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viernes, 24 de marzo de 2017

PRESENTADO EN LA CASA DE GALICIA EN MADRID EL LIBRO CLAVES LÍRICAS, DE VALLE-INCLÁN, EDICIÓN FACSÍMIL DEL ORIGINAL DE 1930

El Grupo Editorial Sial-Pigmalión publica, 77 años después, la obra revisada y cuidadosamente seleccionada por el dramaturgo gallego


L.M.A.


Madrid, 21 de marzo de 2017. La Casa de Galicia, sede de la Delegación de la Xunta en Madrid acogió esta tarde la presentación del libro Claves Líricas, de Valle-Inclán, una edición facsímil de la realizada por el propio autor en 1930 de los tres únicos libros de poemas que ya había publicado, aunque revisados y cuidadosamente seleccionados y editados. Sial-Pigmalión publica ahora aquella obra, 77 años después de haber sido confeccionada por el propio Valle-Inclán, autor de "Luces de bohemia", padre del esperpento, y el dramaturgo gallego más internacional.

En el acto intervinieron: junto con el coordinador de Actividades Culturales, Ramón Jiménez, -quien lo hizo en nombre del delegado de la Xunta en Madrid y director de la Casa de Galicia, José Ramón Ónega-, el catedrático, profesor, crítico literario, poeta y autor del prólogo, Vicente Araguas; el economista, ingeniero agrónomo, investigador y especialista en Valle-Inclán, Silvio Martínez; el actor Luis Perezagua; y el presidente del Grupo Editorial Sial Pigmalión, Basilio Rodríguez Cañada.

Para Jiménez, ninguna forma mejor de celebrar el Día Mundial de la Poesía (proclamado como tal en París en 1999) y recién estrenada la primavera, que presentando este libroClaves líricas, que el propio  Valle preparó para la Compañía Ibero-Americana de Publicaciones, y que recoge los tres únicos libros de poemas que el eximio escritor gallego publicó: Aromas de leyendaEl pasajero y La pipa de Kif. Valle era un todoterreno de la literatura y de la vida, que se fumó un puro después de que el Dr. Barragán le hubiera amputado el brazo izquierdo tras la “absurda disputa tabernícola sobre un duelo con un periodista armado con un bastón y Valle con una botella”
.
La edición se realizó porque Vicente Araguas se topó con la obra original de 1930 “una joyita” que provenía de una “herencia libresca galaica aunque sin moho”, cuya restauración costó bastante porque estaba muy deteriorado y transmitió su fascinación al editor “valiente y que arriesga”. En su intervención Araguas refirió algunas anécdotas de Valle pero todo lo resumió en una expresión: “Inmenso Valle-Inclán en versión original o facsímil, siempre inmenso”
.
Para Silvio Martínez, la obra poética de Valle Inclán va más allá de estos libros porque escribió en prosa rimada muchas de ellas. “Su prosa es pura poesía aunque no sea rimada”, dijo y añadió que “Es el mejor escritor español de todos los siglos y toda su obra está traspasada por la ironía gallega”.
Para Luis Perezagua, que participó en Amanece que no es poco, “Valle es simplemente genial”. Recitó algunos de sus versos y destacó algunas de las frases que con plena vigencia llegan hasta nuestros días, como “Viva la vagatela”; “Del Celta es la victoria” o “Voluta de humo vágula cimera
”.
Por su parte, Basilio Rodríguez Cañada señaló que esta es la primera obra de una larga serie que tienen previsto editar del autor gallego, y empezaron por la lírica que “es la menos conocida pero cuya influencia alcanza incluso hasta los poetas actuales, gallegos e hispanos”.


miércoles, 6 de mayo de 2015

Marta Galatas, autora de la novela “La Princesa que cambió la Historia”


Un cuadro desaparecido. Una joven anticuaria. Un coleccionista ególatra. Una oscura pasión... Un retablo literario sobre una extraordinaria historia, en el que su autora, Marta Galatas, mezcla con maestría elementos de la novela histórica, el thriller psicológico y la crónica intimista. 






L.M.A.

La Princesa que cambió la historia es un relato riguroso y emocionante, una novela sobre la necesidad de buscar respuestas en el pasado. El libro ha sido editado por Sial.


