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domingo, 4 de mayo de 2025

Ceviche ecuatoriano en casa de PATRICIA LARREA y ANTONIO DE LA CUERDA


Patricia Larrea y Antonio de la Cuerda, anfitriones
Invitados al ceviche ecuatoriano


    Julia Sáez-Angulo
    Fotos: Luis Magán
    4/5/25.- Madrid.- A Patricia Larrea y a Antonio de la Cuerda les encanta recibir en casa a los amigos. No sienten pereza en prepararlo todo y, cuando llegamos, está listo el cebiche, la ternera, el arroz de la abuela Palmiraecuatoriana, y la tarta de frutos secos, a la que Mercedes Ballesteros añadió otra de manzanas reineta. Los que llegamos desde Marmolejo un poco tarde, nos perdimos el aperitivo, especialidad de Antonio, pero fue la penalización indirecta por la impuntualidad.
    El ceviche ecuatoriano (plato laborioso) de Patricia estaba estupendo, pero tuvo la osadía de preguntarle a Hernando de Orellana-Pizarro, si era mejor que el peruano, a lo que el director de la Fundación Pizarro respondió, como buen conocedor del asunto, que había al menos tres clases de cebiche peruano: en la costa, en la sierra y en la selva, y todo dependía del tipo de pescado de que se dispone para macerar, y que la clave está en la lima, mejor que el limón, que mata y macera de inmediato al pescado. 
    Patricia, chovinista ella, insistió que el ceviche ecuatoriano era sin duda mejor, como lo afirman los invitados expertos que pasan por su casa, incluido el peruano Adolfo Asmat. Pablo Reviriego terció diciendo que el cebiche así preparado se le antojaba como un cóctel de mariscos sui generis. Patricia aseguró que los langostinos del ceviche eran auténticos del Ecuador y Luis Magán abundó, con humor, que los ingredientes del ceviche los había traído el mismísimo presidente de Ecuador, que ha estado en España recientemente. Patricia añadió que no pudo ir a saludarlo, pese a estar invitada, porque se lo impidió el apagón.
        (La Real Academia Española (RAE) acepta tanto "ceviche" como "cebiche"). La elección entre una u otra forma es una cuestión de preferencia regional y personal, según la RAE). 
    Mientras saboreamos y repetimos cebiche, pasamos a la agricultura y sus avatares, porque Hernando Orellana-Pizarro se dedica a ella. Contó que dejó de cultivar la fruta, porque requiere mucha mano de obra y no compensa. ¡Quien quiera fruta la tendrá que comer de Marruecos y de China!, añadió. Además del tomate, Hernando cultiva el almendro y el olivo. De este último nos dijo que irán desapareciendo los troncos retorcidos de los olivos milenarios, verdaderas esculturas, porque ahora, el olivo se cultiva en arbustos que conforman setos, más fáciles para la recogida de la aceituna. Mercedes le daba la réplica con argumentos precisos ¡Lo que aprendemos los urbanitas de los que saben del campo!
    También se habló de que "la generosidad debe tener su correspondencia en el agradecimiento" en todas las esferas.
    Antonio de la Cuerda, que presidía la mesa como un patriarca, conversaba con tres damas estupendas que le flanqueaban: Susana Arregui, Lola R. Casanova y Pilar. Mientras, Patricia, Luis -siempre caballero andante entre las damas- y Romsenei, supervisaban la mesa y ayudaban a la anfitriona a retirar los platos sucesivos. De vez en cuando, Luis se alejaba hacia Colombia, a través del móvil, porque coordina desde donde está la gran Feria del Libro de Bogotá. Pablo, siempre servicial y en pie, servía la comida en los platos.
    La llegada del café fue subrayada por un precioso juego de porcelana blanca con adornos azules y de oro, creado por la mismísima escultora Patricia Larrea, quien nos informó de las sucesivas cocciones en el horno cerámico, que requiere el material para que salga perfecto. Mercedes, con su curiosidad universal, se apuntó a la docencia de la anfitriona en el campo de la cerámica. Patricia domina varios campos artísticos, en vidrio, madera, pigmento, hierro, bronce… Llegamos a la conclusión de que Patricia es una mujer digna de admirar, pero no de imitar, porque no tenemos su resistencia y nos agotaríamos.
    Esperábamos a Adolfo Asmat y Socorro MoraC, artistas peruanos ellos, pero no pudieron acercarse.
    Los debates coincidentes o no, sobre los asuntos que alegran o afligen el mundo seguían saliendo a la palestra, y suelen ser lo más sabroso de los encuentros, después de la comida. Llegó el recital poético previsto, en un mano a mano entre Patricia y Romsenei. Ella nos conmovió con los versos que evocaban a su madre y él con alegres poemas de ecos lorquianos y copla.
    Lola Casanova planteó un juego:  inventar un relato con el apagón de la electricidad como fondo. Imaginé de nuevo que ingeniábamos un nuevo ”Decamerón”, como el escrito por el grupo de amigos italianos aislados por la peste, en una casa de campo en Florencia, entre 1349 y 1353. Nosotros contamos cosas divertidas propias o ajenas, sucedidas en el infausto lunes negro del 28 de mayo.
    Visitamos, por último, el estudio/taller de escultura de Patricia. Nos mostró su última pieza en marcha, que participa de escultura y pintura. Algunos posaron junto a los tótems de madera hechos con tablones procedentes de la película de Almodovar “Tacones lejanos”, en los que trabaja la escultora. Posamos para la foto de grupo. Pablo Reviriego, con su traje oscuro y corbata rosa, parecía un novio de altar. Alegó que iba seguidamente con Mercedes, a la procesión del Cristo de Noblejas, donde indefectiblemente se emociona cada año, cuando cantan el himno.
    En fin, todo muy bien, en una casa junto al río Manzanares, con buena energía, donde se disfruta de todas las artes, entre ellas, las de la conversación y la gastronomía.

