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miércoles, 7 de agosto de 2013

Kristio Nikolov expone sus ikonos en la Fundación Vela Zaneti de León



Teotocos. Virgen Madrid



Julia Sáez-Angulo

El artista búlgaro Kristio Nikolov, afincado en España, expone 18 iconos pintados sobre piedra en la Fundación Vela Zaneti y está patrocinada por el Ayuntamiento de la ciudad de Léon. La muestra, que permanecerá abierta hasta finales de agosto de 2013, fue inaugurada por Juan Pablo García concejal de Cultura de la citada ciudad castellana.

         Imágenes de la Virgen madre de Dios, la Teotocos, del Cristo o Pantocrator, de los apóstoles de Oriente y Occidente, respectivamente Pedro y Pablo en un abrazo simbólico, san Jorge… son algunas de las representaciones que ha llevado el artista búlgaro, artífice paciente de una iconografía cristiana ancestral que va más allá de la significación bíblica. La espiritualidad del icono habla de tradición y paz a través de los siglos.

        Algunas de sus piezas son refinadas miniaturas sobre piedras semi preciosas, como las cabezas de los apóstoles Pedro y Pablo.

         Con pigmentos naturales como el temple de huevo –la pintura más resistente al cabo de los siglos-, el pan de oro sobre ágata, pizarra o granitos, Kristio Nikolov (Plovdiv, Bulgaria, 1959), uno de los artistas más conspicuos del género, ofrece verdaderas obras de arte que condensan una espiritualidad suprema.

         Bulgaria, junto con Rusia y Grecia constituyen las tres mejores escuelas de iconos. Sus respectivas capitales albergan grandes museos de iconos que hablan de una tradición pictórica acendrada, en la que cada color, forma y alusión tiene un significado concreto y cerrado.

         En San Petersburgo se encuentra el célebre icono de la Santísima Trinidad de gran Andrei Rublov, en la que tres personajes pintados como espíritus con alas (a la manera de ángeles) representan a la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es un icono cabeza de fila de muchos de los que iban a venir más adelante. Es de esperar que algún día Nikolov represente esa Trinidad Santa de Rublov.



         Para pintar un icono, según la tradición oriental, el autor
ha de estar lo más puro posible y para ello ha de hacer oración y ayuno antes de comenzar a pintar las imágenes sacras. Además ha de permanecer en silencio para concertar su atención y maestría en lo que pinta.

         Kristio Nikolov, que actualmente reside en la localidad soriana de Ayllón, es uno de los hacedores de iconos más cotizados. Su anterior exposición tuvo lugar en la iglesia románica de san Miguel junto a la plaza mayor de Ayllón.

         Cuando residía en Madrid, Nikolov expuso durante varios años en el Rastrillo navideño que ayuda a la institución Nuevo Futuro, presidido por S.A.R. doña Pilar de Borbón. Fueron numerosos los personajes de la nobleza y la aristocracia madrileña los que adquirieron sus obras.


         El deseo del artista búlgaro es que cada persona guarde consigo un icono particular y privado que le acompañe siempre. Puede ser una representación de Cristo o de Santa María, pero también del santo del que lleva su nombre.


martes, 24 de mayo de 2011

”Los dos mundos de Kristio Nikolov”, Iconos y Pintura Contemporánea




”Los dos mundos de Kristio Nikolov”
Centro Riojano de Madrid
c/ Serrano, 25
Mayo, 2011






L.M.A.



En España se le considera uno de los mejores y más riguroso pintor de iconos. El búlgaro Kristio Nicolov, residente en Madrid desde hace casi dos décadas expone actualmente su obra en el Centro Riojano de Madrid, bajo el título “Los dos mundos de Kristio Nikolov”, donde muestra sus dos áreas de trabajo artístico. La inauguración contó con la presencia del embajador de Bulgaria en la capital de España, coleccionistas y diversas figuras del mundo de la cultura.

