Víctor Morales Lezcano
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En el inicio del mes de agosto que ahora se aproxima a su terminación, el Gobierno de Gibraltar, que preside el laborista Fabian Picardo, hizo saber que pronto se emitirá un sello conmemorativo del 320 aniversario de la toma del Peñón (de la discordia) por una flota armada angloholandesa, que condujo el vicealmirante sir George Rooke, con una finalidad concreta: anular las pretensiones del reino de Francia al, entonces disputado, trono de España. Es sabido que el hecho de armas recibió su consolidación internacional en el artículo 10 del Tratado de Utrecht (13 de julio de 1713). Gibraltar sería, en adelante, posesión británica.
Contar de nuevo los significativos avatares que se han sucedido en las aguas del estrecho de Gibraltar antes y después de 711 (anno domini) podría interpretarse como una grave descortesía para con el lector de estas líneas. Sí procede, por el contrario, señalar, como nos recuerda el Diccionario de autoridades, la definición canónica de la frontera, en cuanto es la “raya y término que parte y divide los reinos, por estar el uno frontero del otro”.
La frontera del estrecho de Gibraltar entre La Roca (The Rock), Punta Tarifa y la ceutí Punta Almina configura uno de los puntos clave para la singladura de la navegación mundial entre el golfo de Adén, el estrecho de Bab al-Mandeb y el canal de Suez, concretamente a partir de 1869.
En los días que corren, empero, ya desde el 1 de enero de 2021 y coincidiendo con la retirada del Reino Unido (Brexit) de la aventurada Unión Europea (UE), tanto España como Gibraltar buscan con empeño configurar un acuerdo bilateral sobre la inveterada Verja que delimita las respectivas soberanías y los intereses de España y del Gobierno gibraltareño.
La coyuntura que actualmente configuran el nuevo Gobierno laborista del Reino Unido desde Londres, la permanencia del ministro principal Fabian Picardo en la gobernación del Peñón (dicho sea cortésmente) y el Gobierno actual de coalición que España ostenta pueden contribuir de consuno a forjar insoslayables reajustes fronterizos entre las tres partes litigantes. Máxime, cuando, solo por un poco más de tiempo, el comisario Maros Sefcovic continuará encaminando con su habitual acierto moderador las negociaciones que reclaman con urgencia los nuevos controles pendientes de establecer en torno a la Verja de marras. De lo contrario, el proyecto macroeconómico bautizado como Cape Vantage (Cabo Ventajoso), patrocinado por una poderosa empresa urbana, podrá expandirse a sus anchas, aunque sin evidentes repercusiones beneficiosas para los intereses ribereños colindantes: ya sean algecireños, ceutíes y, quizá, marroquíes. Y, por su puesto, tampoco serán muy ostensibles para los paisanos de Gibraltar, llamados o dichos “llanitos”.
1 comentario:
Leer La Mirada Actual genera adicción,es un placer exquisito.
Sus crónicas,artículos y articulistas son de primera.
Saludos.
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