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miércoles, 24 de agosto de 2022

CRÓNICAS ESCURIALENSES XXIX. Azaña y “El jardín de los frailes”, una visión compleja del Real Sitio

Jardín de los Frailes. Real Monasterio


Manuel Azaña, escritor



Julia Sáez-Angulo

Fotos: Mercedes Marcos

22/8/22.- El Escorial.- Durante este verano de Crónicas Escurialenses, me propuse leer de nuevo El jardín de los frailes (1926), libro de Manuel Azaña (1880-1940) sobre su paso como alumno interno, durante ocho años, por el Colegio María Cristina de los Padres Agustinos en San Lorenzo de El Escorial. El libro, tomado de mi biblioteca escurialense, abundante en volúmenes sobre el Real Sitio, tiene las páginas tostadas por el paso del tiempo, pero una letra aceptablemente grande, que es lo que hoy se pide para la lectura.

La edición en mis manos de 2003, de pasta dura, que es la que hace perdurable los libros (una tradición muy arraigada en Inglaterra, de ahí la buena situación de los ejemplares en las tiendas de lance) califica, en la contraportada, al “El jardín de los frailes” de novela autobiográfica y no es muy exacta la calificación, tampoco la de memorias de juventud o confesiones de un muchacho. Yo veo el libro como una serie de lucubraciones mentales sobre un tiempo de adolescencia y juventud, escritas con el distanciamiento del tiempo, un “soliloquio” postrero, por lo que no se ajusta del todo al desarrollo tangible de colegial de los trece a los veinte años en un colegio de frailes, sino de cierta recreación y puesta en escena obscura de un tiempo con el que el autor plantea cierto ajuste de cuentas. 

Tanta abstracción me fatigó y lo comenté al escritor Tomás Paredes, que también pasó el internado en el mismo Colegio agustino escurialense de Azaña -años más tarde, en los 60- y yo daba por seguro que habría leído El jardín de los frailes. Su breve respuesta no se hizo esperar: El "Jardín" de Azaña es cercano a un poema en prosa, de ahí la abstracción, quería ser lírico y le faltan mimbres. Se embebía en la paradójica belleza de los fantasmas. Su prosa es de plata, pero en ella no nace la primavera. Era el gran orador, el tenaz ensayista. Yo lo leí desde la galería de Convalecientes, cuando era un fruto prohibido. 

    Efectivamente no lo acabo de ver como poema, por muy en prosa que se apoye.

Suelo tener cierta disciplina para acabar un libro -algo no muy recomendable, cuando no gusta o no convence el ejemplar- y seguí adelante en la lectura. En un encuentro con Javier Campos y Fernández de Sevilla, padre agustino, miembro de la Cofradía Internacional de Investigadores de Toledo, a la que pertenecemos ambos, le volví a comentar el tema de mi lectura decepcionada sobre el libro de Azaña, y como buen intelectual, me facilitó de inmediato el ensayo “Azaña y El Escorial. Una relectura de El jardín de los frailes” (1995) del P. Domingo Natal OSA en la revista “La Ciudad de Dios”. Un ensayo generoso, ecuánime y ameno. Y un segundo, titulado “Azaña, genio y figura. Su Escorial íntimo” (1991) de Gabriel del Estal, publicado en “El Anuario Jurídico y Económico Escurialense”

La relectura de Domingo Natal Osa sobre el libro de Azaña era más inteligente y morosa que la mía, más amplia y abarcadora junto a otros textos del autor, sobre la actitud del que fuera alumno agustino y más tarde presidente de la II República Española. 

“Para los agustinos de El Escorial, D. Manuel A. Díaz siempre fue Manolito, “que de joven era muy religioso”, y el propio Azaña lo cuenta:

“Estuve por la mañana en la basílica, solo. Cantaban la misa mayor…¡Cuántos recuerdos!... ¡Qué de cosas adquirí y perdí aquí!... Con estas canciones de coro, mi alma adolescente subía en otro tiempo al cielo. El colegial ya no existe, y ellos siguen cantando lo mismo. ¿Para quién? Nadie lo ha exprimido como yo”.

