Julia Sáez-Angulo
El
escritor Félix Ruiz de la Puerta es
autor del libro El espacio arquitectónico
o el esplendor de la belleza, publicado por Ediciones Asimétricas. Un libro
de ensayos en los que la contemplación del espacio y la belleza se dan la mano.
Una reflexión estética por la que desfilan nombres y algunas imágenes de Fugimoto, Whight,
Borromini, Kuma, Zaera, Xiaogang, Hunderwaser,Hsiang, Monet, Vasarely, Oribe o
Escher.
El índice del libro acoge los apartados: Realidad e
ilusión de las formas geométrica; Fenotopología de lo cóncavo y lo convexo, y
La construcción del paisaje. El prólogo de Belén Relloso Horna se abre con una
cita del propio autor Ruiz de la Puerta: “La aventura del conocimiento comenzó
con los griegos, un pueblo inquieto que se sintió seducido por las ideas de
verdad y belleza”.
Félix Ruiz de la Puerta (Toledo, 1948) es experto en arte oriental,
chino y japonés fundamentalmente, y este conocimiento le hace confrontar con
conocimiento y autoridad el arte oriental y occidental. El autor nos recuerda
la afirmación de Víctor Vasarely
sobre las formas informes que no dejan otro recuerdo que el de una
posibilidad.
El libro El espacio arquitectónico o el
esplendor de la belleza, de interés general para todo aquel lector sensible a la
belleza, se hace particularmente para los arquitectos. “Me parece absolutamente
revelador el planteamiento del pensamiento de un niño, de su concepción topológica
del mundo, como motor generador de un espacio, entendiendo de esta manera –como
parecieron hacerlo Wright y Fugimoto-, que la arquitectura también forma la
personalidad y la sensibilidad frente a lo hermoso”, escribe Relloso Horna en
el prólogo.
Ruiz de la Puerta afirma que “los jardines secos tienen
numerosas propiedades espaciales, que están ausentes en los espacios
ajardinados europeos. Las piedras del Ryoan-ji, excepto una parecen fluir en la
dirección este-oeste”.
En otro lugar dice: “en el arte moderno europeo, y
tomando como ejemplo a Monet, el vacío nunca es una ausencia sino un conglomerado
de masas de colores indefinidas que según los perciba el espectador de sus
cuadros generan una estructura u otra”.
El autor de El
espacio arquitectónico o el esplendor de la belleza, ofrece ejemplos
elocuentes y brillantes de sus tesis sobre la geometría y especialmente
sobre lo cóncavo y lo convexo. Tras la
lectura del libro, la percepción del ojo parece verse aguzado en el sutil arte
del conocimiento sobre la arquitectura y la estética, sobre el espacio y la
belleza.
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