Atrás quedó su primera exposición en Madrid, hace quince años, patrocinada generosamente por el empresario mexicano/español Plácido Arango, cuando Kristio Nikolov (Plovdiv. Bulgaria, 1950) era un desconocido empeñado en que los españoles conocieran y apreciaran el difícil y exigente arte del icono. "Fue un gesto que no olvidaré jamás”, dice el artista, que además de pintar ejerce la docencia como medio de difundir sus conocimientos sobre el icono y relacionarse con los otros. En su día tuvo como alumna a la princesa Kalina de Bulgaria.

“La pintura es un acto muy solitario, exigente y absorbente, requiere una concentración máxima para ofrecer toda la perfección posible en cada obra”, explica Nikolov en la exposición. “Hay veces que paso varios días encerrado en el estudio, sin salir para no dispersar mi mente de lo que estoy haciendo. Con frecuencia trabajo miniaturas que requiere mucha atención y lupa para lograr el máximo expresivo –siempre sereno- del icono”, añade.

La singularidad del trabajo de K. Nicolov es su rigor y fidelidad a la hora de pintar. Conoce la tradición de que el artista de iconos ha de observar una actitud ascética, incluso mística, de entrega, ayuno y oración. Él es fiel a la escuela búlgara, que junto a la rusa, la griega y la siriaco/libanesa, es de las más reconocidas de la Iglesia oriental. No olvidemos que el Museo Alexander Nevski de la ciudad de Sofía alberga una de las mejores colecciones históricas de iconos, de la que el autor búlgaro ha bebido siempre.

Las obras de este artista son todas ellas sobre piedra, como pizarras, calizas, alabastros... también sobre piedras nobles como las ágatas de diferentes colores para sus miniaturas, algunas de las cuales descienden a joyas en forma de colgantes o medallas, en las que el pan de oro se hace más presente. Ciertas clientas de la realeza internacional lucen sus piezas y las regalan a sus nietos, refiere Nikolov con orgullo.


Un santoral extenso de Oriente y Occidente


Además de la figura de la Virgen y el Cristo Pantocrator, los ángeles y santos como san Miguel, san Gabriel, santa Bárbara, santa Parasqueva... Nikolov no se limita al santoral de Oriente, también le gusta hacer por encargo algunos santos de la iglesia cristiana occidental. El Centro Riojano cuenta con un espléndido san Bernabé sobre una bellísima y desgastada piedra verde, que dialoga con el fondo del cuadro. Actualmente prepara una bella miniatura de san Pedro y san Pablo.

Llama la atención un soberbio Crucificado sobre una pizarra que refleja con claridad del mapa de África. “Mi sueño está ahora en hacer un gran icono sobre una piedra fragmentada que, en su conjunto, alude al mapa de Bulgaria. Sería una obra importante, de dos por tres metros, que requiere cierto tiempo y energía por la que la voy aplazando, pero la llevaré a cabo en cuanto pueda”, explica K. Nikolov.

Pigmentos naturales, polvo de mármol, en suma pintura al huevo -que requiere una práctica y aplique inmediatos pues no puede guardarse para el día siguiente- son los pigmentos intensos y casi eternos del icono que exige un equilibrio total y conciliador de soporte y pintura.

Al artista le gustaría que cada cual tuviera el icono personal de su onomástica, “eso le daría el valor de algo propio y digno de transmitirse en familia por generaciones, como sucede en Bulgaria, Rusia... El icono se enriquece con el paso el tiempo. Es una obra de arte que condensa belleza y misticismo al mismo tiempo”, explica el autor.

La pintura contemporánea sobre lienzo, tabla o cartón, es otra actividad que K. Nikolov se permite para relajar su mano y su mente de la tensión y exigencia del icono. Figuración suelta y sobre todo abstracciones terrosas y minerales, definen esta obra que lleva títulos como “Alma quemada” o “Recuerdos de Egipto”. Son trabajos en técnica mixta, en los que el collage es frecuente.