Según Juan Marichal, “la deuda” de Azaña con los años agustinos de El Escorial es quizás mayor de lo que él decía en El jardín…”

“En El Escorial, Azaña encuentra la religión y el paisaje (…) Fueron tiempos para Azaña de despliegue de fuerzas interiores, aunque la haraganería cultural y afectiva del mundo estudiantil le repelía profundamente y le empujaba hacia la magia del bosque”, escribe Natal.

“En El Jardín…, Azaña se refiere a como al llegar a El Escorial… sus maestros le “volvieron a la razón” y le “habituaron a la religión conciliada con la vida”. Fue seguramente el Padre Montes el fraile con el que más sintonizó, profesor de Derecho Romano en 1894. 

En 1937 en Valencia, en plena guerra civil, Azaña tuvo una entrevista con el Padre Isidoro. Azaña estuvo frío. “El P. Isidoro fue el inspector que irrumpe en la redacción de la revista del colegio, donde A. y sus compañeros celebraban una gran juerga. Es un momento tenso que origina la salida de A.: Ni los frailes le echaron ni él tiene razón definitiva para irse, pero todos sabían, que “sin decirlo nadie, que ya no volvería”. Era 1898, el último año de A. en los Agustinos del Monasterio”. 

La entrevista con el P. Isidoro terminó bien. Hablaron de los 60 agustinos del Monasterio fusilados en Paracuellos del Jarama. Azaña le dijo que le tendrían que haber avisado a él. El Padre Isidoro lo achaca a indecisión y timidez. “¿No sabe usted que me pintan con un furibundo enemigo de la Iglesia Católica? Es estúpido”, le comenta el presidente de la II República.

El encuentro terminó diciéndole al P Isidoro que podría ir donde quisiera. Azaña le da algún dinero y le paga la pensión. El P. Isidoro se fue llorado. Eran tiempos de llanto en España.Plena guerra civil con muchas muertes en el presente.

Azaña escribe en “El jardín…”: “Yo…retuve los fastos gloriosos, el júbilo pascual, la inocente albura de la ofrenda. Retuve las promesas confortativas, el bálsamo de la misericordia, que no deja cicatriz; la actual y seguro que se parece, ¡oh! descaso, al olvido. Retuve las señales de regocijo: el oro del altar, el incienso nacarado, los himnos, las palmas; las apariciones benignas rebasado el Calvario, cuando Jesús reposa de sus trabajos cumplidos ilumina la tierra que pisa y la apacigua”.

Ciertamente la formación cristiana, católica, estaba muy arraigada en Azaña. Leyendo su “Jardín” le viene a una la memoria de la afirmación de Valle Inclán. “lo mejor de la Iglesia Católica es su liturgia”.

Todo ello explicaría el hecho de que a su muerte en Montauban (Francia), ya exiliado en 1940, Azaña quisiera morir dentro de la Iglesia Católica, por más que algunos republicanos lo escondan. Su formación cristiana en El Escorial, le había dejado un sello perenne. El cristianismo lo llevaba dentro.


Juan Alcalde y la máscara post mortem de Manuel Azaña

Tuve ocasión de entrevistar en 2010 al pintor Juan Alcalde (1918-2020), exiliado después de la guerra en Le Barcarés, uno de los campos de refugiados para españoles en Francia -campo de concentración lo llamaba Alcalde-, al que llamó el embajador mexicano en Francia, para pedirle que le acompañara al Hotel Midi en Mountauban y le hiciera una mascarilla post mortem a Manuel Azaña, que acaba de morir. Además de hacerla, el artista, al que dejaron solo con el cadáver, se permitió hacer unos dibujos sobre el rostro yacente del presidente de la II República. Uno de esos dibujos, a mi propuesta, pasó por donación al Archivo Histórico Nacional. Lo recogió en mano el entonces director general del Libro, Rogelio Blanco, tras un almuerzo con él, que nos obsequió a Juan Alcalde y a mí, en uno de los comedores privados del Ministerio de Cultura. El D.G. del Libro quería llevar el dibujo al Museo Archivo General de la Guerra Civil Española en Salamanca, pero el pintor dijo con mucha gracia, que él era "madrileño, y fuera de Madrid, todo le parecía el extranjero". Prefería que se quedase en la capital del reino. No sé lo que haría Rogelio, porque era muy suyo.

