba, Malta y las Lípari al este), Córcega y Cerdeña emergen en el centro de la placenta del Mediterráneo occidental. Así ha sido y así continúa siendo con las dos islas “gemelas”. Ambas se alinean de norte a sur, separadas por la bocana de 12 km que media entre Bonifacio y Santa Teresa de Gallura. Luego, al fondo de Cerdeña, Sassano, Oristano, Portovesme y Cagliari constituyen la toponimia urbanita de una ínsula “leptosomática”, de paisaje agreste y adelantada territorial hacia la Berbería de antaño.
            En lo que a Córcega concierne, recorrí parte de su extensión (cifrada en circa de 8.700 km2). Parece como si el gran macizo central que coronan el Monte d` Oro (2389 m) y el Monte Rotondo (2622 m) se vertebrara descendiendo hacia la periferia insular, hacia las costas mismas, más recortadas al oeste, y más monótonas al este. Es un macizo imponente, con sierras apropiadas para el pastoreo de la cabaña en la estación pluviosa; un macizo no solo de piedra cristalina, sino también poblado de ese entresijo vegetal que componen en Córcega el castaño, el chêne-liège o alcornoque, los pinos y la garriga.
            Junto a la masa vegetal de la isla, hay otro rasgo de Córcega que no dejó de llamar mi atención. Me refiero a su escaso poblamiento. Creo que la población de la isla sobrepasaba ligeramente los 300.000 habitantes hace casi una década (2012). Aquella baja densidad de población me pareció desalentadora, incluso. ¿Es que las riquezas naturales de Córcega eran tan magras? Y, además, ¿por qué la isla tenía tan pocos recursos? Lo que el Estado francés aportaba, y creo que aportaba bastante, ¿no habrá atrofiado, por el contrario, un crecimiento de la isla?, o ¿es que sin esa “asistencia” de la Francia continental Córcega se podría haber precipitado por la pendiente del subdesarrollo, y del “bandidismo”?
            Queda, pues, en los términos anteriores mi perplejidad ante el paisaje geográfico y humano corso más diversificado. Y, en particular, el de esos pueblos grandes como Sartene y la misma Corte (capital universitaria y “nido” de nacionalistas corsos irredentos). También me sorprendieron pueblos pequeños como Evisa, Piedicorte y Castiglione, con sus casas de piedra, que se elevaban a tres y cuatro plantas, abiertas al exterior a través de ventanas y postigos, produciendo todo ello una impresión de severidad, que obedecía probablemente más a la escasez de recursos que a la voluntad de estilo. Veo también que Córcega desde hace decenios se ha vuelto hacia el turismo, en cuanto principal fuente de ingresos para su erario y población nativa. Cuatro ciudades de la costa descollaban ya, durante mi visita, dentro del perfil turístico de la isla: Bastia, que, como recuerda su ubicación y atmósfera histórica, estuvo muy ligada a Génova y a la Toscana; Ajaccio, cuna de Napoleón, y donde se acumula hoy el funcionariado y las zonas residenciales escalonadas a la orilla del prodigioso golfo. Bonifacio, fósil geológico y arqueológico, de incomparable fisonomía constructiva, apostada en el tajamar de la isla; y, finalmente, Calvi, situada en un emplazamiento noroccidental pintoresco al máximo.
La impresión que prevaleció en mí al visitar las ciudades de Córcega fue la de una dicotomía entre el núcleo de montaña rocosa y la omnipresente vegetación, como si existiera un “divorcio” territorial y humano que dejara a la isla partida en dos: sus entrañas más profundas en el centro y, alrededor de este, el collar de sus modestas, aunque prestigiosas ciudades marítimas, que circunvala todo el territorio corso.
Sobre Córcega, estas son unas primeras anotaciones del recuerdo, hechas al filo de mi  viaje a la isla. Isla del precoz independentista Pasquale Paoli (1725-circa1807), y de Napoleón Bonaparte (1769-1821), y de la que Mérimée y Stendhal escribieron no pocos elogios y, también, varias expresiones deprecatorias por la rudeza de sus habitantes; isla ligada a dos países mediterráneos por su casi equidistancia de Italia y del golfo de Lyon. Esta bicefalia arroja probablemente sobre la isla una dualidad “ambidiestra”. Luego, tal y como sabemos que ha ocurrido siglo tras siglo, todas las islas del Mare Nostrum han sido invadidas por navegantes, corsarios, razzias berberiscas, cálculos de expansión geográfica de aragoneses, piraterías y ataques navales ingleses y británicos… Visitar Córcega es realmente como abrir un libro de historia…, cuyas páginas se leen sin que decaiga el interés en ningún momento, y sumergirse, además, en los orígenes y avatares sin fin del Mediterráneo occidental.   




