
Julia Sáez-Angulo
Fotos: Patricia Larrea
11/4/25.- Madrid.- Estuvo cinco años como embajadora consorte en la República Dominicana (2017-2021), donde pintó numerosos cuadros que fueron adquiridos por los mejores coleccionistas de la isla. Para Guiomar Álvarez de Toledo, el mundo de los animales domésticos o de la selva dominicana constituye buena parte de su producción pictórica, así como los retratos o escenas de tauromaquia.
“No suelo pintar paisajes ni bodegones -dice Guiomar- no me interesan en principio. Prefiero el reto de un rostro, un gesto, unos ojos, una mirada…” Tampoco le gusta repetirse en el mismo estilo y por ello busca y experimenta con rasgados a lo fontana, geometrías, maderas recortadas, tondos y trampantojos.
De los tres campos en los que más pinta, recibe encargos y dice que no le va mal, en tiempos de quejas y lamentos de otros artistas. De vez en cuando, hasta entran los turistas que pasan por el barrio de las Letras donde se encuentra, en un luminoso estudio a pie de calle.
Guiomar Álvarez de Toledo (Madrid, 1958) se define como “una artista figurativa. Me gusta dar un resultado muy íntimo a mis pinturas. Para ello parto de un realismo clásico y desde ahí mis cuadros derivan a una expresión muy personal basada en la luz frente a las más oscuras sombras, dando una visión trascendental del tema tratado”.
Con madre pintora, el dibujo y el color le fueron muy familiares desde niña. Después fue durante varios años a dibujar y pintar en la Academia Peña, seguido de la academia de Guillermo Muñoz Vera, para acabar en Bellas Artes durante su destino en Bélgica. Antonio López, maestro exigente, la seleccionó para uno de sus cursos en Albacete, y ha expuesto en el Museo de Cáceres. Guiomar tiene en su haber más de medio centenar de exposiciones y ha merecido diversos premios, distinciones y galardones, como el del Salón de Primavera de Valdepeñas. Ha colaborado en ocasiones con el Grupo pro Arte y Cultura.
El ministerio de cultura de la República Dominicana le encargó la pintura de una capilla entera en la Catedral de Santa Bárbara, en la capital Santo Domingo, donde pinto tres grandes obras, referentes a San Francisco de Asís.
Bien relacionada con la nobleza -no en balde viene de la sangre real de Doña Cristina de Borbón Dos-Sicilias, madre de Isabel II-, la aristocracia y el mundo de las artes escénicas y de la moda, muchos de sus clientes llegan de estos ámbitos. Actualmente está pintando un gran cuadro de la familia Alonso Moreno de la Coba. También va a pintar el retrato de familia de los Duques de Sevilla, Olivia y Julián Porras. Ha pintado el de Álvaro Armada, conde de Revillagigedo. En Sotogrande ha pintado buena parte de sus retratos. En el estudio se encuentra el de Paloma Carnicero.
No lejos del gran retrato en marcha, está un cuadro singular e histórico: la emotiva despedida del torero Serafín Marín -de espaldas o más bien de posaderas-, en la plaza de toros de Barcelona, poco antes de su cierre en 2010. El rey Don Juan Carlos tiene e original y me dice que gusta mucho, pero que nunca se acuerda del nombre del torero. Guiomar ha pintado también el retrato de Joselito, Diego Ventura, Morante de la Puebla, Pablo Hermoso de Mendoza, Espartaco, El Juli…En tauromaquia hizo una larga serie, muy bien acogida en el circuito taurino. Ha expuesto su obra en la plaza de toros de Las Ventas.
El capítulo de pinturas de animales es espectacular, desde una espléndida cabeza de caballo, rinocerontes, elefantes, tigres, perros, gallinas, gallos -en República Dominicana hay peleas de gallos que ella no ha visto, pero sí ejemplares preciosos del gallo, rey del corral, preparados para la lucha.
La geometría es otro campo que Guiomar no desdeña y la utiliza con frecuencia como fondo, para colocar nuevas pinturas sobre madera recortada, especialmente animales de la selva, conjuntando así el reino animal y mineral. En el salón de su casa tiene un elefante pintado sobre una construcción geométrica hecha de encargo, que es la delicia de sus invitados por el juego visual de trampantojo que ofrece.
La pintora madrileña es una mujer enérgica, enamorada de su profesión, que la antepone a muchas cosas en la vida. Hace bien, porque lo hace muy bien. Pero también es una mujer singular que ganó hace años el concurso televisivo “El precio justo” y se llevó a su patrimonio varios premios, importantes, entre ellos, una casa. ¿Como marca Ud. los precios de sus cuadros?, le pregunto. “A ojo”, responde.
Y para mayor abundamiento, Guiomar tiene un precioso lado ascético/místico, después de su profunda conversión en el santuario de la Virgen de Medjugorje -en Bosnia y Herzegovina. Una experiencia que le ha dado vuelos espirituales, junto a su fortaleza vital y artística. Ahora lo tiene todo.
Elefante trampantojoCasas de la isla Santa Catalina (R. Dominicana)
Serafín Marín en la Monumental de Barcelona
Retrato de Espartaco
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