Azaña murió en 1940 a los 60 años.

Manuel Azaña será siempre un nombre unido a El Escorial, por haber sido alumno del Colegio Universitario María Cristina de los Agustinos, y por haber escrito el libro “El jardín de los frailes”, toda una metáfora del Real Monasterio y el Real Sitio de El Escorial, del alma y del espíritu que emanan, a través de una mente y visión compleja.

Del ensayo de Gabriel del Estal, solo tomaré la propia cita de Azaña con la que se abre el escrito: “Siempre en perfecta comunión con este lugar” (M. Azaña. Memorias Políticas. 26 de julio de 1931).

Jardín de los Frailes

Julia Sáez-Angulo y Javier Campos Fernández de Sevilla en la Universidad María Cristina

Iglesia de San Bernabé, de Juan Toledo. El Escorial


Pico del Fraile. Sierra de Guadarrama

domingo, 28 de marzo de 2021

“Azaña y Madrid”, visión de la capital de España por el que fuera presidente de la II República




Julia Sáez-Angulo

28/3/21.- Madrid.-  “En algún lugar de su obra, Manuel Azaña dejó dicho que en España la mejor manera de guardar un secreto era escribiendo un libro, recuerda la Nota Editorial de la introducción, para resaltar que aquello que el presidente de la II República española escribió sobre Madrid no se conocía en exceso y Antonio Pau lo ha rescatado y subrayado en el libro “Azaña y Madrid”, publicado por la editorial Tecnos en la colección Clásicos del Pensamiento.

“Sacaremos a Madrid del patio de la Cibeles y del corredor de la calle de Alcalá, escribió Manuel Azaña (1880-1940) en 1933. El presidente de la quiso hacer de Madrid y de su entorno la capital de la República, es decir una ciudad moderna que impulsara la vida cívica, se dice en la citada Nota. 

San Lorenzo de El Escorial, cercano a Madrid, fue también para Azaña un lugar de interés que le marcó, por cuanto estuvo interno en los Padres Agustinos del monasterio de Felipe II. Su célebre libro “El jardín de los frailes” es una gran poesía: 

“Leí en el horizonte -neblinas de rosa, borrones de humo negro, chispazos del caserío-señales de Madrid. Allá era el comienzo de la vida. Barruntaba el mayor hechizo.

Los capítulos del libro “Azaña y Madrid” hablan de Dos ciudades en una; El Madrid del cambio de siglo; Tertulias; Madrid como capital; La necesidad de pensar Madrid; En Buenavista; Conventos en llamas; “En Madrid puede uno emboscarse en un bosque solitario”; El pardo; el Gran Madrid; Madrid, capital de la República; El Museo de Armas y Tapices; Retirada a La Quinta; En el Palacio Nacional; Salvar el Prado, y, Un amargo regreso. En ese su último discurso, tras los desastres de la guerra civil, Azaña pronunció el discurso de las tres pes: paz, piedad, perdón. El horror había sido inmenso.

En el Gran Madrid están comprendidos los montes de El Pardo; el de la Quinta, el de los pueblos próximos -El Escorial, Guadarrama, Villalba, Manzanares el Real- lugares que disfrutó Azaña y que hoy constituyen con acierto una sola Comunidad Autónoma. El gran Madrid tiene un todo de Villa y Corte, de capital de España y de poblachón manchego como dijo Camilo José Cela.

Desde Valencia, Azaña hizo un ultimo viaje a Madrid, antes del exilio tras perder la guerra civil en 1939. Fue entonces cuando pronunció un bello discurso sobre Madrid, que condensa todo el pensamiento de quien ama esta localidad que no tiene título de ciudad, porque “Madrid es Villa y Corte, pero “nunca fue reconocida con el título de ciudad, a diferencia de Barcelona, Sevilla, Toro, Teruel o Zamora…”, como indica Internet. 

