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martes, 8 de mayo de 2018

Ha muerto el escultor Julio López




Julio López Hernández
L.M.A.
Hoy, 8 de mayo, ha muerto en Madrid Julio López Hernández a los 88 años de edad. Julio fue uno de los protagonistas de la exposición Realistas de Madrid, que se pudo ver en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza entre febrero y mayo de 2016.

Julio López y su mujer, la pintora Esperanza Parada (San Lorenzo de El Escorial, Madrid, 1928 - Madrid, 2011), pertenecen al grupo histórico y generacional de pintores y escultores que han vivido y trabajado en Madrid desde la década de 1950, unidos tanto por el vínculo de su formación y de su trabajo como por sus relaciones personales y familiares. Además de Julio y Esperanza, este grupo lo componen Antonio López García (Tomelloso, Ciudad Real, 1936); su esposa, María Moreno (Madrid, 1933); el escultor Francisco López Hernández (Madrid, 1932-2017), hermano de Julio; su mujer, la pintora Isabel Quintanilla (Madrid, 1938-2017) y Amalia Avia (Santa Cruz de la Zarza, Toledo, 1930 - Madrid, 2011), casada con el artista Lucio Muñoz. No todos nacieron en Madrid, pero este ha sido el lugar principal de residencia y trabajo de todos ellos.

En palabras de Guillermo Solana, director artístico del Museo y comisario junto a María López de la exposición que tuvo lugar en el Thyssen, “la estética de Julio está dominada por el valor expresivo del gesto y de la máscara, el fragmento y la ruina ... Julio López subordina la forma a lo narrativo. En sus piezas siempre queda algo de ese argumento, aunque solo sea una mínima anécdota".

Julio López Hernández nació en Madrid en 1930 y estudió, junto a Lucio Muñoz (Madrid, 1929-1998), en la Escuela Superior de Bellas Artes. Se había iniciado muy joven en la escultura en el taller de orfebrería fundado por su abuelo y continuado por su padre. En 1955 participa en una exposición colectiva en las salas de la Dirección General de Bellas Artes con Antonio López, su hermano Francisco y Lucio Muñoz. Con motivo de esta muestra conoce a la que será su esposa, la pintora Esperanza Parada con la que se casará en 1962 y tendrá dos hijas, Esperanza y Marcela.

En 1980 se celebra una exposición antológica de su obra en el Palacio de Cristal del Retiro de Madrid y en la misma década, en 1986, es nombrado académico de la Real Academia de San Fernando. Fruto de un encargo del Ayuntamiento de Valladolid, en 2001 se instala en el claustro del Museo Patio Herreriano elRetrato de sus majestades los reyes de España don Juan Carlos y doña Sofía realizado en colaboración con Francisco y Antonio López.

Mañana, miércoles 9, a las 11.00 horas, se celebrará una misa en la Capilla del Tanatorio de San Isidro y, a continuación, el entierro en el Cementerio Sacramental de San Isidro de Madrid. 


miércoles, 17 de febrero de 2016

Antonio López, Julio López Hernández y Francisco Calvo Serraller: Conversación en Palacio Real de Madrid






Julia Sáez-Angulo

         Los artistas Antonio López y Julio López Hernández y el profesor de Historia del Arte, Francisco Calvo Serraller, han sostenido una conversación sobre el realismo y el retrato de la Familia Real pintado por Antonio López en Palacio Real de Madrid.

         El acto clausura las conversaciones “En torno al arte contemporáneo”, que han tenido lugar tras la inauguración de la exposición Arte Contemporáneo en las Colecciones Reales, que tiene lugar en Palacio Real y que se prolonga hasta después de Semana Santa.

         El término “realismo” lo utilizó por primera vez el pintor francés Courbet, cuando, cuando no conforme con la selección oficial del Salón oficial, expuso su obra en un pabellón en el que decía Le Realisme. Courbet, señaló el profesor Calvo Serraller.

         Se recordó que la figuración realista surgió en el XIX como lucha, junto a las vanguardias, para sobrevivir en el XX como un arte comprometido. “En arte, lo real tal vez solo sea la base, pero es lo real”, se dijo, a lo que López Hernández añadió que habría que añadir un poco de sublimidad al realismo, algo en lo que no estuvo del todo de acuerdo Antonio. “El bodegón de Sanchez Cotán es solo presencia”, puso como ejemplo. “Lo real es también un acto de humildad” “un compromiso con la forma”, se añadió.

         Antonio López señaló que “el realismo no tenía tanto prestigio y se lo consideraba inferior, porque desde los griegos y Platón, el arte ha tratado de transformar el mundo real”. “El realismo asusta como una mala mujer. Es un arte peligroso. Su forma de verdad es peligrosa”, añadió el artista de Tomelloso.

         “Hay aprensión ante la representación palpitante de realidad. Desde Platón, el realismo ha producido siempre miedo”, señaló Calvo Serraller.
         “Parece que el arte tuviera que elevarse al mito o al paraíso perdido”, dijo Antonio López.

Un tercer retrato de la Familia Real

         El análisis y comentario del retrato de la Familia Real que Antonio López pintó durante varios lustros a la familia directa del rey Juan Carlos I, llevó buena parte del debate posterior.

         Se quiso hacer el retrato de una familia heráldica sin que pareciera heráldica. Es una obra soberbia e incomprensible para muchos. Que los artistas no tienen por qué cargar con las opiniones de los críticos. El realismo aquí es tremendo. Son figuras tangibles en una atmósfera espectral,  señaló Calvo Serraller.

         Julio López Hernández subrayó la extraña luz del espacio y el aire que circula por él.
         Antonio López reconoció que en principio le asustó el encargo del retrato por Patrimonio Nacional, porque le hacía salir de su mundo íntimo. Que se tranquilizó cuando pensó que tenía que pintar “una familia española”, aunque fuera la familia real.