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martes, 29 de marzo de 2011

Kristio Nikolov, Pintor búlgaro de bellos iconos y singulares abstracciones




Julia Sáez-Angulo


Lleva dos décadas en España, país en el que se ha afincado a gusto, sin perder por ello su nacionalidad. Habla el castellano perfectamente y, por tiempo y méritos, podría obtener la nacionalidad española, pero al igual que Picasso decía “Nací español” y no cambió nunca su nacionalidad española por más que le ofrecían oficialmente la francesa, o Melina Mercouri: “Nací griega”, cuando los coroneles le quitaron la nacionalidad de su país, Kristio Nikolov se siente búlgaro, artista búlgaro, y “para qué cambiar de nacionalidad si ahora todos somos de la misma Comunidad Europea?”.

Kristio Nikolov (Plovdiv. Bulgaria, 1950) es capaz de permanecer encerrado varios días sin salir, consagrado a su pintura con fe y vocación arrolladoras. Ha expuesto su obra en diversos países europeos y ahora prepara una gran muestra para presentarla el próximo 11 de mayo en el Centro Riojano de Madrid.

Aunque Nikolov comenzó haciendo sólo y exclusivamente iconos, esa técnica peculiar y exigente que bien conocen las escuelas, búlgara, rusa y griega, con el tiempo ha querido esponjarse en la pintura abstracta para descansar y liberarse temporalmente de la forma, la disciplina y las normas que requieren los iconos.

“He querido entrar en el arte contemporáneo a base de manejar el color de manera libre, en abstracciones o figuraciones más abiertas y deshechas que el icono, que tiene sus reglas inflexibles. Esta es la obra fundamental que voy a presentar en el Centro Riojano, aunque igualmente añadiré algunos iconos porque me los piden ciertos coleccionistas fieles al género”, explica el pintor búlgaro. El pintor que ha expuesto sus iconos junto a la colección Onieva de La Casa Grande (Torrejón de Ardoz), uno de los mejores museos de iconos de España, lo hizo también en el Museo de la Ciudad en 1999, en una muestra inaugurada por la Reina Sofía y Antonina Stolanova, esposa del presidente de Bulgaria.

La reina de España conversó ampliamente con Nikolov y adquirió tres piezas para su familia, lo que llenó de orgullo al artista. Desde el Cristo Pantocrator, en o fuera de la mandarla, a la Teotocos (Madre de Dios), pasando por la Crucifixión, la Dolorosa, los distintos arcángeles y coros de ángeles, el Apostolario diverso, donde el abrazo de Pedro y Pablo cobra una emoción inusitada, y el hermoso santoral ortodoxo, que recorre los padres de la Iglesia como san Basilio, san Demetrio, san Juan Bautista, santa Sofía, san Jorge, san Nicolás, san Mina, santa Bárbara, santa Parakeva... El pintor conoce porque ha de conocer a fondo edmundo ascético y místico en el que se mueve.

Arabescos y alusiones zoomorfas

Los soportes de las obras varían desde las pizarras a las ágatas, pasando por el lienzo o la tabla en más raras ocasiones. El mérito del pintor búlgaro está no solo en pintar sino también en haber vendido ha vendido numerosos iconos a coleccionistas españoles y extranjeros. “Tengo coleccionistas fieles y esto me llena de satisfacción”, dice el autor.

Kristio Nikolov es exigente en su trabajo, con una capacidad de concentración asombrosa, con una veneración grande a la pintura como el arte con mayor capacidad de sugerir e ilusionar al espectador. Sus abstracciones se mueven en curvas y arabescos con tonalidades suaves y nacaradas, donde con frecuencia surgen formas zoomorfas como mariposas, toros... en otras ocasiones rostros humanos desdibujados... A veces el autor se adentra en cierto espacialismo lleno de infinitud y misterio, que quizás procedan de su dominio y el mundo trascendente del propio icono

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