Marta Álvarez Galatas es Licenciada en Arte y Traductora Intérprete Trilingüe (Inglés/Francés) por la Universidad Católica de Paris. Trabajó para la Cámara de Comercio Francesa y para Christian Dior en el departamento de Relaciones con la Prensa. Más tarde estudió Anticuariado y Tasación de obras de arte en la Escuela de Arte y Antigüedades y trabajó para Castellana Subastas como tasadora. En el 2004 monta su propia empresa dedicada al diseño y venta de muebles que cierra en el 2011, para comenzar su formación como escritora en el curso para novelistas de la Escuela de Escritores. La princesa que cambió la historia es su primera novela.


Marta Galatas

La novela
“Sólo tenemos que despertar para proyectar una nueva vida y entonces ser capaces de alcanzar nuestro verdadero destino”
Unas inquietantes puertas de marquetería despiertan una extraña atracción en la joven anticuaria Marieta. Estas puertas, de alguna manera vinculadas a su pasado, la guían al castillo del Bierzo, residencia de Aldo de Toledo, coleccionista de personalidad ególatra y futuro marqués de Villafranca, quien la contratará para hallar el retrato desaparecido de su antepasada Leonor de Toledo, obra que el pintor manierista Bronzino realizó en 1543 en Florencia. A partir de ese momento, y a pesar de que entre ambas mujeres distan siglos, Marieta quedará irremediablemente ligada a Leonor.

La princesa que cambió la historia, novela con la que la madrileña Marta Galatas irrumpe con fuerza en el panorama editorial, es un fascinante relato de intriga donde rigor histórico y ficción sirven a la autora para tejer una complicada trama –que deja de manifiesto los sentimientos, pasiones, miedos, búsquedas y anhelos que conforman el espíritu humano–, y en la que el arte, la espiritualidad y la pasión viajan por distintas épocas de la historia –desde el esplendoroso y renacentista siglo XVI a la actualidad– y recalan en diferentes escenarios –Florencia, Madrid, París y la comarca del Bierzo–.

Sobre una base impecablemente documentada, Marta Galatas compone una ficción en la que se entremezclan elementos de la novela histórica, el thriller psicológico y el relato intimista. Ello le permite combinar, con la maestría de un narrador experimentado, la tragedia, la acción y el suspense, para componer una trama poliédrica dominada por personajes de gran carga psicológica, creados por la hábil pluma de la autora –entre los que, indudablemente, destacan Marieta, la protagonista, quien se verá obligada a rebuscar en la historia y encontrar conexiones en el pasado para recomponer su vida y proyectarse hacia un futuro feliz; y Aldo, el aristócrata con quien Marieta se involucrará en un oscura pasión–. Estos personajes, que no por ficticios resultan menos creíbles, conviven en el relato con otros reales –como Leonor de Toledo, hija de Pedro de Toledo y María Osorio Pimentel, II marquesa de Villafranca del Bierzo; Cosme de Medici, quien tras su alianza con Carlos I, y a través de su enlace con Leonor, fue proclamado Gran Duque de Florencia; o Bronzino, pintor de la corte de Florencia y uno de los grandes maestros del manierismo italiano– lo que confiere a la trama de una gran solidez y credibilidad.

Uno de los elementos más recurrentes durante la narración de Marta Galatas es la pasión por el arte –verdadero protagonista del relato– que une a todos los personajes que desfilan por las más de 350 páginas de la novela, primera de una trilogía en la que esta experta en arte y antigüedades desvela los entresijos y la forma en que fueron creadas algunas de las grandes obras del renacimiento italiano. Una pasión que contagia al lector y que trasciende a la obra de arte para terminar siendo pasión por la belleza, en su más amplio sentido, y, cómo no, por la vida. Es en este terreno en donde el libro cobra un vuelo especial y acaba por atrapar al lector, pues entre pinceles, colores y lienzos se desarrolla una intriga que viaja por varias épocas y se entrecruza a través del espacio y del tiempo, y que nos muestra, en escenas de una elocuencia demoledora, que la historia se repite una y otra vez, como innumerables espejos que se proyectan hasta el infinito.