    Los madrileños de origen o de adopción estamos encantados con esta singularidad. Pertenecer a una gran Villa, que acoge a todos sin preguntar, nos acerca a Lope de Vega, a Tirso de Molina y a Calderón. También a Azaña.

Antonio Pau es Doctor en Derecho, Registrador de la propiedad, Notario y Abogad. Premio Ensayo y Humanidades Ortega y Gasset, además de medalla Lichtenberg de la Academia de Ciencia en Göttinger (Alemania).


jueves, 17 de diciembre de 2020

Manuel Azaña. Cerca de 200 obras retratan al intelectual, al político y al más humano, en la exposición de la BNE

                                                                                                           

A los 80 años de su fallecimiento 

S.M el Rey inaugura oficialmente la exposición, acompañado del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera, Carmen Calvo.

Manuel Azaña, intelectual


L.M.A.

    Madrid, 16 de diciembre de 2021.- La Biblioteca Nacional de España, Acción Cultural Española (AC/E) y la Secretaría de Estado de Memoria Democrática presentan la exposición ‘Azaña Intelectual y estadista. A los 80 años de su fallecimiento’, una muestra que proporciona una imagen completa del hombre que fué, subrayando, además de su labor como Ministro, Jefe del Gobierno y Presidente de la República, su condición de intelectual de prestigio.

Siguiendo una secuencia cronológica, la muestra recorre diferentes periodos: su infancia y juventud en Alcalá, su posterior desarrollo en Madrid, y se adentra en tres etapas cruciales de la historia de España: la Segunda República, la Guerra Civil y el Exilio. 

La exposición cuenta con cerca de doscientas obras procedentes tanto de la BNE como de otras instituciones españolas y extranjeras. Y, para esta conmemoración, se han rescatado fotografías y vídeos muy poco conocidos, que nos acercan no sólo a la figura y a la obra de Azaña, sino también a la memoria de su tiempo. 

Entre estas obras se encuentran la última página (firmada por Manuel Azaña, noviembre 1925) del segundo borrador de "La vida de don Juan Valera" (Biblioteca Tomás Navarro Tomás del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC); el manuscrito original de ‘Mi rebelión en Barcelona’ (colección privada); la carta autógrafa y telegrama de Manuel Azaña, dirigidos a Diego Martínez Barrio, renunciando a su cargo de presidente de la II República. (Archivo Histórico Nacional) o la mesa en la que Manuel Azaña firmó en el exilio su dimisión como presidente de la República en 1939, que la familia que entonces le acogió en La Prasle guardó como una reliquia durante 80 años (Ministerio de Exteriores, Palacio de Santa Cruz); así como todas las primeras ediciones de sus libros y traducciones.

En 2021 la Obra de Manuel Azaña, fallecido en 1940, pasará a dominio público y la BNE pondrá a disposición del público una selección de algunos de sus escritos más importantes.

Del reformismo a la República

Manuel Azaña, nació en Alcalá de Henares (Madrid) el 10 de enero de 1880. Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza, presentó en 1900, en la Universidad de Madrid su tesis doctoral: La responsabilidad de las multitudes. Para entonces ya había fundado en su ciudad natal la revista ‘Brisas del Henares’, y colaboraba en ‘Gente Vieja’. En ambas con el seudónimo de Salvador Rodrigo.

En los años que transcurren entre 1914, cuando estalla la Primera Guerra mundial, y la proclamación de la II República en 1931, Azaña desempeñará el cargo de secretario del Ateneo de Madrid (hasta 1920) y en 1930 será elegido Presidente.

Después de haberse presentado dos veces como candidato por Puente del Arzobispo (Toledo) en las elecciones de 1918 y en las de 1923, Manuel Azaña apuesta ya claramente por la República que para él: “será democrática o no será”. En 1924, escribe su ‘Apelación a la República’, un auténtico programa de Gobierno que rechaza drásticamente la Dictadura.