[1] El Septeto es una peña de siete colegas que, desde hace unos veinte años, no ha perdido la sana voluntad de compartir sobremesa y brindis en diferentes puntos de Madrid.

Concluyen con éxito las 27 funciones de La traviata que despiden la temporada del Teatro Real



  • Para que toda España y el resto del mundo pudieran ver la primera ópera íntegra ofrecida en un escenario después del período de confinamiento obligatorio, La traviata se emitió en directo y gratuitamente en MyOperaPlayer -sigue disponible en su catálogo- y en RTVE.
  • El Teatro Real lleva dos meses trabajando con el equipo artístico de Un ballo in mascheraque inaugurará la próxima temporada, para que la producción pueda realizarse dentro de las directrices sanitarias, con la escenografía, figurines y dirección de escena originales adaptadas a las nuevas circunstancias.
  • El plazo de venta de abonos para la próxima temporada seguirá abierto hasta el 17 de septiembre y se pueden adquirir ya las localidades para toda la programación de septiembre y octubre.
  • Hasta la reapertura del Teatro Real al público, el próximo 16 de septiembre, MyOperaPlayer seguirá muy activa, incorporando nuevos títulos a su catálogo semanalmente.
L.M.A.

Madrid, 30 de julio de 2020  Finalizaron ayer las 27 funciones de La traviata que ha ofrecido el Teatro Real durante el mes de julio, sin que se registrara ningún caso de coronavirus entre los intérpretes (cuatro repartos procedentes de distintos países), trabajadores, coro, orquesta y público que ha acudido a las funciones.

El éxito de este proyecto complejo y singular ha sido posible por la emocionante complicidad de todos: el apoyo emotivo y responsable del público, la confianza y entrega de los artistas, la implicación entusiasta de los trabajadores del Teatro Real y de su Coro y Orquesta Titulares, la grandísima contribución de los medios de comunicación nacionales e internacionales en la difusión de las funciones, la colaboración imprescindible de los patrocinadores y el respaldo de las instituciones oficiales: Gobierno de España, Comunidad y Ayuntamiento de Madrid.

Las medidas de seguridad sanitaria diseñadas por el Comité Médico del Teatro Real ─compuesto por seis médicos de reconocido prestigio y distintas especialidades─, en colaboración con sus equipos de Prevención e Infraestructuras, se han ido adaptando permanentemente a los dictámenes de las autoridades sanitarias, lo que permitió al teatro comenzar con una ocupación de la sala del 50% del aforo y ampliarla posteriormente al 75%.

El riguroso protocolo adoptado, que supuso una inversión de 340.000 euros, se está ofreciendo a instituciones nacionales e internacionales que lo solicitan para adaptarlo a la idiosincrasia de cada espacio y territorio.

Así, después del triunfo de las funciones de La traviata, el Teatro Real prosigue su camino hacia la ‘normalidad’ preparándose ya para la inauguración de la próxima temporada, el 18 de septiembre, con Un ballo in maschera, que se ofrecerá en una producción procedente del Teatro La Fenice de Venecia, con dirección de escena de Gianmaria Aliverta y escenografía de Massimo Chequeto, que están trabajando con los equipos del Teatro Real para rediseñar el espectáculo cumpliendo estrictamente con las medidas de seguridad sanitaria. Nicola Luisotti, primer director invitado del Teatro Real, volverá a asumir la dirección musical del título verdiano, después del aplauso unánime de público y crítica por su honda y sobrecogedora lectura de La traviata.

Un ballo in maschera se presentará con el decorado, atrezzo, figurines y dirección de escena adaptados de la producción original del Teatro de la Fenice, lo que supone un paso más en la conformación de una programación que se irá adaptando a las circunstancias de cada momento.

Paralelamente prosiguen los trabajos, ya muy adelantados, de la primera nueva producción de la próxima temporada, la popular ópera romántica checa Rusalka, con dirección de escena de Christof Loy, coproducida con los teatros de ópera de Dresde, Bolonia, Barcelona y Valencia, donde se presentará posteriormente.

El Teatro Real despide, pues, esta temporada cercenada por la pandemia, con esperanza en el futuro y un profundo sentimiento de gratitud por el apoyo, colaboración, confianza y complicidad de todos.