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miércoles, 25 de octubre de 2017

Octavio Uña , autor de “Iluminaria. Poesía reunida (1976 -2017)


 Octavio Uña Juarez, poeta




Julia Sáez-Angulo


            25.10.17.- Madrid.- El profesor Octavio Uña es el  autor del libro Iluminaria. Poesía reunida (1976 -2017), publicado por la editorial Sial en su colección Contrapunto. El libro, que fue presentado recientemente en un acto cultura y académico, lleva un prólogo de Elías Rodríguez Díez. Iluminaria va siguiendo cronológicamente los libros del autor en los que se puede seguir la trayectoria y evolución de su labor poética.

            Octavio Uña Juárez (Zamora, 1945), catedrático de Sociología en la Universidad en Madrid. Su poesía ocupa diez libros, “son cientos de poemas, miles de versos con su medida y ritmo, muchísimos miles de palabras escogidas, como piedras preciosas, por su acento, por su son, por su sentido, entre muchísimos miles más que desechó, a veces con dolor, después de de mucho sopesarlas”, dice el prologuista.

            “Es bella, amena, profunda y, en ocasiones,  difícil. Siempre conmueve. Habla de Castilla, que es tierra del amor, que es fuego, de mares y de ríos que son agua y del cielo que es aire. Pero si cierro los ojos, la veo a toda ella resumida en agua y aire. Por eso escogí el lema que encabeza este prólogo”, añade Elías Rodríguez. Coelum undique et ondique pontus. Cielo por doquier y por doquier el mar. Agua y aire. A ese puerto tan simple y tan grandioso arriba su poesía”.

            Los libros de Octavio Uña Juárez son, entre otros: Escritura en el agua (1976); Edades de la tierra, (1977); Antemural (1979),  Usura es la memoria (1981), Ciudad del Ave (1984), Labrantíos del mar y otros poemas (1986) , Cantos de El Escorial (1987), Crónicas del océano (2003), Cierta es la tarde (2010), y Puerta de Salvación (2011).  Como bien puede observarse, muy hermosos y poéticos títulos.

            “Leer esta poesía es como pasear al lado del poeta escuchando su fascinante conversación sobre las cosas. Con lenguaje colorista, ritmos armoniosos y variados, adaptados a cada tema, despierta pesar o avisa la esperanza o deja en el aire interrogantes sobre nuestro ser con extraordinaria, intensísima sutileza”, explica con sabiduría el prologuista.

            Un grupo extenso de escritores prepara un homenaje por escrito para el profesor y poeta Octavio Uña, que se publicará y tendrá lugar la presentación en primavera de 2018.


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sábado, 28 de enero de 2017

María Pilar Cavero, autora del poemario “Se nos fue con sus rosas”





M Pilar Cavero Montori, escritora


Julia Sáez-Angulo

            28.01.2023.- Madrid .- La escritora María Pilar Cavero es la autora del poemario Se nos fue con sus rosas, publicado por la editorial Sial. El libro lleva un prólogo de Sazeid Hooshangi, profesor de Literatura Persa en la Universidad Complutense en Madrid. Tanto la poeta como el profesor son profundos admiradores de Omar Jayyan.

          El título del libro es un verso de Omar Jayyan, de un poema que abre el mismo: Se nos fue con sus rosas el Irán.

            María Pilar Cavero Montori (Huesca, 1941), residente en Madrid, es catedrática de Historia de enseñanza secundaria. Ha enseñado a sus alumnos Historia del Arte y el arte está presente en sus versos. Sus libros publicados: Brisas y briznas (2012), Pétalos de plata (2013), Policromía (2014) y Orosia (2015). Pertenece al grupo poético de la revista Troquel.

            “Su gusto por Omar Jayyan es claramente reconocible en su anhelo del amado y el valor de cada momento vivido ante en inexorable paso del tiempo. Nos invita a vivir con intensidad cada momento que la vida nos trae y nos muestra como cumplir con el ritual cotidiano en el que cada parte de sí misma se identifica con el ausente.

            Cualquier suceso de la vida, ya sea un recuerdo de amor, un objeto, un sonido o un sentimiento, se convierte en el núcleo latente de un poema sobrecogedor con alma y carácter propio. Comienza sus poemas con delicadeza y nos adentra poco a poco en la profundidad de sus sueños y sus recuerdos.”

            Uno de sus poemas, titulado “Mi alimento” dice:

Busco mi alimento
en los poetas,
y bebo de sus versos:
acíbar, malvasía,
agua clara;
el néctar del Olimpo
y el vino recio
y tinto
de la vida.


           

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martes, 19 de marzo de 2013

Teodoro Rubio, Poemario “La memoria se cuelga en los balcones”

  
Teodoro Rubio
Julia Sáez-Angulo

          El poeta Teodoro Rubio Martín (Casanova, Peñaranda de Duereo, Burgos, 1958) ha publicado su libro de poemas “La memoria se cuelga en los balcones”, editado por Sial, que fue presentado por el cantautor Luis Eduardo Aute en el aula poética del Centro Riojano de Madrid, que dirige Charo Cueva.

El libro fue galardonado en junio de 2008 con el Premio Juan de Baños de poesía, tras el fallo del jurado compuesto por el grupo Sarmiento y el BBVA de Valladolid.

Bruno Rosario Candelier, poeta hispanoamericano, director de la Academia Dominicana de la lengua, es el autor del prólogo del poemario “La memoria se cuelga en los balcones”, en el que dice:

   “La obra poética de Teodoro Rubio es el resultado de tres insignes atributos que perfilan la personalidad espiritual del agraciado poeta español: una mente sutil, mediante la cual percibe la vertiente esencial de lo existente; un corazón sensible, con el que atrapa la dimensión estética de lo viviente; y una sensibilidad mística, por la que capta la vertiente divina de lo humano”.