En su dimensión política, Azaña interviene de manera destacada en los grandes debates de su tiempo: el Estatuto de Cataluña, la Reforma Agraria, la cuestión religiosa o el voto de la mujer. 

S.M. el Rey inaugurará oficialmente la exposición el día 17 de diciembre a las 12:00h, acompañado del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo; y el ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, entre otras personalidades.

                   


martes, 17 de noviembre de 2020

CONMEMORACIÓN DEL 80 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE MANUEL AZAÑA

10 de enero de 1880, Alcalá de Henares-3 de noviembre de 1940, Montauban, Francia

El Ateneo de Madrid conmemora los días 18, 23, 25 y 30 de noviembre de 2020 el 80 aniversario del fallecimiento de Manuel Azaña, el 3 de noviembre de 1940. Manuel Azaña fue Secretario Primero del Ateneo de Madrid, entre 1913 y 1919. Más tarde, entre 1930 y 1932, fue Presidente de la Institución. Pertenece al selecto y reducido grupo de socios ateneistas que han sido Primeros Ministros de España y es el único socio que ha llegado a ser Jefe del Estado. 

    (…) El testigo de Azaña en el Ateneo lo recoge Valle-Inclán, que ocupará la presidencia hasta diciembre del 32; es decir, medio año. Le sucederá Augusto Barcia, destacado político azañista, cuya gobernación se extenderá hasta junio del 33, otro medio año. En junio es elegido presidente Unamuno, y por su parte Azaña, que el siete de septiembre dimite de la presidencia del Gobierno, se reincorpora al Ateneo, y más concretamente, a su Sección de Ciencias Morales y Políticas.


    L.M.A.

Programa: Homenaje a Manuel Azaña en el 80 aniversario de su muerte

    18/11/2020 19:00 h.  . Inauguración: Carmen Calvo Poyato, Vicepresidenta primera del Gobierno y Ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática .I. EL ATENEÍSTA: Preside y modera D. Juan Armindo Hernández, Presidente del Ateneo de Madrid. Intervienen: D. Fernando Martínez López, Secretario de Estado de Memoria Democrática, D. Pedro López Arriba, Presidente de la Sección de Ciencias Jurídicas y Políticas del Ateneo de Madrid, D. Carlos García Álvarez, Vicepresidente de la Sección, y D. Eduardo Huertas Vázquez, del Instituto de Estudios Madrileños y Ateneísta. Coordinación: Dª Ángeles Egido León (UNED). 

23/11/2020 19:30 h . II. EL INTELECTUAL: Preside y modera Dª. Ángeles Egido León, Catedrática de Historia Contemporánea (UNED y Comisaria de la Exposición de la Biblioteca Nacional “Azaña: Intelectual y Estadista” (17 de diciembre de 2020). Intervienen: D. Jesús Cañete Ochoa, Comisario Adjunto de dicha Exposición, D. Vicente Alberto Serrano, ensayista, D. José Esteban, escritor y ateneísta, y D. Isabelo Hereros Martín-Maestro, Presidente de la Asociación Manuel Azaña.

25/11/2020 19:30 h. .II ESTADISTA: Preside y modera D. Pedro López Arriba, Presidente de la Sección de Ciencias Jurídicas y Políticas del Ateneo de Madrid. Intervienen: D. Rafael Fraguas de Pablo, Dr. en Sociología, miembro Instituto de Estudios Madrileños y periodista, D. Manuel Muela Martín-Buitrago, Presidente del Centro de Investigación y Estudios Republicanos C.I.E.R.E., Dª. Manuela Aroca, Fundación Francisco Largo Caballero y Profesora de la Universidad Carlos III de Madrid y Dª. Marifé Santiago Bolaños, de la Fundación María Zambrano, escritora y Profesora Titular (U.R.J.C.). Coordinación: Ángeles Egido (UNED).

