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domingo, 28 de marzo de 2021

“Azaña y Madrid”, visión de la capital de España por el que fuera presidente de la II República




Julia Sáez-Angulo

28/3/21.- Madrid.-  “En algún lugar de su obra, Manuel Azaña dejó dicho que en España la mejor manera de guardar un secreto era escribiendo un libro, recuerda la Nota Editorial de la introducción, para resaltar que aquello que el presidente de la II República española escribió sobre Madrid no se conocía en exceso y Antonio Pau lo ha rescatado y subrayado en el libro “Azaña y Madrid”, publicado por la editorial Tecnos en la colección Clásicos del Pensamiento.

“Sacaremos a Madrid del patio de la Cibeles y del corredor de la calle de Alcalá, escribió Manuel Azaña (1880-1940) en 1933. El presidente de la quiso hacer de Madrid y de su entorno la capital de la República, es decir una ciudad moderna que impulsara la vida cívica, se dice en la citada Nota. 

San Lorenzo de El Escorial, cercano a Madrid, fue también para Azaña un lugar de interés que le marcó, por cuanto estuvo interno en los Padres Agustinos del monasterio de Felipe II. Su célebre libro “El jardín de los frailes” es una gran poesía: 

“Leí en el horizonte -neblinas de rosa, borrones de humo negro, chispazos del caserío-señales de Madrid. Allá era el comienzo de la vida. Barruntaba el mayor hechizo.

Los capítulos del libro “Azaña y Madrid” hablan de Dos ciudades en una; El Madrid del cambio de siglo; Tertulias; Madrid como capital; La necesidad de pensar Madrid; En Buenavista; Conventos en llamas; “En Madrid puede uno emboscarse en un bosque solitario”; El pardo; el Gran Madrid; Madrid, capital de la República; El Museo de Armas y Tapices; Retirada a La Quinta; En el Palacio Nacional; Salvar el Prado, y, Un amargo regreso. En ese su último discurso, tras los desastres de la guerra civil, Azaña pronunció el discurso de las tres pes: paz, piedad, perdón. El horror había sido inmenso.

En el Gran Madrid están comprendidos los montes de El Pardo; el de la Quinta, el de los pueblos próximos -El Escorial, Guadarrama, Villalba, Manzanares el Real- lugares que disfrutó Azaña y que hoy constituyen con acierto una sola Comunidad Autónoma. El gran Madrid tiene un todo de Villa y Corte, de capital de España y de poblachón manchego como dijo Camilo José Cela.

Desde Valencia, Azaña hizo un ultimo viaje a Madrid, antes del exilio tras perder la guerra civil en 1939. Fue entonces cuando pronunció un bello discurso sobre Madrid, que condensa todo el pensamiento de quien ama esta localidad que no tiene título de ciudad, porque “Madrid es Villa y Corte, pero “nunca fue reconocida con el título de ciudad, a diferencia de Barcelona, Sevilla, Toro, Teruel o Zamora…”, como indica Internet. 

    Los madrileños de origen o de adopción estamos encantados con esta singularidad. Pertenecer a una gran Villa, que acoge a todos sin preguntar, nos acerca a Lope de Vega, a Tirso de Molina y a Calderón. También a Azaña.

Antonio Pau es Doctor en Derecho, Registrador de la propiedad, Notario y Abogad. Premio Ensayo y Humanidades Ortega y Gasset, además de medalla Lichtenberg de la Academia de Ciencia en Göttinger (Alemania).


sábado, 21 de enero de 2017

Antonio Pau, autor del ensayo “Rilke y la música”, editado por Trotta




 Rilke



Julia Sáez-Angulo

            Antonio Pau es el  escritor del ensayo Rilke y la música, publicado por la editorial por Trotta. No es la primera vez que el autor ha escrito sobre Rainer María Rilke, pues ha escrito su Vida y el atractivo título de Rilke en Toledo (1997).