Consigue Galatas con esta primera novela –que más bien parece obra de una escritora consagrada– crear un apasionante relato coral que, como si de un caleidoscopio se tratara, se sirve de varios ejes narrativos, voces muy distintas y diferentes registros para abordar la historia desde muchos puntos de vista. La autora hace gala de un estilo de escritura ágil, en el que va entremezclando las distintas voces y formas de narración, que bebe de diferentes recursos –en función de la época que quiere relatar– y que lleva en volandas al lector hasta sus páginas finales. Su prosa dota de verosimilitud los diálogos entre los personajes y el relato en primera persona de sus dos narradores – masculino y femenino–, lo que aporta mayor complejidad a su escritura. A su vez, los continuos saltos en el tiempo a los que asistimos de forma intermitente proporcionan ritmo a la narración y permiten al lector sumergirse en un recorrido geográfico e histórico que le llevará de Florencia a Madrid, y de ahí a la comarca del Bierzo, pasando por París, y cuyos escenarios son reconstruidos al detalle. Un exhaustivo trabajo de investigación que se esconde tras la escritura de este libro y un minucioso trabajo de compilación de fuentes históricas.
La princesa que cambió la historia es, en definitiva, un relato de intriga psicológica, histórico y actual a la vez, –sobre la necesidad de encontrar respuestas en el pasado para poder afrontar el futuro–, que marca el ingreso por la puerta grande de Marta Galatas como una sólida narradora que se desenvuelve con soltura entre las aguas de una época histórica y artística inolvidable y que es capaz de entrelazar varias historias, escenarios y épocas con maestría, intensidad y pasión.


Una introspección en la etapa más fascinante de la historia del arte, la Florencia de los Medici, nos adentra en los entresijos de pasiones, poder, traición y nos muestra que, a través de generaciones, la historia se repite una y otra vez como innumerables espejos que se proyectan hacia el infinito.


Sinopsis.- Castillo de Corullón. El Bierzo. Residencia de Aldo de Toledo.
La joven anticuaria Marieta es contratada para hallar un Bronzino, obra que aparece inscrita en los registros de la época pero que desapareció en el siglo XVI. Sus clientes, una anciana marquesa y su arrogante y ególatra hijo Aldo –con quien la joven mantendrá una oscura y extraña relación– pertenecen a una familia de rancio y prestigioso abolengo que habita el castillo de Corullón, antigua residencia de sus antepasados, don Pedro de Toledo y doña María Osorio Pimentel, marqueses de Villafranca del Bierzo.

Rodeada de muros impenetrables y cuadros renacentistas, Marieta, que siente fascinación por la colección de obras de arte de Aldo, en especial por unas extrañas puertas de marquetería y por el retrato que el manierista Bronzino hizo de Leonor de Toledo, se da cuenta de que aquella extraña familia sigue anclada a un glorioso pasado con el que convive, al tiempo que descubre que a ella también le atormenta el suyo, que se remonta a su niñez entre Madrid y París. Surge entonces una pregunta, trascendental en el desarrollo de la novela: ¿Vivimos todos conectados de alguna manera con el pasado?

Palacete de Lucrecia Panciatichi. Florencia.
Marieta viaja a Florencia y se hospeda en casa de la experta en Bronzino, Lucrecia, mujer que desprende una sabiduría cautivadora. Su estancia en el palacete supondrá una continua exploración de los sentidos y de la mente, impulsada por las conversaciones y el aura que desprende aquel lugar. Allí, Marieta estudia las raíces del manierismo italiano y descubre que, de alguna manera, su vida evoluciona en paralelo a los personajes de los cuadros que investiga. En los frescos del Palacio Vecchio hallará la clave que le ayudará a interpretar el secreto, celosamente guardado a lo largo de los siglos, del Bronzino desaparecido. Entonces, descubrirá que sólo el que es capaz de ver más allá de las sombras puede alcanzar el conocimiento.