   En este nuevo poemario La memoria se cuelga en los balcones, el poeta burgalés evoca su infancia y con ella el caudal de vivencias entrañables que atesora su memoria, que convierte en la fuente de su realidad estética, con la que elabora la sustancia de su creación poética”.

Yo quiero recoger en estas manos/ el alma de las cosas,/ que pesan sobre el hombro de esta vida,/ ya gastada de pájaros, y ofrecérsela al aire”, dice uno de los poemas de Teodoro Rubio.

            “ Nuestro poeta parece vivir místicamente la vida. Decía Martín Heidegger que los antiguos griegos vivían poéticamente el mundo. Teodoro Rubio vive como un antiguo griego insertado en nuestro tiempo, en una sociedad moderna y desacralizada, pero con su firme vocación religiosa y su acrisolada vocación poética, le endosa a la vida y a su creación la amorosa disposición de su sensibilidad y la ardorosa inclinación de su espiritualidad para matizar con la onda de lo divino cuanto captan y privilegian sus sentidos. A esa vivencia poética, luminosa y edificante que hay en Teodoro Rubio, se suma la cosmovisión teológica de su concepción espiritual, que permea su escritura y da brillo a su inspiración”, explica Candelier.

Teodoro Rubio

                      Muchas veces la infancia me sorprende/  como un continuo otoño de cigüeñas,/  que deshojan mi vida, y los recuerdos / se alfombran a los pies de la mañana./ Muchas veces el alma se me esconde/ en los juegos de niño y me dibuja/ una raya en el centro de mis ojos/ y contemplo luciérnagas volando/ y su luz es la voz en el silencio”, dice el autor en otra composición poética.

            “Teodoro Rubio canta lo que estremece su sensibilidad empática con una amorosa actitud de identificación en cordial sintonía con la esencia del mundo. Ese modo de ser y de crear hace que la inspiración poética irradie una vibración profunda. La más poderosa fuerza en este fecundo poeta interiorista es la energía divina que nutre su sensibilidad y su conciencia. Es decir, la dimensión más poderosa en la poesía de Teodoro Rubio, la que alienta la apelación interna y mística de lo viviente, fluye como una iluminación que lo embriaga de infinito. En virtud de su conciencia espiritual, el poeta experimenta una empatía cósmica y una ternura mística, intensa y entrañable, que se expresa en su amorosa mirada hacia los hombres, los animales, las aves, el mar, los caminos, etc. Participa nuestro poeta del vínculo espiritual de lo viviente, que canaliza en su creación poética, dándole categoría espiritual y estética a un elevado ideal de vida”, añade Candelier.

miércoles, 2 de mayo de 2012


“Esquirlas del fuego”
 Manuel Spínola
Sial Ediciones
Madrid, 2012



Manuel Spínola Venero presenta su libro “Esquirlas de fuego”



L.M.A.


O2.05.12.-  MADRID .- El libro “Esquirlas del fuego”, de Manuel Spínola, publicado por Sial Ediciones, se presenta en la Sala Manuel de Falla de la Sociedad General de Autores y Editores por Pablo Luque, poeta; Vera Moreno, actriz y escritora, y José María Triper, periodista, poeta y prologuista del libro.
Manuel Spínola Venero (Madrid, 1948) es licenciado en Ciencias de la Imagen Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido crítico cinematográfico de la revista cultural Reseña; coautor de los libros Cine para leer del equipo Reseña, de 1970 a 1980; ayudante de realización en RTVE; documentalista n la Filmoteca Española. Ha expuesto su obra pictórica en Madrid. Ha escrito veinte cuadernos de poesía. Publicó su primer poemario, “Del furor”, en 2002 y el segundo, “O la luz”, en 2006. Esquirlas del fuego contiene poemas anteriores a su último libro publicado.

José María Triper escribe de él: “Donde realmente Manuel Spínola se siente él mismo y pleno es en la poesía –«yo era poeta inconsciente–. Una poesía que junto a la religión han sido las terapias que le han servido para aceptar su pasado y para comprender que si no pudo disfrutar de lo más hermoso de la vida, sí puede gozar, y gozarse ahora, con la plenitud y la serenidad que le confieren la experiencia y la realización personal a través de unos versos que son suyos y son nuestros, porque sus emociones salen libres, de lo más íntimo de sus entrañas, para hacernos sentir la vida entre sus versos.

Versos con los que, aunque él lo niegue, sí consigue crear imágenes y plasmar con palabras la técnica que aprendiera con el cine y que, en algunas de sus composiciones nos revela los momentos mas difíciles de su existencia: «…poesía es mirarte a los ojos / y ver en ellos el mar». Así lo dice, y así lo siente, porque a pesar de una etapa oscura en su pasado y de una cierta rebelión contra sí mismo, Manuel Spínola es, sobre todo, un vitalista. Un enamorado de la naturaleza, de la creación entera y la belleza. Y es en esa visión de las colinas y llanuras, de los cielos, y los misterios marinos que reflejan la obra del Creador, donde el poeta vive sintiendo y donde consigue vencer a la muerte. Y aquí entroncamos con otra de las cuatro constantes de la obra de Manuel Spínola, la muerte. Pero se trata de una muerte que se aleja de la visión dramática o de la tragedia que ha sido constante en la poesía Universal. Para Manuel, la muerte es sólo un paso a la otra vida”.