Antonio, Patricia y Hernando junto a los totems de "Tacones lejanos"
Comensales

Patricia lee sus pensamientos poéticos sobre su madre, junto a Hernando Orellana-Pizarro


Porcelana hecha or Patricia Larrea

Invitados al ceviche


domingo, 16 de junio de 2024

FIESTAS DE SAN ANTONIO DE LA FLORIDA. CENA DE CLAUSURA EN CASA DE ANTONIO Y PATRICIA. DOS EXPOSICIONES EN 2025


Patricia Larrea y Mónica Maffía, ante una escultura de la primera


Julia Sáez-Angulo
Fotos: Adriana Zapisek y Elisabetta Bagli

17/6/24 .- Madrid.- Las fiestas de San Antonio de la Florida en Madrid, que se inician el 13 de junio son muy celebradas en la capital y duran una semana, en el barrio de Aravaca, que ha contado con una espléndida iluminación lumínica e hilera de puestos de venta festivos. Antonio de la Cuerda y Patricia Larrea han convocado a un grupo de amigos a una cena (ella nos convocó a un aperitivo), coincidiendo con la clausura de las fiestas en su barrio este fin de semana, que terminó a las 12 de la noche con fuegos artificiales. 
    Antonio celebró su onomástica y Patricia repartió el pan de los pobres, como voluntaria de la iglesia del santo de Padua y Lisboa.
Las mujeres (algunos maridos excusaron su asistencia) María Jesús Escoted, ex directora del Centro Cultural Moncloa; Carolina Davico, presidenta de la Asociación de amistad ítalo-argentina en España; Mónica Maffía, dramaturga; la abogada Carmen Valero, la pintora Adriana Zapisek y la poeta Elisabetta Bagli y yo estuvimos en torno a la mesa de los anfitriones, ornada con velas y ramas de abantos, además de un menú bien elegido a base de sopa de melón y menta; albóndigas con arroz de la abuela ecuatoriana, tortilla de verduras y ensalada de pasta, zanahoria rizada y rúcula. Postres de parta de frutos secos y bombones Lindt. Los aperitivos previos pasaron por humus de garbanzos -especialidad de Antonio, y, por ello, Carmen Valero le trajo y paquete de garbanzos pedrosillanos que son los mejores.
Antes de pasar a la mesa, visitamos el taller de Patricia, la escultora, donde la talla de la madera se alterna con la pintura de la misma. El vidrio y el cobre también se suman a las piezas. La autora habla de espejos como base de alguna de ellas. Prepara dos grandes exposiciones para 2025: en marzo, en el Museo de los Pizarro en Trujillo, junto a la pintura de Adriana Zapisek, y en octubre en la Bienal de Florencia. Trabajadora constante donde la haya, la autora está plenamente consagrada a su oficio artístico de la tercera dimensión