30/11/2020 19:30 h.  IV PROYECCIÓN INTERNACIONAL: Preside y modera D. Pedro López Arriba, Presidente de la Sección de Ciencias Jurídicas y Políticas del Ateneo de Madrid. Intervienen: Dª. Ángeles Egido León, Catedrática de Historia Contemporánea (UNED) y Comisaria de la Exposición de la Biblioteca Nacional “Azaña: Intelectual y Estadista”, D. Hipólito de la Torre, Catedrático de Historia Contemporánea (UNED) y D. Feliciano Páez-Camino Arias, Catedrático de Historia. Coordinación: Angeles Egido (UNED).

AZAÑA  Y EL ATENEO DE MADRID : Manuel Azaña: La forja de un ateneísta José Siles Artés  https://www.ateneodemadrid.com/index.php/Archivo/Estudios-y-Articulos/Manuel-Azana-la-forja-de-un-ateneista. Extraemos algunos párrafos:

(…) El comentario de Azaña sobre cómo se vivió la crucial transición del siglo XIX al XX en el Ateneo de Madrid. “Viniendo al Ateneo en los albores del 900, ateneístas más antiguos me contaban horrorizados que en julio del 98 los tertulianos de la Cacharrería brindaron con champaña por la supuesta victoriosa salida de la escuadra de Cervera en Santiago de Cuba. Ello denota hasta dónde subió la marea del patriotismo en este lugar del libre examen. También en el Ateneo la depresión se proporcionó al chasco padecido. Un aluvión de gente nueva lo puso a tono con el ambiente social” . “Lo más crudo y memorable de aquella transición fue la contienda de la gente nueva contra los viejos; memorable por su inaudito furor. Que una generación desaloje con poco miramiento a quien la antecede, es un fenómeno útil y necesario; por tanto, normal en los pueblos que trazan su historia sobre la razón de variar” . Esa generación que irrumpe con tanta fuerza es la del 98, la que propicia el clima que en ese momento vive el país: “La repulsa, la crítica, el movimiento reformador, llegan ahora a punto de exaltación nacional, causados por recientes desdichas; pero antes de ser un hecho nacional, ya eran, en cuanto va de siglo, un hecho ateneísta”.

(…) De aquí pasa Azaña a considerar el Ateneo una cámara de resonancia de los grandes acontecimientos políticos y sociales de la nación, destinado a jugar por tanto un papel trascendental en la ruptura del viejo régimen que se ve llegar al galope. No olvidemos que Azaña está hablando en el Salón de Actos del Ateneo en noviembre de 1930; faltan cinco meses escasos para la proclamación de la República

(…) Estaba ya iniciada la Primera Guerra Mundial y Azaña se había convertido en el primer francófilo del Ateneo. Y como no podía ser menos y es costumbre en la Docta Casa, ya le habían puesto un mote. Le llamaban El Coronel en base a su rigurosa gestión secretarial. Intervenía paralelamente Azaña en la vida cultural de la casa, siendo ejemplo de ello Los motivos de la germanofilia, una de sus conferencias más importantes; aquí sintonizaba con la polémica entre germanófilos y aliadófilos que tenía lugar en todo el país, y que en el Ateneo de Madrid se vivió con gran apasionamiento.

(…) Otra visión adversa de Azaña en el marco del Ateneo, nos la ha legado Ernesto Giménez Caballero, quien nos pinta una figura lúgubre, fanática: “Azaña paseaba mucho por los corredores con las manos en los bolsillos del pantalón. Me impresionó siempre su faz esteárica, exangüe, decolorada, obsesa”. El perfil intelectual que traza, por otra parte, desprende un tufo de sesgada simplificación: “El Ateneo fue para Azaña todo. Todo lo que no tuvo en Alcalá... Azaña se acogió al Ateneo-en un principio-con pasión y empeño de provinciano... Azaña llegó a ser el Ateneo, y el Ateneo, Azaña. Azaña no se comprendería sin Alcalá y sin El Escorial. Pero mucho menos sin el Ateneo. Alcalá y El Escorial le formaron el carácter. El Ateneo fue el pretexto donde ejercitarlo, la divinidad a quien ofrendarlo”.

