viernes, 29 de diciembre de 2017

Ángel Villazón, autor de los relatos “Goces y sufrimientos en el Medievo”






Julia Sáez-Angulo


            30/12/17 .- MADRID .- El ingeniero escritor Ángel Villazón es el  autor del libro de relatos titulado  Goces y sufrimientos en el Medievo, publicado por la editorial Punto Didot. el libro lleva un prólogo de Luis de Madariaga.

            Frente al tópico del oscurantismo de la Edad Media, la luz refulgente y preparación para el Renacimiento están en ella. El Medioevo, sobre todo el alto Medioevo es la plenitud del tiempo de catedrales, como escribe la gran medievalista francesa Marcelle Auclair y  tiempo de traducciones del mundo clásico, por tanto denostar ese periodo, porque el vulgo no alcanzar ese nivel, no tiene mucho sentido.

            El Introito del libro escrito por Luis de Madariaga sobre la “omnipresente iglesia, poderes nobiliarios…” tiene algo de tópico, porque hay que contextualizar las situaciones y los hechos.

            Dicho esto, cabe decir que Goces y sufrimientos en el Medievo de Ángel Villazón  Trabanco(México DF, 1924), residente en Madrid, alcanza su segunda edición con una docena de relatos que van desde “Neheri, el geómetra” a “Los goliardos”, pasando por “El flagelante y un mercader”, “Íncubos y súcubos”, “El hombre que exploraba el firmamento” o “Los goliardos”.

            Un total de 119 páginas para ofrecer un mosaico de personajes peculiares de la Edad Media, donde el hombre buscaba y encontraba la luz y las sombras, como en todas las etapas de la humanidad, pero con su bagaje correspondiente.

            El ingeniero Ángel Villazón disfruta con la escritura narrativa, se observa con claridad al leer estos cuentos en los que el autor articula un argumento por medio de una trama contenida, que trata de amenizar con su palabra escrita.


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            El autor, mexicano descendiente de padres asturianos y residente en Madrid,  ha presentado recientemente en el Instituto de México su libro de relatos Los tacos de huiltacoche.

                     La portada del libro, como la del que nos ocupa está tomada de cuadros de El Bosco, aunque no figure en los créditos del volumen.

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Elvira Lindo, autora de “La sorpresa del roscón” en el Teatro Intemperie de Madrid







Julia Sáez-Angulo

            30/12/17 .- MADRID .-  Divertido, muy costumbrista, ligeramente realista, con muchos tópicos que arrancan la risa y la sonrisa. La sorpresa del roscón es una pieza muy Elvira Lindo, en su estilo, en su órbita mental. Obra de teatro tierna, superficial y poco esperada en una sala alternativa de Madrid o así la juzgaba yo. Lleno a rebosar. Lo bueno de las periodistas conocidas –que son también escritoras- es que arrastran público a sus libros y a sus obras dramáticas.

            La intérprete Assun Planas, en su papel de monja exclaustrada, perfecta. Le confiere el cuerpo y lama que dio la autora en la escritura. Un monólogo narrativo y ligeramente sentimental, con poso de decepción. La convivencia es conllevanza y conllevarse no es fácil. La actriz encarna bien el personaje buscador de una vida con más “vidilla” y el encuentro con la roma realidad de familia y vecinos de albergue. Planas tiene un buen registro de expresividad dramática. Actua con la colaboración de Paco Mir.

            No faltan los nombres y adjetivos de los tópicos esperados de la autoría: el cura Fredi que bebe y tiene las manos largas; la superiora, odiosa –con lo eclesiástico es fácil topar-; el hermano facha deleznable, las cuñadas odiosas en uno y otro lado de la parentela… No hay quien se salve en estos clichés estereotipados. Falta calado y enjundia a este teatro. No tiene alas ni vuelo.

            El hombre y la mujer han de manifestarse en un escenario que se precie con más altura y profundidad de miras. No se trata de ponerse serios, sino más profundos. El humor de la autora puede invertirse en mejores manifestaciones, incluso más realistas si cabe.

            Por lo demás, si se buscan una risas, aquí está la obra de Elvira Lindo hasta el 28 de enero de 2018. Incluso podría itinerar por provincias, más de lo que lo ha hecho, dado el éxito de público que sólo busca divertimento.






Fátima Moreno, Boleros, rancheras, coplas y folklore argentino





Julia Sáez-Angulo
Fotos: Zapisek, Reviriego y Mendoza,

            29/12/17 .- MADRID.- Érase una vez una bella y buena cantante de boleros, rancheras y otros géneros, nacida en Toledo y residente en Madrid, llamada Fátima Moreno , a la que su esposo, el publicista Ricardo Pérez regaló un teatro en una casa encantada madrileña, para que ella pudiera explayar su arte canoro ante los amigos, muchos de ellos igualmente cantantes y danzantes.

            El Espacio de Graves y Agudos es el nombre del teatro de la casa encantada –una pequeña mansión con mucha historia detrás-, en la madrileña calle Ayala, una sala multiusos siempre a disposición de la cantante Fátima Moreno y su arte.

            El día de los Santos Inocentes, 28 de diciembre, entre muñecos recortables de la festividad, Fátima Moreno Rosillo convocó a todos sus amigos –y amigos de amigos- para celebrar su cumpleaños y nos deleitó con una serie de boleros, abriendo y cerrando el espectáculo, por el que desfilaron en su honor numerosos artistas y rapsodas amigos como:

            Carlos Guerrero, Carmen Molina, Juan y Pilar Riñón, Tina Barriuso, Oscar Gatica, Osvaldo Fernández, María José Gurpegui, -Ángela, Eugenio, el Gaucho de la Moncloa, Javier con su armónica… todos ellos acompañados por los músicos cubanos Daniel Chaves, a la guitarra, y Andrés Sarría, Sarry, a la trompeta y en percusión. Cantaron cuplés, coplas y  folklore argentino

            El desfile de intérpretes terminó con un baile del cha-cha-chá vacilón y una afectiva foto de familia en el escenario.  La mayoría de estos artistas actuaron en conjunto el Teatro Alcalá el día 2 de diciembre, en favor de una causa solidaria.

            Entre los asistentes al acto no faltaron creadores del mundo de las artes visuales y publicitarias como Adriana Zapisek y su inseparable esposo, el empresario Mario Saslovsky; la pintora Mercedes Ballesteros y su inseparable y celebrado acuarelista Pablo Reviriego; la galerista Rosa María Manzanares y su adjunto esposo el pintor Eugenio López Berrón; la crítica de arte Carmen Valero y no lejos el director de cine Julio Mendoza, entre colegas publicistas y Antonio Molina, presidente del Club de fans de Carlos Gardel, al que Oswaldo dedicó un tango.


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            A la salida, Ricardo Pérez, atento anfitrión, tuvo la gentileza de dedicarnos a los periodistas su libro La huella de la publicidad. Crónica de unas marcas bien anunciadas, que publicara en su día la editora Almuzara.




Julia Sáez, Mario Saslovsky, Adriana Zapisek, Pablo Reviriego y Carmen Valero


Fátima Moreno en una actuación solidaria en Quintanar de la Orden (Toledo) en 2016



Julio Mendoza y Carmen Valero


Eugenio L. Berrón, Rosa M. Manzanares y Julia Sáez-Angulo