Un poco de historia y tradiciones
    El 13 de junio, el calendario festivo madrileño guarda una de sus citas más populares, la festividad de San Antonio de la Florida -la de los alfileres y las modistillas y la del pan del santo-, que tiene, ese día y los días posteriores, su principal escenario en el Parque de la Bombilla y en las cercanías de la ermita de San Antonio (distrito de Moncloa-Aravaca, donde reside Patricia Larea y su esposo). 
    El distrito Moncloa-Aravaca alberga los restos mortales del pintor Goya desde 1919. Para preservar sus pinturas, en 1929 se trasladó el culto a una ermita gemela construida a su lado, dejando el edificio original como museo. Los frescos de San Antonio de la Florida, con San Antonio y numerosas ángelas, se pintaron a finales del siglo XVIII. En esta obra maestra del arte español, el artista aragonés siempre tuvo presente que estaba decorando uno de los templos más populares de Madrid, famoso por su romería del 13 de junio. Forma parte de Patrimonio Nacional, enmarcado en el Conjunto Histórico del Palacio Real de Madrid. En 1905 la ermita fue declarada Monumento Nacional.
    Patricia, ecuatoriana de origen, nos cuenta que, recién casada en España, visitó la ermita de San Antonio, puso su mano sobre los alfileres del santo y fueron numerosos los que se le adhirieron a su mano. A la salida, tres hombres la siguieron como pretendientes y ella no entendía aquel acoso, porque desconocía la tradición de buscar novio ante el santo franciscano.
    Al final de la cena, ante nuestro asombro, la escultora anfitriona sacó una bolsa con bollitos de pan bendito de San Antonio, bendecidos el día 13, y repartió uno a cada uno de los presentes, que tendremos que guardar con cuidado y veneración hasta la próxima festividad de San Antonio el 13 de junio de 2025, ello nos garantiza que no nos faltará comida, salud, ni amor. Traditio dixit. Al llegar la nueva fecha, ofreceremos el pan bendito, remojado en agua, a los pájaros del cielo. Podría ser a los peces, que fueron aquellos los que escucharon la predicación del santo, cuando los hombres no le hacían caso. 
    Una curiosidad: San Antonio de Padua y Lisboa es el santo más venerado en la Iglesia Católica y el que más número de parroquias llevan su advocación.
    Cerramos la velada con una lectura del libro "Versos cruzados" de Elisabetta Bagli y Claudia Piccino. Patricia Larrea tuvo la gentileza de leer un poema mío del poemario Ráfagas. Al final se firmó el libro de visitas de la casa. Yo olvidé hacerlo.
En el salón con obras bidimensionales de Patricia Larrea
Patricia ante la mesa de la cena
Cena en la terraza florida
Julia, Patricia y Antonio
Antonio, Carmen Valero, que firma el libro de visitas y Mónica Maffia en primer plano
María Jesús, Carolina, Adriana y Mónica
Elisabetta Bagli lee sus poemas

Patricia lee poemas de Julia Sáez-Angulo
Julia, entre dos varas de acanto
"Ángelas" de Goya en la ermita de San Antonio

domingo, 12 de mayo de 2024

PATRICIA LARREA Y ANTONIO DE LA CUERDA. Reunión "Nexos" en honor a Trujillo (Cáceres), con arte, amistad y ceviche ecuatoriano

Patricia Larrea, junto a su escultura “Paz atrapada, paz liberada”
Susana, Adriana y Julia, junto a la escultora Patricia Larrea y su obra