(…) El testigo de Azaña en el Ateneo lo recoge Valle-Inclán, que ocupará la presidencia hasta diciembre del 32; es decir, medio año. Le sucederá Augusto Barcia, destacado político azañista, cuya gobernación se extenderá hasta junio del 33, otro medio año. En junio es elegido presidente Unamuno, y por su parte Azaña, que el siete de septiembre dimite de la presidencia del Gobierno, se reincorpora al Ateneo, y más concretamente, a su Sección de Ciencias Morales y Políticas.

Más información

    (Manuel Azaña: La forja de un ateneísta de José Siles Artés  https://www.ateneodemadrid.com/index.php/Archivo/Estudios-y-Articulos/Manuel-Azana-la-forja-de-un-ateneista.

    El ciclo de conferencias organizado por la Sección de Ciencias Jurídicas y Políticas del Ateneo será inaugurado el miércoles 18 de noviembre a las 19.00  por el Secretario de Estado de Memoria Democrática,  Fernando Martínez López.  En el ciclo se abordarán las facetas de Azaña como ateneísta, como intelectual, como estadista y finalmente su proyección internacional contando con expertos en la vida y obra del político alcalaíno como Ángeles Egido, comisaria de la exposición conmemorativa de la Biblioteca Nacional, José Esteban, autor de varios libros sobre Azaña, Pedro López Arriba, presidente de la Sección de Ciencias Jurídicas del Ateneo, Eduardo Huertas, del Instituto de Estudios madrileños, Manuel Muela,  presidente del Centro de Investigación y Estudios Republicanos, CIERE y Manuela Aroca, fundación Francisco Largo Caballero, entre otros.

    El Ateneo se suma  con este ciclo de conferencias a la  Conmemoración Oficial  del 80º aniversario de la muerte de Manuel Azaña que incluye una magna exposición en la Biblioteca Nacional y una visita de altas autoridades del Estado a  la tumba de Azaña en Montauban.

    El despacho de Azaña es uno de los lugares emblemáticos del Ateneo de Madrid, donde está colgado el  retrato ( imagen adjunta) y mantiene la mesa y la silla que utilizó el político. El autor del  retrato de Manuel Azaña es Enrique Segura Iglesias, 1966. Hoy, tras la actual  rehabilitación del edificio histórico del Ateneo, el despacho de Manuel Azaña ha recobrado luz y está pendiente de su inauguración.  La Biblioteca del Ateneo conserva más de un centenar de  referencias a Azaña. En la vida de Azaña fueron fundamentales las tres visitas que hizo al frente durante la I Guerra Mundial. Activo defensor de la causa aliada le llevó a escribir y dar conferencias sobre este conflicto bélico. En una de ellas, en el Ateneo de Madrid el año 1917, tras su primera visita al frente en octubre de 1916, empleó unas placas fotográficas de cristal (a modo de diapositivas) que mostraban los desastres de la guerra, que se conservan en la Biblioteca del Ateneo. Exposición ‘Manuel Azaña en Reims y Verdún. Impresiones de viaje a Francia -1916 “ (Ateneo de Madrid, dic 2018-enero 2019).

viernes, 14 de diciembre de 2018

CATALOGO AZANA: EL ATENEO DE MADRID RECUERDA CON UNA EXPOSICIÓN AMANUEL AZAÑA Y SUS VIAJES AL FRENTE FRANCÉS EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL


Exposición "Manuel Azaña en Reims y Verdún. Impresiones de viaje a Francia (1916)".
Del 18 de diciembre de 2018 al 5 de enero de 2019


Sala Espacio Prado. 
 Festivos cerrado. Organizan: Ateneo de Madrid, Ayuntamiento de Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá,  Fundación Largo Caballero y el Foro del Henares.
L.M.A. 

