martes, 27 de septiembre de 2011

Ernesto Cardenal escribe un largo poema sobre Vasco de Quiroga


Tata Vasco. Un poema
Ernesto Cardenal
Editorial Vaso Roto
Madrid/México, 2011 (58 pags)







Julia Sáez-Angulo


Ernesto Cardenal (Granada, Nicaragua, 1925) es un personaje peculiar de Centroamérica, causa de noticias, no sólo por su poesía sino por sus particulares circunstancias. Sacerdote de la Iglesia Católica, participó en la revolución sandinista y formó parte del su Gobierno revolucionario como ministro de Cultura. El hcho de participar en la política sectaria le hizo merecer una llamada al orden del papa Juan Pablo II, cuando éste visitó el país. Actualmente, Cardenal ha visto publicado su largo poema sobre Vasco de Quiroga en el libro titulado “Tata Vasco”, publicado por aso Roto.

El libro se complementa con una curiosa segunda parte de imágenes en color bajo el rótulo de “Artesanías de Michoacán”, fotografías de Jun Rodrigo Llaguno. Se trata de la artesanía que todavía perdura en la zona y que ayuda a sostenerse a sus artífices.

Ernesto Cardenaletá considerado como uno de los grandes traductores del pensamiento del México antiguo y lo dejó plasmado en su poemario “Quetzacoalt”. El libro “Tata Vasco” es un homenaje al indígena Vasco de Quiroga, conocido como Tata Vasco, que en e siglo XVI llevó a cabo la utopía en México.

Escuelas- hospitales, guardan todavía las enseñanzas de Vasco de Quiroga, un hombre que habló de la dignidad de todo ser humana y tuvo a bien ser activo a favor de la humanidad doliente.

Superador de utopías

Los poemas de Ernesto Cardenal mencionan las utopías de Platón, Tomás Moro o Bacon, como algo inédito o inconcluso, mientras que la de Vasco de Quiroga todavía perdura en la población indígena mexicana: “Pero la utopía para Moro en Quiroga” fue realidad”, escribe.

Poesía descriptiva, discursiva y de compromiso: “Hombre de las bibliotecas de Europa/ también lo fue de acción. Fundador en México de una institución/ que en moro era una fantasía./ Lee las novelas de Moro/ y sus leyes deben ser las del Nuevo Mundo”-

No duda en utilizar y arrastrar los superlativos, con frecuencia pesados en los versos: “Gente simplicísima, mansuetísima, humildísima/ sin soberbia, ambición ni codicia alguna”.

En sus últimos poemas escribe: Descubrió el hombre desconocido de Michoacán:/ el Artista./ Vasta comunidad de artesanos( alrededor del lago de Patzcuaro”. Cuenta su economía de trueque: “este sarape por tu jícara pintada/ esta gallina gorda por una bolsa de maíz”. Patscuaro fue el lugar predilecto de Don Vasco.

“Con más éxito que Las Casas”, dice Cardenal en otro verso informativo más que sugerente. “Todavía le llamna Tata Vasco en Michoacán”. Dice uno de sus últimos versos en los que concluye su historia, perdida en leyenda.

En suma, “Tata Vasco” es una “laudatio” al personaje mexicano que hizo mucho por sus coetáneos. El largo poema, interesante en su información y constatación, adolece quizás de un exceso de prosaísmo informativo. En todo caso, hay hombres en la hombres en la historia que bien merecen un recordatorio.

Entre los libro de Cardenal se encuentran: “Canto Cósmico”, “Epigramas” y “Oración por Marilyn Monroe”
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