L.M.A.
10.03.2020.- Madrid
¿Qué tienen en común el grafitero Banksy, Jeff Buckley, el Grupo de Arte Callejero, Ian Curtis y David Lynch? ¿Qué es lo que une a Julian Assange con Thomas Pynchon, Carlos Castaneda y las acuarelas de William Turner? Sagasti se imagina una suerte de sociedad secreta que ampara a seres misteriosos y que, al parecer, se encuentra activa hace varias décadas. Lo interesante radica en el modo elegido por Sagasti para construir su libro. A partir de notas al pie, que serían el único rastro de un libro perdido, el lector puede reconstruir, de manera fragmentaria y siempre incompleta, la historia de esta cofradía misteriosa.
"Este tipo de formato me permitía dar cuenta de que accedemos a la realidad por fragmentos, ya no hay totalidad, los discursos conviven, se oponen. Otra idea es que la información pura puede convertirse en poesía. Por supuesto que no todas las notas tienen esa intención (algunas tienen que llevar la trama), pero me interesa la idea de que una información se potencie junto con otra para generar un efecto estético". L. Sagasti
El catálogo de curiosidades se expande en una feliz mezcolanza en la que conviven tesoros enterrados, monasterios, nazis, concursos de bellezas, jardines, suicidios, Disneylandia, sellos, mariposas, Pi, el Vaticano, Facebook, la esclavitud sexual, el silencio de lo inmenso, la Mansión Playboy, el asesinato como una de las bellas artes, y estrellas, todo confluyendo en ese vórtice magnético que es la historia borrada de Leyden Ltd.
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