Julia Sáez-Angulo
Fotos: Luis Magán y Adriana Zapisek

12/5/24.- Madrid.- La escultora Patricia Larrea y su esposo Antonio de la Cuerda han querido reunir a los amigos, artistas y críticos de arte para rememorar la exposición “Nexos”, que se inauguró en Trujillo-Cáceres, en la que ella participa, junto a otros artistas, en una muestra comisariada por la peruana Socorro MoraC. "Nexos" fue inaugurada el 5 de mayo, por Hernando de Orellana y Pizarro, presidente de la Fundación de los Pizarro. La exposición se ha clausurado hoy, 12 de mayo.
La casa jardín de los anfitriones, no lejos del río Manzanares, es acogedora siempre, pero en particular en estos días cálidos de primavera. Se dice: “Madrid: nueve meses de invierno y tres de infierno”. No es exacto, la primavera es corta, pero grata, y el prolongado otoño madrileño es siempre una delicia. Claro que, con el cambio climático, no sabemos a qué atenernos.
En la casa, vimos la nueva escultura vertical pintada en marcha de Patricia. Paz atrapada, paz liberada” es el título, en la que palomas, con lágrimas por un lado y sin lágrimas junto a manos, en el otro, es toda una metáfora de la situación actual y de la esperanza que se añade como sueño. “Pintura sobre hierro, acrílicos,  tintas   vidrio, acuarelas, rotuladores al agua con cúrcuma, óleo , lápiz,  grafito"…, explica Patricia.
    Quizás podamos ver la pieza en “Mínimo tamaño grande”, si se llega a realizarse en El Escorial o en Florencia, donde está invitada la artista ecuatoriana.
          El vidrio, a lo Murano, está presente en la obra artística de Patricia. Su bisutería en vidrio es de gran delicadeza.
        El jardín de la casa está precioso de plantas y flores. Las rosas espléndidas y las orquídeas, impecables. Patricia tiene "mano verde" y algunas amigas le llevan macetas, para que salve las plantas en decadencia.
La casa recibe habitualmente con un cóctel de cava, y zumo de pomelo rojo -a partes iguales-, especialidad de Antonio el anfitrión, cóctel que entona los aperitivos de queso curado con uvas moscatel, y patatas inglesas con humus de garbanzos. 
En el almuerzo, buffet, esperábamos el ceviche ecuatoriano anunciado por Patricia, esa deliciosa maceración en limón de marisco y tomates guinda, bien adobado y especiado.  “Más sabroso que el ceviche peruano, con diferencia”, al decir de la anfitriona ecuatoriana -chovinista ella. 
    Llegó después la ternera Strogonoff con setas trompeteras, esa rica receta rusa, que le enseñó Tania Malisson a Patricia. El arroz con pasas, cúrcuma, pipas de girasol y otras delicias, fue transmisión de su abuela. Las fuentes de ensaladas y verduras por doquier, desde canónigos con zanahoria rizada, a calabacín hilado, a modo de espaguetis, dos clases de tortilla, la española de patata bien cuajada y la oriental con verduras, obra de Cecilia Liao, artista china, afincada largos años en Madrid. 
Los postres fueron un desiderátum. Casi todo el mundo llevó postres, desde las tartas de queso de Luis Magán y Susana Arregui, a la tarta de cabello de ángel, hecha por Mercedes Ballesteros o la de Santiago, de Emilia de Dios. El anfitrión fue distribuyéndolas todas ellas en los platos de postre, junto a bolas de helado. El brindis final fue con licor de guindas rumano traído por Antonio Calderón y Auri.
    Echamos de menos a Carmen Valero, Marcos R. Salazar, Adolfo Asmat y Socorro Morac, que no pudieron venir.
                RECITAL DE POESÍA 
           Todos contentos y, tras breve sobremesa, un recital poético requerido, en tiempo  y forma, por la anfitriona a los invitados, para que llevaran poemas o poemarios y leer y disfrutar del arte más sublime de la literatura. Patricia abrió el recital con un poema sentido a la ciudad natal de Guayaquil, con evocación sentida a su madre. Cecilia nos leyó en su lengua china, que tradujo a continuación, fragmentos de los numerosos puntos del Tao, esa filosofía que invita al bienestar de cuerpo, mente y alma, para lograr la armonía. “El arte es un factor claro de ese bienestar requerido para el hombre”, concluyó. 
Patricia leyó de nuevo, un poema de Rubén Darío dedicado a Francisca Sánchez del Pozo, la mujer española del final de sus días, con la que no se casó, seguido del poema del dominicano Max Henríquez Ureña, que elogia al bardo nicaragüense del modernismo, el que renovó la lírica en español. Tomás Paredes apostilló, que Rubén Darío fue excelente en el verso alejandrino, pero no en el endecasílabo, pues no superó a Lope o Quevedo. Adriana Zapisek, porteña nacida en el barrio de Flores, como el Papa Francisco, leyó y entonó dos poemas llevados al tango, de Cacho Castaña y Homero Manzi. El pintor Ignacio Puras recitó, de improviso, un poema de Julia Sáez-Angulo y, a petición de Tomás Paredes, el poema “La lluvia” del excelente poeta cubano José Ángel Buesa:
           Acaso está lloviendo también en tu ventana;
Acaso esté lloviendo calladamente, así.
Y mientras anochece de pronto la mañana,
yo sé que, aunque no quieras, vas a pensar en mí.