14.12.18.- Madrid .- Manuel Azaña (Alcalá de Henares, 10 de enero de 1880-Montauban, 3 de noviembre de 1940)fue Secretario de la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid entre 1913 y 1919 y Presidente desde el 18 de junio 1930 al 30 de mayo de 1932, cargo que ocupaba cuando entró a formar parte del Gobierno de la segunda República y que llegó a simultanear con la Presidencia del Consejo de Ministros hasta mayo del 32. Azaña estuvo vinculado al Ateneo de Madrid durante más de tres décadas con períodos espaciados de intensa actividad en esta institución.
En la vida de Azaña fueron fundamentales las tres visitas que hizo al frente de guerra durante la Primera Guerra Mundial. Azaña fue en un activo defensor de la causa aliada que le llevó a escribir y dar conferencias sobre este tema. En una de ellas, la pronunciada en el Ateneo de Madrid en 1917, tras su primera visita al frente en octubre de 1916, empleó unas placas fotográficas de cristal  (a modo de diapositivas) que mostraban los desastres de la guerra , que se encuentran custodiadas en su Biblioteca y que forman parte de la exposición.https://ateneodemadrid.com/index.php/El-Ateneo/Destacados/Las-placas-de-cristal-de-Manuel-Azana.

Las placas de cristal de Manuel AzañaEn esta exposición se presentan 40 fotografías procedentes de las placas de cristal, cuyos originales se conservan en el Ateneo. En estas imágenes se muestra la penosa vida de las trincheras, de los agotadores movimientos de una actividad militar que se prolongaba indefinidamente y de la organización de la protección civil con las fotografías de algunas mujeres, como la Alcaldesa de Soissons, cuya labor fue considerada heroica pues organizaron toda una red de atención a los heridos.

También hay fotografías de la industria militar que experimentó un avance en su capacidad mortífera con la construcción de nuevo tipo de armamento. Fotografías en las que se pueden ver la presencia de mujeres y de ciudadanos de las colonias francesas cuya fuerza laboral fue imprescindible para la defensa de la metrópoli.

Pero, en lo fundamental, estas imágenes son el testimonio de los desastres provocados por la guerra y los daños causados al patrimonio histórico de Reims y Verdún, y de otras ciudades con catedrales emblemáticas como Arras y Soissons. Contemplar las ruinas y pasear entre los escombros de monumentos que eran el más preciado bien común confirmó en Azaña su opinión sobre el patrimonio histórico que, como fruto de la civilización, debía quedar al margen de cualquier contienda bélica.
Despacho-de-Azana_piezaDcha.jpg

En el edificio del Ateneo de Madrid en la calle Prado 21 está el Despacho que utilizó Azaña en su etapa en la histórica Institución. La sala cuenta con el retrato del político y la mesa y la silla donde trabajó

jueves, 11 de abril de 2013




Juan Alcalde, “pequeño formato” de pintura en el Taller del Prado

 
Obra de Juan Alcalde


Julia Sáez-Angulo

         El pintor nonagenario Juan Alcalde ha expuesto su pintura en pequeño formato en la sala de exposiciones del Taller del Prado, sito en la Gran Vía madrileña. La muestra, que estuvo muy concurrida de público en la inauguración, estuvo muy concurrida de colegas pintores como Manuel Alcorlo, Maica Bas o Belén Elorrieta, así como de coleccionistas.

Muy cerca, el pintor y director del Taller del Prado, Francisco Molina, que será quien exponga próximamente en el mismo espacio.

         Para tiempos de crisis, pequeño formato parece proponer esta muestra deliciosa de la obra de Alcalde, enmarcada como siempre en su particular estilo de marcos en plata y damero azul.

         La obra de Juan Alcalde Alonso (Madrid, 1918) tiene un registro muy amplio que va desde paisajes y arquitecturas urbanas a escenas taurinas, pasando por la figura humana en distintas actividades y posiciones.




         Juan Alcalde es un artista querido y respetado por jóvenes artistas, que salió de España a Francia tras la guerra civil española de 1936 -1939. El hizo el retrato del presidente Manuel Azaña, post mortem, que con el tiempo donó al Estado Español.

Después viajó a diversos países de Hispanoamérica como Venezuela o República Dominicana. Cuando Alcalde regresó a Europa –de nuevo a País- expuso en la célebre galería Biosca y con el tiempo instaló su residencia en Madrid.

Juan Alcalde fue objeto de un gran homenaje en Madrid por parte de sus colegas, que tuvo lugar en la Casa de Ávila.