         Insistió en que su preocupación máxima era que el cuadro fuera pintura/pintura, ya que tuvo que trabajar con fotografías. Más que el aire, quiso que hubiera presencia, subrayó. Que se ayudó mucho de la noción de escultura para tratar de dar presencia a los personajes representados; que pintar las sombras le ayudó a darles esa presencia sólida en medio de algo evanescente. Que son cinco personajes escultóricos y al mismo tiempo pintura/pintura. Que fue captando el color del espacio a base de sus continuas visitas al palacio real, donde pintó el cuadro, en primer lugar en el invernadero. Que el color se le iba quedando en las retinas. Que dejó a propósito algunas cuadrículas del dibujo en el cuadro, porque desde el principio estuvieron ahí y ayudan a ver y comprender al espectador.

         Es el tercer retrato de Familia Real en la historia de la pintura española, después de Las Meninas de Velázquez (en las testamentarías se le denominaba “La Familia”, y después del La Familia de Carlos IV, pintado por Goya.

        


jueves, 14 de enero de 2016

Julio López Hernández, Dibujos, esculturas y medallas de Retratos en la Real Academia de San Fernando





L.M.A.

            La exposición “El camino inverso” reúne noventa dibujos, treinta y una esculturas y dieciséis medallas del escultor Julio López Hernández (Madrid, 1930). Esta retrospectiva, comisariada por Marcela López Parada, hija del artista, ha sido organizada por la Real Academia en colaboración con la Fundación Banco Santander.

            El dibujo es materia ineludible en la formación, académica o no, de cualquier artista. Las biografías y otros testimonios escritos legados por los maestros así lo confirman; tanto como mencionan la importancia de esta disciplina en el proceso de creación. Julio López Hernández solía insistir a su hija cuando, de niña, buscando su aprobación, le enseñaba alguna de sus tareas escolares de dibujo. “Tienes que dibujar más. Dibuja a todas horas. ¡Dibújalo todo!”, le decía y era como si el motivo, el tema del dibujo, fuera lo de menos, como si el propio hecho de dibujar iniciara en sí mismo la vía, un encaminarse hacia el hallazgo de sentido.

            Dibujar es también una forma de entrenamiento que mantiene a punto la habilidad para la transcripción del pensamiento creativo, no sólo visual o artístico. El dibujo es la mejor herramienta para la visualización de las ideas.

            A su vez, este ir devanando el pensamiento en forma de trazos que se entretejen en una imagen, mapa, huella o laberinto, proporciona un referente, guía y origen de nuevas ideas, fuente de sugerencias y abrigo de certezas que van consolidándose en el proceso, en el camino. En ocasiones, este camino se interrumpe, se tuerce o se borra y lo que finalmente queda de un proyecto son sólo los dibujos, cargados de posibilidades latentes y a la espera de alcanzar un último grado de realidad. Los artistas suelen hablar de ellos con cierta nostalgia y, así, Ingres nunca se desprendió de un pequeño y maravilloso apunte tomado de su esposa encinta, cuando esperaba un hijo que no llegó a nacer. El dibujo le consolaba de su pérdida, ya que preservó la memoria de un futuro incumplido pero, no por ello, menos valioso y soñado.

            El sentido renovador de la escultura de Julio López Hernández es una cuestión que hoy está fuera de toda duda. Pues bien, en su obra los dibujos constituyen el fundamento en el que se asientan los principios renovadores de su escultura.

            La idea de realizar una exposición de dibujos de un escultor acredita una valoración nueva de los diseños para un artista no dedicado de forma exclusiva a esta especialidad. Poner al alcance la trama y la urdimbre de la realización de la escultura revela la forma y capacidad de acometer el acto primario de la creación.

            En efecto, en los dibujos de Julio López Hernández está el inicio y la base de la que partió para la realización de muchas de sus esculturas. Pero también existen muchos dibujos que no fueron después trasladados a esculturas. Son esculturas subyacentes, esculturas durmientes, esperando que el artista decida convertirlas en el cuerpo físico de una escultura. O, si no lo hace, dejarlos para siempre como dibujos que fueron pensados para esculturas, como ideas que podían haber dado lugar al nacimiento de una obra.

            En la exposición se propone una experiencia de regreso, un desandar el camino de la obra a la idea, a través de las huellas que Julio López Hernández dejó en sus dibujos, para que pueda comprenderse mejor el curso de su pensamiento creativo.


jueves, 7 de enero de 2016

LA REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO INAUGURA LA EXPOSICIÓN JULIO LÓPEZ HERNÁNDEZ. “EL CAMINO INVERSO”




Escultura de Julio López Hernández




L.M.A,

         La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Fundación Banco Santander presenta la exposición Julio López Hernández. El camino inverso, que se celebrará este próximo jueves 14 de enero, en la sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, situada en la calle Alcalá, 13, en Madrid.

   Esta exposición retrospectiva reúne 90 dibujos, 31 esculturas y 16 medallas de Julio López Hernández (Madrid, 1930), una de las figuras claves de la “otra realidad” y de la renovación de la escultura figurativa.

      El objetivo de esta muestra es desandar el camino de la obra a la idea, a través de las huellas que Julio López Hernández dejó en sus dibujos, para que pueda comprenderse mejor el curso de su pensamiento creativo y su concreción final en la escultura y en el arte de la medalla.
        En la inauguración  estarán presentes Víctor Nieto Alcaide –Académico y autor del catálogo–, Borja Baselga Canthal –Director Gerente de Fundación Banco Santander–, Julio López Hernández –escultor, Premio Nacional de Artes Plásticas– y Marcela López Parada –comisaria de la exposición–.