            El libro contiene una quincena de capítulos y en cada uno de ellos se va narrando las distintas posiciones del poeta alemán ante la música

            La relación de Rilke con la música ha pasado por un arco contradictorio, desde su inicio de rechazo, al no querer que la música influyera en la poesía que debiera de tener su propia musicalidad, hasta la aceptación y respeto, después de conocer y tratar al compositor Ferruccio Busoni, a la lectura de Favre d´Olivet, el clavecín de Wanda Landoska o la amistad amorosa con la pianista Magda von Hattingberg o el violín de Alma Moodi.

            Ciertamente la música es un arte poderoso, envolvente y arrebatador que acaba por contaminar y dominar el espíritu de quien la escucha, por que arrastra a su terreno. Los creadores artísticos que trabajan con música y no les influye son insensibles o de fato prescinde de ella.

            El académico Antonio Muñoz Molina decía que la ventaja de las películas sobre las novelas radica en la música de fondo que atrapa al espectador. Y Felipe de Guevara presumía de adivinar la música de jazz que el mismo Muñoz Molina escuchaba cuando escribía cada capítulo de una novela.



lunes, 20 de diciembre de 2010

Rilke, una pequeña gran antología con las tres etapas de sus poemas

Rainer María Rilke, escritor

J.S.A.
    20.12.10. Madrid.- “Cuarenta y nueve poemas” Rainer María Rilke Traducción: Antonio Pau Editorial Trotta Madrid, 2010 (147 pags) Julia Sáez-Angulo , La poesía del gran Rainer María Rilke (1875-1926) se clasifica en tres etapas. Antonio Pau ha hecho una selección de las mismas, así como la traducción e introducción del libro para centrar al lector en estos “Cuarenta y nueve poemas” del poeta checo en lengua alemana. El antólogo es autor del célebre libro “Rilke en Toledo” (1977). Poemas juveniles y de madurez, el libro nos ofrece un recorrido por la creatividad de Rilke, algo que nos permite un recorrido comprensivo de una obra singular en sentimientos, emociones y conceptos. Los chispazos del poeta llegan a alturas sublimes y el lector puede entrar en ellas. “Hace poco han muerto las últimas personas que conocieron a Rainer María Rilke –el pintor Balthus, en febrero en febrero de 2001; su hermano el escritor Pierre Klossowski en agosto del mismo año; la poeta Erika Miterer, en octubre...- y nadie puede ya recordar la presencia silenciosa y extremadamente cortés de aquel poeta menudo de ojos claros, que sin patria ni domicilio recorrió Europa en las primeras décadas del siglo XX”, dice Antonio Pau en la introducción “El poema como meteoro”. “En su propio idioma, cada poema está situado en el extremo de una tradición literaria que lo hace más inteligible. Al traducirlo, no sólo se produce la pérdida de los efectos sonoros del poema mismo, sino que además se lo desgaja de la tradición propia”, explica con sinceridad el propio traductor, haciendo suyo el dicho de “traduttore, tradittore”. En todo caso leer a Kafka, aunque sea en español, es percibir el humus de su poesía, sus emociones, sentimientos y conceptos. “Me gusta tanto como cantas las cosas. / Si las tocáis vosotros quedan quietas y mudas. / Vosotros me matáis todas las cosas”, dicen tres de sus versos en los que muestra su sentido casi sacralizado de las cosas. “Se me vuelven las cosas más fraternas / y se detienen mis ojos más lentos sobre ellas”, dice el poeta en otro momento. La muerte personal como final del tiempo vivido
En “El Libro de las Horas” se percibe la obsesión de Rilke por la muerte personal como final del tiempo vivido: “Da a cada uno, Señor, su propia muerte; la muerte que deriva de su vida”. Pau recuerda que “cada hombre lleva en sí mismo el espacio interior del mundo –Weltinnenraum-: las cosas se hacen verdaderamente reales cuando el hombre las incorpora a su interior, porque entonces quedan a salvo de la fugacidad y la caducidad”- En suma un libro clave e inmediato para conocer la obra poética del gran Rilke, un hombre que viajó y vivió sobre todo en París donde trabajó como secretario del escultor Rodin y mantuvo correspondencia con el coleccionista Barón Thies-Bornemisza. Su viaje a España, sobre todo a Toledo y Ronda, lo ha hecho cercano a nuestro país.