Palacio Vecchio. Florencia. Residencia de Leonor de Toledo, 1540.
En forma de biografía, el pintor manierista Bronzino relata los hechos ocurridos en la Florencia de 1540, el paso de la república al mecenazgo de Cosme de Medici, que tras su alianza con Carlos I, y a través de su enlace con Leonor de Toledo, es proclamado Gran Duque y gobierna de forma absolutista. Como pintor de la corte, Bronzino retrata en sucesivas ocasiones a Leonor, la española que gobernó Florencia y su mentora, por la que siente verdadera pasión. A través de su arte, nos desvela los entresijos de una época convulsa y el profundo misterio que se esconde tras la enigmática personalidad de esta mujer que fue capaz de vencer las barreras más inesperadas.

 Más información
www.martagalatas.es

martes, 23 de marzo de 2010

Emilio Serrano Sanz, poeta mayor en “Dádivas de la vida”



Dádivas de la vida
Emilio Serrano
Sial/Fugger Poesía
Madrid, 2009 (114 pags)


Julia Sáez-Angulo


El autor parte de la naturaleza como fuente de conceptos e inspiración literaria. No en balde se abre el poemario con una cita de Montaigne “La naturaleza no es sino una poesía enigmática”. Los poetas del 98 con Antonio Machado a la cabeza abrevaron sus imágenes y palabras en el paisaje y la naturaleza, Emilio Serrano (Blesa. Teruel) también gusta de la naturaleza y se zambulle en ella a placer, hasta el punto de gustar la simple sonoridad de sus términos y, como en la kábala, va repitiendo en sus poemas los nombres de los árboles o los pájaros –es hombre de tierra adentro- como dicen que hizo el Creador en el Génesis de los tiempos, del universo y, por ende, de la naturaleza. Nombrar las cosas para apoderarse de ellas, sentirse dueño y señor de las palabras, que es a fin de cuentas lo que busca un poeta.

Dádivas de la vida es una antología precedida de una interesante Introducción del autor, en la que, como buen docente, brinda al lector su guía hacia las tres partes del libro: Pujanza y esplendor; Azafranado sol, y Dádivas de la vida. Basilio Rodríguez Cañada señala en su prólogo que poeta contempla la “naturaleza como manifestación de lo divino.”

Emilio Serrano toma con frecuencia la geografía cercana de su Blesa turolense o del cercano parque madrileño, para observar la riqueza visual y conceptual de la naturaleza, que se traduce en palabras poéticas que hablan del asombro y el éxtasis ante sus ritmos, ciclos y renacer. Junto a las palabras, las reflexiones evocadoras de un pasado ido o machito, las analogías con la vida y la condición humana, el simbolismo de sus figuras que se traducen en metáforas sobre la existencia.

El poeta, como los antiguos egipcios, parece temer que no regrese el dios Ra, el sol, la luz, el alba que tanto ansía, después de las jornadas de “sol azafranado”, del ocaso, de la oscuridad de la noche... El milagro del renacer a la luz alimenta la poética de E. Serrano en un continuo sostenido, tanto en su significado físico como simbólico o alegórico.

Filólogo, profesor, hombre culto, las referencias de Serrano a la mitología greco-romana no se hacen esperar, de la misma manera que al final, en la tercera parte son las alusiones bíblicas las que aparecen en un suerte de asunción de las dos culturas que nos nutren y ciertamente a la obra poética del autor.

Hombre de lecturas, dedica algunos de sus versos a poetas como Carlos Bousoño, Colinas, Paco Brines o Juan Van-Halen. Antes lo hizo en citas a Fray Luís y Horacio, a Virgilio... Una cadena enriquecedora de la escritura, de la literatura en definitiva.

Hermosas sus aliteraciones, sonoridades y tropos como “vencejos vencedores” o caléndulas candelas”... Bellísimos poemas como “Salte tu canto” a base de estrofas de dos versos que suenan como salmos musicales y profundos o “Igual que pastores”, al compararlos con los poetas.

Ordenado poemario en suma, este libro que termina con una ascesis cristiana valiente, brillante y conmovedora, que se manifiesta en poemas como el dedicado al cuadro de Rembrandt sobre “El hijo pródigo” y continúa en paralelo con “Para buscarte” o “Cargado con mi cruz”.

El libro termina con el poema que da título al libro, toda una enseñanza de cómo afrontar la vida y esperar la muerte, que entronca con la sabiduría serena de los clásicos trascendida por la fe

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