martes, 13 de marzo de 2018

“Sherezada, poema dramático en siete actos” de Tawfik al-Hakim, traducido por el profesor Martínez Montávez, presentado en el Instituto Egipcio de Estudios Islámicos






Julia Sáez-Angulo

            13/03/18 .- MADRID .- “Sherezada, poema dramático en siete actos” de Tawfik al-Hakim, traducido por el profesor Martínez Montávez, se ha presentado en el Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, que ha reeditado el libro -cuya primera edición tuvo lugar en 1977-, en coedición con el Círculo Cantarabia.

"Carmen Ruiz Bravo-Villasante anunció que Editorial CantArabia se transforma en Círculo CantArabia, una actividad cultural no empresarial".

            Intervinieron en el acto el Doctor Basem, consejero cultural de la Embajada de Egipto y director del Instituto; Carmen Ruiz Bravo-Villasante, coeditora emérita; Fanny Rubio, catedrática de Literatura de la Universidad Complutense de Madrid y Pedro Martínez Montávez, profesor  emérito de la Universidad Autónoma de Madrid, traductor de la obra.

            El Dr. Basem recordó que Tawfik al-Hakim fue un gran escritor de teatro para leer, difícil de representar por estar lleno de signos y símbolos. Sherezada fue la bella que supo sujetar a la bestia. Pese a que el autor era misógino, supo representar bien a Sherezada.

            Carmen Ruiz Bravo-Villasante insistió en que Sherezada de al Hakim es una obra de culto en la literatura árabe contemporánea y que la edición en español, también traducida por el profesor Montávez y editada por el Instituto Egipcio, llevaba muchos años agotada. Sherezada, que se ha representado en Francia y los Estados Unidos, es un símbolo medieval lo árabe, indio y persa.

            Fanny Rubio, que ha estudiado las figuras femeninas en El Quijote, recordó que había sido alumna del profesor Montávez, quien ha abierto caminos centrales en la literatura árabe contemporánea. La suma de las culturas en el libro Sherezada es un hecho, dijo la profesora Rubio, libro que habla del deseo del amor, de la imposibilidad del mismo y de la esperanza de lograrlo. Sherezada vuelve a resucitar al sultán, pero sigue prisionera en la celda. Ella representa el conocimiento, la belleza y el dominio del discurso. El autor Tawfik al-Hakim incluye el poder por debajo del razonamiento, por lo que no resulta tan misógino.

            Martínez Montávez finalmente recordó que había conocido el Instituto Egipcio en los años 50 cuando se denominaba Instituto Faruk I y señaló que siempre quiso hispanizar el nombre femenino de Sherezada. De Tawfik al-Hakim señaló que era “un enigma, un hombre entre tímido y audaz, enormemente irónico, espléndido escritor que siempre me ha atraído por su lengua árabe impecable, el árabe más diáfano que he leído, más íntimo y más expresivo. Lo he admirado como escritor y lo he criticado como ideólogo, sobre todo en los ensayos. Siempre me he movido entre la admiración y el rechazo a este autor”.

            “Tawfik al-Hakim enseña la existencia de un enigma”, un hombre que se casó muy tarde y con una condiciones exigentes y difíciles, un hombre para quien la mujer ofrecía dificultad de conocerla, de poseerla y eso aumentaba su rencor ante la figura femenina, añadió el profesor.

            Sherezada es el Oriente y la versión equívoca y equivocada de lo que no se puede llegar a conocer y poseer, pero que atrae y aparece con formas distintas. Metáfora de la existencia y de ahí los versos de Alberti que aprecen al comienzo del libro, dijo Montávez, quien señaló que Tawfik al-Hakim hubiera merecido el premio Nobel por su literatura, así como algún otro autor árabe contemporáneo, pues solo uno obtuvo ese galardón.

            Por último el profesor Montávez recordó que Sherezada se había sido representada en Córdoba al aire libre en el transcurso de un congreso, pero la noche de su estreno surgió un fuerte vendaval que arruinó el mismo. Y comentó de nuevo el enigma general de la mujer árabe. “En mis años en Egipto y en el transcurso de mi vida académica he conocido a la mitad de la población árabe, la masculina, no así la femenina ante la dificultad o imposibilidad de hacerlo”.

       El profesor Montávez quiso el rostro de la diosa Ator-Isis en forma de ternera para la portada del libro, un rostro joven ejemplo de los capiteles atóricos.

        Entre los asistentes, los arabistas Leonor Merino, Fernando de Ágreda y Francisco Marcos Marín


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