Javier Villán
12.09.2022,. Madrid.- Crónicas viajeras es el último libro publicado, de momento, por Julia Sáez Angulo, periodista y escritora a la que conozco hace años. Pero nunca conoces de verdad a las personas. Últimamente coincidíamos en el teatro Tribueñe de Irina Kourbeskaya, la rusa que llegó del frio y se quedó en España, y de Hugo Pérez de la Pica de telúrica sensibilidad lorquiana, de salud frágil y desmesura creadora incontinente. Recuerden, por ejemplo, Por los ojos de Raquel Meller. Tuve el privilegio de iniciar a Irina en los toros, una tarde en Las Venta. Salió impresionada y creo se hizo adicta. Es abrumador el currículo de Julia Sáez Angulo mujer viajera, su bibliografía, su activismo de conferenciante y articulista. Actualmente tiene un blog , La mirada actual, digno de ser visitado y revisitado.
La literatura de viajes es apasionante si se hace bien. Y en España ha habido auténticos maestros´; Manu Leguineche y Javier Reverte, por ejemplo. Arturo Perez Reverte, hoy académico de la RAE, y su capitán Alatriste, más que literatura de viajes hizo televisión de viajes en la cadena estatal tve. Como enviado de guerra. O eso me parece recordar. Yo tuve una incursión en el género por el Camino de Santiago, sus milagrerías y sus fabulaciones, un libro de encargo de la Editorial Luis Vives que agotó varias ediciones y titulamos Crónica viva del Camino; de Roncesvalles a Compostela.
Estas Crónicas viajeras tienen dos partes, Buenos Aires y Jerusalem. Nada de lo argentino me es ajeno, y Borges menos que nada, pese a la trifulca que se montó en La Estafeta Literaria dirigida por Luis Rosales y de la que yo era coordinador de textos, cuando refiriéndose a Jorge Luis y su ambigüedad ante el videlazo, una colaboradora de la misma, Ana Merino, escribió Borges además de estar ciego no ve. Me fascina Buenos Aires, la Recoleta, sus librerías y el germen subversivo que percibo, quizá romanticismo adolescente, que me parece percibir en cada esquina de esta gran ciudad. Vaya por delante que considero una injusticia que a Jorge Luis. Borges no le dieran el Nobel de Literatura y que sus relatos breves están a la altura, cuando menos, de los de Julio Cortázar. Esa condición de no ¨´nobelizable¨¨ pudiera formar parte de la Historia universal de la infamia y es más política que literaria por parte de la ¨´aséptica y neutral¨´ Academia Sueca.
Jerusalem lo he leído con cierto distanciamiento brechtiano y a mí me interesa menos, por razones estrictamente personales de mi vinculación política y poética a los poetas palestinos y a su causa. Pero hay lectores de La mirada actual, que podrán sentir la pasión de Julia Angulo por los Santos Lugares con idéntico fervor. Crónicas viajeras no busca el preciosismo literario ni primores de estilo. Es el lenguaje directo de una periodista que añade a sus vivencias una conmovedora humanidad y solidaridad con los amigos y con el género humano. Y que sabe muy bien qué cosa es un crónica, es decir un relato de acontecimientos protagonizados por seres de carne y hueso, con exposición, nudo y desenlace. Seres humanos dentro de un paisaje. Porque, como escribí hace siglos, y ahora reivindico, un paisaje es nada si no lo habita un cuerpo.
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