Y tendrá un sobresalto tu corazón tranquilo,
sintiendo que despierta tu ternura de ayer.
Y, si estabas cosiendo, se hará un nudo en el hilo,
y aún lloverá en tus ojos, al dejar de llover.

Se debatió sobre poesía y poetas. Se recordó la gran biblioteca de veinticinco mil volúmenes de poesía de Tomás Paredes, una joya nacional. Su mujer, Emilia de Dios, le trae libros de poetas en versión original, cuando viaja al extranjero. Al crítico de arte le gusta cotejar el original con la traducción. Ya se sabe aquello de “traduttore, traditore”. El debate se anima con las intervenciones de la pintora alemana Klaudia Neuhard, también afincada en España. Se evoca la profunda poesía de Carmen Pallarés, y se recuerda el salón de los poetas en Buenos Aires, con una buena representación de bustos y estatuas de bardos de todo el mundo. Antonio Calderón y Tomás Paredes recuerdan al valioso poeta rumano Lucien BlagaAntonio de la Cuerda aventura el “soneto me manda hacer Violante”… Lola Rodríguez  y Auriestela, escuchan silenciosas.
La casa de Patricia y Antonio siempre ha sido muy literaria y artística, por ella han pasado numerosos vates, que les han dedicado versos, como Luis López Anglada, Ángel González, Carlos Murciano y otros. En sus paredes, obras de Oswaldo Guayasamín, el pintor ecuatoriano que también frecuentaba la casa del Manzanares, cuando viajaba a Madrid. Algunos de los artistas iberoamericanos, se alojaron en el estudio de Patricia. La casa tiene mucha historia. Los presentes firmamos el libro de visitas, para dejar constancia.

    Mas información

Magán, Susana y Julia junto a Patricia y su escultura pintada
Los anfitriones, Patricia y Antonio, antes de comenzar el buffet
Primer brindis en el aperitivo
En el comedor, con la colección de arte en las paredes
Susana Arregui y Patricia sirviendo ceviche
Comida-buffet. Ignacio Puras, Mercedes Ballesteros, Emilia de Dios y Pablo Reviriego
Postre de numerosas tartas
Antonio Calderón y Luis Magán
Foto de grupo con los anfitriones Patricia y Antonio

Lectura de Rubén Darío por Patricia Larrea
Un brindis de despedida

domingo, 30 de julio de 2023

Crónicas veraniegas. PATRICIA LARREA: Convocatoria de amigos entre esculturas de madera, bronce, cerámica y vidrio

Patricia Larrea, escultora


Julia Sáez-Angulo

Fotos: Luis Magán

31/7/23.- Nadie se resiste a una convocatoria en la casa/estudio de la escultora ecuatoriana/ española Patricia Larrea. Ella y su marido, Antonio de la Cuerda, reciben muy bien. Allí estaban Adriana Zapisek y Mariano Saslosky, recién llegados de Galicia, concretamente de Vigo y Pontevedra; Luis Magán y Susana Arregui, tras unos días en Belmonte para ver la exposición en el castillo de Don Juan Manuel, comisariada por Lola Rodríguez de Casanova; Carmen Valero llegó de Puente Viejo (Ávila); Antonio Calderón, crítico de arte, que anda ocupado en estudio y críticas sobre PhotoEspaña y acaba de ser abuelo, y Julia Sáez-Angulo que viajó ex profeso desde El Escorial. Nadie se resiste a una invitación en la casa de la escultora en la Colonia del Manzanares.

En primer lugar, visitamos el estudio/taller a las afueras del jardín, donde nos encontramos con una sucesión de esculturas y murales en madera, bronce, cerámica, vidrio y otros materiales, porque a la autora le gusta la mezcla de texturas y efectos visuales. Pronto ella presentará sus esculturas en la Bienal de Florencia 2023 y, en breve, una escultura en bronce, con dos cabezas y dos rostros diferentes: andino y español, en este caso, una maqueta para un monumento, solicitada por el Ayuntamiento de Huelva, dentro de una terna junto a otros dos escultores.

Al ciruelo repleto de frutos hace unos días, solo le quedaban cinco ciruelas, después de la cosecha generosa.

Antonio de la Cuerda nos enseñó una curiosa foto en blanco y negro de 1939, sobre como quedaron medio destruidas las casas de la Colonia del Manzanares, frente a la calle M.30. Allí estuvo el frente de guerra en Madrid, durante casi tres años, junto a la Casa de Campo, donde estaban los nacionales y la Colonia, donde estaban los republicanos. “Ellos” y “Nosotros” rezan dos carteles hincados en el suelo a cada lado.

Mario Saslovsky recuerda que en la calle Corrientes de Buenos Aires había dos bares célebres, durante la contienda civil de los españoles 1936-39, que estaban enfrentados, no solo de acera, sino de ideología y alineación: unos con los de Franco y otros, con la República. Se lanzaban piedras unos contra otros. ¡Siempre a garrotazos!, como en el cuadro de Goya.

Los que llegaron por primera vez a la casa de la escultora, recorrieron la colección de obras en la casa, que van desde Oswaldo Guayasamín, Oswaldo Viteri (artista ecuatoriano recientemente fallecido), Dalí, Chillida, Mateos, Hidalgo de Caviedes… Muchos de ellos estuvieron en su casa. Le reprochamos que no tengan, como buenos anfitriones, un libro de visitas para constatar esas presencias de históricos. Prometen que lo van a comprar.

    Los aperitivos de quesos, guacamole y crema de mejillones con queso fresco, iban cayendo con el combinado de cava. Hablamos del año Picasso, en el cincuentenario de su muerte, y el valor de las distintas exposiciones del maestro malagueño, sobre todo las de fotografía en el Centro Colón y en la Academia de San Fernando. Picasso y sus “ojos de antracita” fueron muy fotogénicos, junto a sus diversas mujeres: Fernande Olivier, Eva Gouel, Olga Koklova, Marie-Therèse Walter, Françoise Gilot o Jacqueline Roque.

    Brassaï, Herbert List, André Villers, Lucien Clergue, Michel Sima, Bill Brandt o Cecil Beaton fueron algunos de los artistas ,que entraron en el taller de Picasso o le sorprendieron en su vida social.

    Durante la cena, Patricia Larrea nos habló de su amor por la cerámica durante un largo periodo, su experimentación continua para lograr colores y calidades como el rojo intenso, la cuerda seca, los reflejos metálicos, la aventurina… la generosidad o tacañería de algunos maestros para revelar sus fórmulas a los alumnos, porque se guardan conocimientos y trucos... Ella tuvo la suerte de contar con la enseñanza en París de José Luis Aragón, el gran ayudante de Picasso, cuando éste hizo cerámica en Vallauris.

    Lástima que Patricia parece haber dejado la cerámica de lado, para entregarse de lleno a la técnica del vidrio, aprendida en Murano, con la que lleva a cabo murales barrocos y algunas joyas. Hablando de joyas, Patrícia lucía un bello medallón de plata, diseñado por Oswaldo Guayasamín; Carmen Valero un polícromo collar étnico, Adriana Zapisek, un top bordado en pedrería del diseñador colombiano Carlos Arturo Zapata… Susana y yo íbamos desjoyadas, salvo discretos añillos en la mano.

    Terminamos la tarde y la velada en el comedor de verano, medio al aire libre y con ventilador: sopa de melón, cebiche ecuatoriano de mariscos, hojaldre de jamón con ensalada de yogurt griego, pastel de avena, nueces, pasas y crema de arándanos, junto a un helado de limón, frutas de Aragón y chupitos de pacharán. Todo, casero. ¿Hay quien dé más? ¿Como íbamos a resistirnos a una convocatoria de arte, amistad, conversación y gastronomía? ¡Ah! No nos olvidamos de bendecir la mesa -Patricia estuvo creativa y poética-, ni de brindar por el arte y la amistad. Echamos de menos a Lola R. de Casanova. 

    El verano caluroso continúa. Le queda mes y medio.

Patricia y Antonio de la Cuerda

Patricia Larrea y su esposo Antonio de la Cuerda

En el comedor de invierno
En el comedor de verano

Foto del frente de guerra civil 1936-39, entra la Colonia del Manzanares y la Casa de Campo en Madrid, con los dos letreros correspondientes